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Febrero 15, 2019 12:16 hrs.

Ignacio García › Emmanuel Ameth Noticias

Política ›


Después de ser uno de los cuatro estados que nunca ha vivido la alternancia política, el 2018 significó un parteaguas en la historia de Hidalgo, ya que por primera vez el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió la mayoría en el Congreso local y no ganó ninguno de los siete distritos federales, así como las senadurías, lo que representa el golpe más duro para el tricolor en su historia en el estado.

El PRI que consolidó una estructura de cuadros basada en la lealtad para escalar posiciones perdió cualquier margen de maniobra ante una avalancha electoral encabezada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien lideró al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y que provocó una derrota que en caso de haberse dado para la gubernatura o alcaldías, habría sido igual de aplastante.

Desde 2016 el PRI comenzó a perder varios bastiones importantes, pues perdió la capital del estado que históricamente había sido el centro de configuración política del partido y que sólo una vez había sido gobernada por el Partido Acción Nacional (PAN) -José Antonio Tellería -, recayó en su hermana, Yolanda Tellería Beltrán, así como Mineral de la Reforma, otro de los bastiones más importantes por la cantidad de habitantes que perdió por primera vez ante Raúl Camacho Baños, y sólo obtuvo la victoria en 20 de 84 municipios.

Sin embargo, en 2018 la credibilidad del PRI volvió a decaer aún más y se situó en su punto más bajo, por lo que por primera vez en el edificio que alberga al partido en la entidad hubo oscuridad total y júbilo total en las reducidas oficinas de Morena, un partido con menos de una octava parte de vida del Revolucionario Institucional.

Aunque el PRI retuvo la gubernatura en 2016, de continuar con esta debacle es altamente probable que la pierda en 2022, aunque el examen final de consolidación para Morena o de sobrevivencia para el PRI será en 2020 cuando se renueven las 84 alcaldías y se definirá el escenario que podría ocurrir rumbo a la gubernatura.

Pese a que el PRI vive su punto más bajo tanto en el estado como a nivel nacional, supo sobrevivir a la primera alternancia política en el 2000 y 12 años después volvió a la presidencia de la República ante el descenso en la credibilidad del llamado ’cambio’ que impulsó el PAN, por lo que en caso de que Morena cometa algún error en los próximos años puede ser el momento ideal para que el partido que fundó Plutarco Elías Calles bajo las siglas del Partido Nacional Revolucionario (PNR) reviva y sólo dependerá de qué tan bueno o malo sea el desempeño del partido ahora en el poder.

Para el juego político que se avecina el crecimiento en la inseguridad dado a conocer por el fenómeno del robo del hidrocarburo, así como los constantes linchamientos juegan en contra del PRI, pues la principal función del Estado es garantizar la seguridad e integridad de sus habitantes y esta situación es cada vez más cuestionable.

Nota aparte: Morena vive un momento de victoria, pero debe impedir que los ex priístas que hasta hace unos meses rendían cuentas al tricolor no tomen el control del partido, pues la credibilidad que se ganó entre los ciudadanos se caerá al ver a personas que ’ahora están del lado correcto de la historia’.

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2018, el año de la debacle del PRI en Hidalgo

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