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Julio 01, 2018 19:18 hrs.

Jesús Yáñez Orozco › diarioalmomento.com

Deportes ›


Como pocas veces, en la historia de los súper ratoncitos verdes, urge que refuercen su blindaje mental. Porque van en un salto al vacío sin red de protección. Necesitan una gruesa coraza contra el síndrome de la derrota --juegan como nunca, pierden como siempre—tras la estrepitosa goleada ante Suecia, y la forma fortuita cómo calificaron a la siguiente ronda, de cara al juego contra a poderoso, casi invencible, Brasil, pentacampeón, este lunes.

Será cielo o infierno. No hay medianía.

Porque la armadura psicológica que tienen parece un frágil cristal. Y comenzó a hacerse añicos, presionados por exorcizar la maldición del quinto partido, máximo logro del equipo, en el mundial de 1986. Han sido 32 años de demoníaco hechizo.

Acariciarán ese milagro, si vencen a la difícil escuadra carioca.

Todos están conscientes que urge erradicar el miedo, pánico escénico, complejo de inferioridad, y, en algunos casos soberbia, tras la goleada 0-3 ante el equipo sueco.

Porque todo indica que el coach mental, el español Imanol Ibarrondo, ex futbolista profesional, tiene desconchabada la cancha del diván donde trabaja con el comportamiento, individual y colectivo, de los 23 jugadores mexicanos. Aunque no es psicólogo, siquiatra, tal vez dejó de tener la bendición de dioses del psicoanálisis --Sigmund Freud, Jacques Lacan y Carl Jung --.

Llegó a la selección mexicana, en noviembre de 2016, luego de lapidario 0-7 ante Chile, en Copa América. Se convirtió en una especie de "bombero" de las canchas.

La esencia de su filosofía parte de un principio fundamental, que comparte en sus charlas y conferencias: todo dependerá que las personas se crean, metafóricamente, ser la bellota convertida en roble. Y serán, advierte, una persona brillante. Es como llevar a Dios dentro de uno.

Por eso Imanol es, eso sí, una especie de sensei del balón, miembro del cuerpo técnico del Tri, que dirige el colombiano Juan Carlos Osorio.

Mas a quienes históricamente urge tratamiento sicológico es a los dueños del balón. Apremia ingresarlos al hospital Fray Bernardino, principal siquiátrico de la Ciudad de México. Ellos y sólo ellos son los principales culpables de lo que sucede en la cancha.

Con los zares del balón es con quien Ibarrondo debe trabajar las 24 horas del día. Porque, en cualquier empresa, como el balompié, cuando la cabeza está mal, los que están en la cancha, irremediablemente, tienen dos pies izquierdos.

Durante casi dos años, ha tenido qué combatir los demonios del ’ya merito’, ’ya casi’… ’juegan como nunca…’, y todos los apodos habidos y por haber:

Tritanic, Tridolor, Pesadilla Nacional, Decepción Nacional...

Y el que hace que tiemblen sus patitas:

Ratones Verdes.

Porque, pase lo que pase, no son tan buenos tras el 1-0 a Alemania, ni tan malos, insisto, luego de la goleada frente a Chile. El balompié nacional es mediano. Que no mediocre.

En los detalles, dicen, está el demonio.

La Decepción Nacional comenzó de la forma más halagüeña que sus aficionados, incluidos detractores, podían imaginar en esta justa mundialista: vencieron 1-0 a Alemania, entonces campeón del mundo, y derrotaron 2-1 a Corea del Sur. Sin embargo, la goleada 3-0 la desnudó futbolística y sicológicamente.

Su trébol de cuatro hojas se extravió en el verde césped rectangular y calificaron de milagro, gracias a la derrota, 2-0, que infringió la escuadra asiática al equipo germano.

Porque hay tres momentos que denotan que, sicológicamente, los Ratones Verdes están rotos. Sufren el síndrome de Juan Escutia: inmolados en el balón.

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Sobre todo la derrota ante Suecia. La primera cuando Edson Álvarez, 20 años de edad, tras el autogol al minuto 74, el tercero, se convirtió en un mar de llanto. Estaba inconsolable, Plañidera del balón. No paró de llorar. Tampoco bastaron los abrazos y palabras de aliento de sus compañeros. Enternecían videos y fotos con su imagen desencuadernada, rumbo al vestidor.

Parece que hay una sobre exigencia, personal y colectiva, donde es imperdonable el error. Porque cualquier futbolista, profesional o amateur, sabe que cualquer pifia, propia o ajena, de un compañero, es parte del juego.

Las dos restantes, tras esa derrota, se viralizaron en redes sociales y recibieron inmediata censura. La de Rafael Márquez, 39 años de edad y en el ocaso de su carrera --investigado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por lavado de dinero de carteles de la droga mexicanos-- a rajatabla, tiró la pedrada:

’Los mediocres que nunca (sic) han logrado nada en la vida dirán que pasamos de milagro, los que hemos conseguido algo importante (sic) en la vida decimos primer objetivo’.

Fue el primero que se lanzó, verbalmente, desde el castillo de Chapultepec.

El segundo, Javier Hernández, vía instagram:

’No pasamos gracias a Korea, clasificamos gracias a nuestro trabajo’.

Chicharito echa mano de un calificativo que él se endilga y hace extensivo:

’No perdimos por pendejos’.

’De hecho’, agrega --autocomplaciente--, ’clasificamos y ganamos conciencia porque tuvimos un gran rival y mentalmente vimos dónde mejorar. Queda claro que tenemos todo para ganar y seguimos trabajando sobre todo en lo mental y emocional. Disfrutemos la clasificación y aprendamos de los errores’.

Implora, sin embargo:

’Apóyanos aunque no nos vaya como tú quisieras’.

Previamente, lanzó otra infausta declaración:

’Mejor compartir cosas chingonas con gente chingona’

Es decir, sólo quienes no los cuestionan, los que apapachan sus yerros desde el micrófono o las páginas impresas y digitales, pueden recibir ese epíteto. Todos los demás, críticos, se infiere, son tontos.

Es claro que no pudieron sostenerse mentalmente en la cresta de la ola, luego de la victoria sobre el equipo campeón. Poco a poco se destiñeron.

Ahora, Ibarrondo tiene el doble reto mayúsculo, restañar la herida de la goleada anterior, y motivar a los roedores, quienes tiene una losa granítica en sus espaldas, en cuanto a triunfos se refiere con relación al Scratch du oro, que puede decantar el sentimiento de inferioridad.

Ambos conjuntos se han enfrentado en 40 ocasiones en todas las competiciones, con saldo a favor de la Verdeamarela: 23 victorias, por 7 empates y 10 derrotas.

En Mundiales, ha habido tres partidos entre ambas selecciones. En Brasil 1950, los locales ganaron 4-0; en Suiza 1954, venció 5-0, y para Chile 1962, triunfó 2-0. El único saldo favorable para México fue en Brasil 2014, cuando empataron a cero en fase de grupos. Tiene 10 goles en contra y cero a favor.

’Zapato’, se dice en el barrio al cero.

A pesar de los malos resultados en las justas mundialistas, México ha ganado cinco finales al equipo sudamericano: Dos Copas de Oro (1996 y 2003), 1 Copa Confederaciones (1999), 1 Mundial Sub 17 (2005) y unos Juegos Olímpicos (Londres 2012).

Hay una interesante entrevista del diario español El País, el más influyente de habla hispana son Ibarrondo, titulada El español que blinda la mente de la selección mexicana, doblemente significativa, porque fue previo a la goleada ante Suecia.

Diego Mancera, el reportero, escribe, entre otras cosas:

El día más sórdido para el futbol de México fue un domingo de junio. El Tri encajó la tarde del 19 la peor derrota en su historia, un 7-0 frente a Chile en la Copa América de 2016. La autoestima de toda una generación quedó liquidada. Fue entonces cuando la Federación Mexicana recurrió a un exjugador del Athletic y del Rayo para limpiar la mente de los futbolistas.

El entorno presagiaba el despido del seleccionador, pero le mantuvieron en el cargo.

’Estas derrotas te desnudan y te ayudan a ver la realidad’, comentó Guillermo Cantú, secretario general federativo.

La llegada del español como coach mental fue silenciosa, sin presentación oficial, después de haber trabajado para el equipo olímpico español en los Juegos de Río. Ibarrondo cuenta en su libro La primera vez que le pegué con la izquierda (2015) que cuando trabaja con entrenadores les pregunta a quién les gustaría parecerse y qué cualidad les gustaría tener.

’Lo que la gran mayoría busca desesperadamente’, explica, ’es que sus jugadores les crean, confíen en ellos y les sigan hasta el infinito y más allá’.

Una de sus primeras labores fue la de recomponer a un grupo que afrontaba un partido contra Estados Unidos en una especie de campo maldito, Columbus (Ohio), donde México no ganaba desde hace 44 años. El Tri venció 1-2 y rompió su maldición. Dos años después, en el Mundial de Rusia, han ganado por primera vez a Alemania (0-1), la campeona del mundo.

A lo largo de la historia mundialista de México se han coleccionado pretextos e intensificado complejos. Desde la figura de los ratones verdes, término acuñado para referirse al miedo de los jugadores, a la maldición de los penaltis y frases como ’jugaron como nunca, perdieron como siempre’.

La llegada de Osorio e Ibarrondo ha tratado de guardar en el sótano esos lastres. ’Hemos sabido manejar la victoria. Esto habla de una madurez mental y emocional para controlar la ansiedad’, expresó Miguel Layún, que, como el resto de compañeros, habla de ganar el Mundial.

Ibarrondo transmite a sus jugadores que deben verse como una bellota que ’ya tiene dentro todo lo necesario para convertirse en un roble extraordinario’.

Les explica que esta analogía para potenciar su talento a través de un esquema llamado las 7Ps: presencia, entendida como ’dejar que ocurra, no hacer que ocurra’ para que el futbolista fluya con el juego; preguntar; positivizar; potenciar; empatizar; procesar y pactar.

El preparador mental afirma que los jugadores no son responsables de sus estados de ánimo, pero sí del tiempo que decidan estar abrumados o no.

’Destaco la actitud del equipo porque siempre después de una gran victoria solía costarnos mantener un buen nivel’, consideró Carlos Vela.

Agrega Mancera:

Las estrategias del español, que ahora formará parte del cuerpo técnico de Asier Garitano en la Real Sociedad, parten de erradicar el miedo.

’He llegado a la conclusión de que cuando no disfrutaba en los partidos era porque tenía miedo. Tenía miedo a fallar, a tomar decisiones erróneas, a no cumplir las expectativas’, cuenta Ibarrondo en su libro.

Una de las estrategias que le sirvieron al bilbaíno a lo largo de su trayectoria fue la de escribir una carta de despido a su miedo.

Ha escrito Imanol, en redes sociales donde llama la atención su escritura, que algunos puristas del idioma censuran, que refleja pereza mental:

’No serán solo tus conocimientos técnico/tácticos, ni tus sofisticados métodos de entrenamiento lo que definirá tu éxito, sino tu capacidad para crear un vínculo poderoso que te conecte emocionalmente con tus jugadores transformándote en un líder digno de su confianza y su compromiso.’

Porque está convencido que el ser humano, incluidos los Ratones Verdes, puede ser la insignificante bellota que convertida en roble.

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