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Febrero 11, 2019 00:13 hrs.

Alejandro Cea › diarioalmomento.com

Biografías ›


Hace quinientos años, en el mes de febrero, la destrucción del imperio azteca llegó a Tenochtitlán. El sitio, los bergantines; el tormento y asesinato de Cuauhtémoc los conocimos desde la escuela primaria. Si cavamos en la memoria, reviven la pedrada a Moctezuma; la huida nocturna de los españoles, la inútil lucha del emperador, su apresamiento; el hambre del pueblo. Tenochtitlán destruida casa por casa. Mi madre me contaba esos hechos. Yo terminaba llorando: ’pobrecito Cuauhtémoc’.
En estos envíos se recordará en pocas páginas lo ocurrido hace quinientos años. Espero te sea de utilidad para unirnos como parte de una historia grande. Advierto: no tiene caso que volvamos a las polémicas sobre la bondad o maldad de conquistados y conquistadores. Lo que sí viene al caso es sabernos parte de sus bondades y de sus dolores. Millones murieron, se acabó una gran cultura, surgió otra de la que somos responsables y que tanto descuidamos.
Hoy ser mexicano significa aprender y superar con la construcción de la paz y de la justicia una historia, en mucha sanguinaria y de explotación, Hoy nuestra propia Tenochtitlán está sitiada por la desigualdad de ingresos y de oportunidades de vida, por la inseguridad, por el ruido, por los errores de gobernantes y poderosos. Aprender de la historia significa romper el sitio acercándonos al otro, al diferente a nosotros y dando al que no tiene algo de que lo mucho tenemos.
Fray Diego Durán, dominico autor de la Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, decidió, en un chispazo genial de historiador, inscribir en su obra la que fue la primera biografía escrita en el Nuevo Mundo: la de Moctezuma Xocoyotzin. En este escrito se basan estos envíos que son un acercamiento a esa vida y muerte tan dolorosas.
Los textos de dominico Padre Diego Durán tienen la altura - ¿o la hondura? – de una tragedia griega en la que todo: personalidad, historia, motivos, virtudes y crímenes conducen a la pérdida. Para Moctezuma el destino, el hado, los dioses dictaron la pérdida, la destrucción. Conocía lo que iba a ocurrir. Quiso huir, esconderse, luchar. Quiso rendirse. Deseo acabar con el conquistador. Fue incapaz. Del poderosísimo y cruel emperador se pasó al aterrado y odiado. Quien lo aclamó terminó asesinando a sus mujeres e hijos para que ni su recuerdo quedara.
Del relato vale fijarse en la belleza de los discursos de los mexicas, en el predominio de las creencias y la frialdad para matar. Lo que va en este tipo de letra es lo tomado de la obra de Fray Diego Durán.



EN 1502: MOCTEZUMA EMPERADOR Y CORTÉS LLEGA A CONQUISAR CUBA.
Murió el rey Ahuizótl: septiembre del año de 1502. Dejó el imperio azteca en su máxima extensión: hasta el Soconusco, toda la costa del Golfo y las del hoy estado de Guerrero. Favoreció a los comerciantes que recorrían todas las poblaciones del imperio: traían joyas, mantas, cacao, animales exóticos. Presentaban informes sobre la lealtad y situación de todos los pueblos.
La corte creció en número de gentes y de gastos, sus ceremonias en complicación, Ahuizótl terminó el templo. En su consagración fueron miles los sacrificados. La poderosa Tenochtitlán se onerosa y odiada por vecinos y por pueblos lejanos.
A la muerte de Ahuizótl llegaron reyes y señores: aliados y vasallos. Todos con joyas, mantas, plumas y esclavos – ’los acompañadores del muertos’ - para ser sacrificados y después quemados en la pira funeraria. Todos con discursos de dolor.
Hijo mío y valeroso mancebo, señor el rey poderoso que, seas muy bien hallado y el descanso sosiego sea contigo: ya, señor, has dejado la pesada carga de México y la pesadumbre de sus trabajos. Has dejado huérfanos a los señores e integrantes de tu reino y a los viejos y viejas, huérfanos y viudas y a todos los pobres que tenían puestos los ojos en ti para remediar su pobreza. Has ido a descansar con tus padres y abuelos. Quedó esta ciudad con la oscuridad por la falta del sol que se escondió por tu muerte: queda el asiento real sin la luz que le alumbraba y esclarecía. Descansa hijo mío y aquí te traigo estas criaturas siervos tuyos para que vayan delante de ti y que te sirvan allá en el lugar de descanso.
El cuerpo de Ahuizótl fue vestido con los mantos sagrados y el gran penacho: el emperador se convirtió en Dios. En lo alto de la pirámide, en el recinto de Huitzilopochtli ya lo esperaba la hoguera. Su cuerpo fue hecho ceniza. A los esclavos se les sacaba el corazón y su cuerpo arrojado a la hoguera. Al final las cenizas fueron puestas en una olla enterrada junto a la piedra del sol.
Al día siguiente los reyes de Texcoco y Tacuba y todos los grandes señores de México entraron a consejo para elegir a quien había de
ser una lumbrera, un espejo donde todos nos miremos, una madre que nos recoge en su regazo y un padre.
Reunidos trataron de las costumbres de los descendientes de los emperadores. Sus criterios de elección: ni muy joven, ni muy viejo; noble, valiente, piadoso, de palabra grave.
Pronto se pusieron de acuerdo. A una voz se dijo: Moctezuma, hijo del rey Axayácatl y sobrino de Ahuizótl es el elegido. Se había ausentado. Salieron a buscarlo y lo hallaron en el adoratorio de las águilas, en un retraimiento que el allí tenía señalado, donde siempre estaba recogido. Le suplicaron los siguiera.
Señor todopoderoso ya se han deshecho las nubes y se ha desterrado la oscuridad en que estaba: ya la luz del día nos es presente. Hijo mío empieza a trabajar en esta labranza de los dioses, saca de su flaqueza un corazón varonil y no desmayes y te descuides. Tú has de salir a ver las estrellas para conocer el tiempo y signos y sus influencias. Para los sacrificios a los dioses todo lo has de proveer y te tengo que encomendar mucho y muy en particular las cosas de culto divino.
Otro de los reyes le dijo:
Acuérdate de los viejos y viejas que gastaron el tiempo de sus edades cuando se hizo del imperio y ahora vueltos los cabellos blancos no pudiendo trabajar mueren de hambre. Ten cuenta con los pobres más iguales que éstos son los maceguales. Ellos son las plumas, pies y manos en las ciudades. Mira no sean maltratados, deprimidos. Mira que estés siempre velando para que verdaderamente parezcas señor.

MOCTEZUMA GOBIERNA CON JÓVENES NOBLES.
Moctezuma tomó en serio el poder, el parecer Señor. Con Ahuizótl muchos de clase humilde se acercaron al poder y a la riqueza mediante el valor en las batallas. Moctezuma decidió gobernar con la nobleza y con la nobleza joven, todos ellos sus parientes o conocidos. Ordenó que fueran enviados a la casa imperial todos los jóvenes hijos de nobles que se educaban en los colegios.
porque de ellos se quería servir y no de la gente baja que su tío se había servido.
Los bastardos no fueron aceptados; sí lo fueron jóvenes que tuvieran una estatura igual y de poca edad. Todos nobles.
Porque a estos se les imprime con más facilidad cualquier buen consejo y tienen más habilidad para hacer lo que se les encomienda y enseña. Has de saber, dijo Moctezuma a su consejero los que han servido a mi tío Ahuizótl cualquier cosa que yo quiera innovar, ordenar o mandar les ha de parecer mal y luego han de murmurar y hablar mal y han de decir que su señor Ahuizótl no hacía aquello, y siempre me han de hacer vivir con sobresalto; y así no quiero tenerlos conmigo. Además las palabras reales son de mucho valor y estima y no es justo que anden en bocas bajas y caigan en orejas serviles sino quienes las lleven o las traigan sean tan buenos como el que las envía; porque así como las piedras preciosas parecen mal entre las bajas y ruines, asi los de sangre real parecen mal entre la gente baja.


Y quiero que sean hijos de grandes y escogidos y de casa conocida todos los que sirvieren en mi real casa y anden en presencia y los que hubieren de barrer y regar los aposentos de ella y los que han de encender y atizar la lumbre
Después quitó a todos los demás oficiales del Palacio y a quienes gobernaban los barrios. Dice el Padre Durán:
si no es falsa otra relación que en la ciudad de México me dieron, diré que los mandó matar a todos, que ninguno quedó vivo de cuantos sirvieron al rey Ahuizótl y no me maravillaría que hubiese usado de esta crueldad porque fue desde que empezó a reinar el mayor carnicero que había habido, sólo por ser temido y reverenciado del cual hay escrito que por sólo alzar los ojos y mirarle como si fuera hombre bajo, luego le mandaba matar. Decía que los hombres no debían atreverse a mirar al que estaba en lugar de Dios.

FIESTAS DE LA CORONACIÓN.
Moctezuma mandó invitar a las fiestas de su coronación a los reyes y señores amigos o dependientes de los aztecas. Y, además, hecho quizá únicamente realizado en las Olimpiadas griegas, mandó invitar a los reyes enemigos a los tlaxcaltecas y huexotincas y cholultecas sus enemigos y a los de Michoacán y Metztitlán.
Al cuarto día, el último de las fiestas fue ungido Moctezuma públicamente como tlatoani del gran imperio azteca.
Los dos reyes y el sacerdote supremo lo untaban con el betún divino lo cual era como consagrarle Dios y juraba guardar las leyes. Acabadas las ceremonias, sentado Moctezuma en el más supremo lugar que era el lugar divino, lugar de los dioses, sacaron a todos los que habían traído presos de la guerra y a la honra de su coronación los sacrificaban a todos. Acabado el sacrificio quedaban las gradas del templo bañadas de sangre humana, de allí iban todos a comer un músculo, comían también hongos con la cual comida salían todos del juicio y quedaban peores que si hubieran bebido mucho vino; y con la fuerza de aquellos hongos tenían visiones y revelaciones del porvenir. Todo lo cual acabado vueltos en sí los invitados pidieron el beneplácito para irse a su país.



UN NUEVO TEMPLO.
Moctezuma conquistó las regiones de hable mixe, que son las hoy limítrofes entre Puebla y Oaxaca y cercó así a Tlaxcala, Cholula y Huejotzingo pues con esas naciones había decidido mantener permanente estado de guerra para así tener cautivos a quien sacrificar en las fiestas. Durante su reino, Tenochtitlán creció en poder, en sojuzgados y en enemigos. La crueldad de las conquistas, la necesidad de más sacrificados y el orgullo del dominador les ganaron el temor y odio.
Platica el Padre Durán sobre la construcción de un nuevo templo y su consagración:
Decidió hacer un templo que conmemoraron a todos los ídolos que en esta tierra adoraban, denominado templo casa de diversos dioses. Ahí los tienen dentro de una sala llena pues es tanto el número de ellos. Decidió hacer la guerra a los de Tuxtepec para poder traer cautivos.
Para consagrar el templo, Moctezuma tomó un incensario. En el lugar donde estaban ya todos los ídolos juntos, de todas las naciones e ingresando y haciendo todas aquellas ceremonias ellos tenían para consagrar los templos o casas nuevas y sacando los presos que habían traído de Tuxtepec él y su ayudante empezaron a sacrificarlos, abriéndoles los pechos y sacándoles el corazón delante de los ídolos lo mostraban primero al sol. Empezaron estos sacrificios desde mediodía y acabaron hasta cuando la noche estaba cerrada en el cual mataron a 2300 hombres. Los extranjeros enemigos espantados de tan gran crimen inhumano, pidieron permiso y aquella noche se fueron a sus lugares.
La necesidad de sacrificados actuaba sobre la política pues la principal razón de hacer la guerra era tener cautivos. Y los sacrificios se fueron haciendo más crueles y complejos. El Padre Durán narra de una ceremonia:
Unos de los presos traídos de Tlaxcala fueron sacrificados a cuchillo. El sacrificio ordinario de abrirles el pecho, sacarles el corazón ofrecérselo al sol y tirar el cuerpo por las gradas del templo. La segunda parte fueron sacrificados a fuego pues a todos los quemaron en el brasero divino y así medio quemados y casi sin sentido los sacaban de encima de aquellas brasas donde se andaban revolcando y les abrían por el pecho y sacaban el corazón, a este sacrificio llamaban sacrificio del fuego. A la tercera parte que quedaba los llevaban a un lugar donde estaba el templo de la diosa Toxi. Allí tenían unos palos muy altos y gruesos encima de los cuales estaba armado un tablado muy bien hecho donde tenía la estatua de la diosa puesta ahí los amarraron y los asaetearon a todos con grandísima crueldad.
Para Moctezuma el sufrimiento y la muerte eran el destinado también de los propios. Ser sacrificados era el destino mejor del hecho de ser hombres:
Conforme la costumbre que había iniciado Moctezuma de invitar a los enemigos a las fiestas, los de Huejotzingo invitaron a Moctezuma para participar en las fiestas a su Dios Camaxtle que así se llamaba y no queriendo ir allá, envió a sus principales en cuya presencia desollaron a gran número de mexicanos y a otros les abrieron los pechos y a otros los quemaron vivos y a otros asaetearon con la misma crueldad que ellos lo habían hecho y usado entre los cuales murieron muchos principales mexicanos lo cual oído por Moctezuma dijo ¿qué les parece eso? Para eso nacimos, para eso salimos al campo y éste es la muerte bienaventurada de la que nuestros antepasados nos dejaron noticia y nos la encomendaron de respetar.
Este es el estado de las cosas en los primeros años del siglo XVI. Un imperio cuya dominación se justificaba, además de por razones económicas, por capturar seres humanos para asesinarlos y un imperio, el español, con sed de oro, de dominación y con la excusa de predicar una fe.
En 1502, el mismo año en que Moctezuma asumió el imperio, un grupo de españoles que habían vivido en la isla de Santo Domingo se dirigieron a lo que hoy es Cuba. Conquistaron. Acabaron con la población indígena y desde ahí comenzaron a explorar. Fue en 1518 cuando Hernando Cortés fue invitado por Diego de Velázquez para dirigir una expedición de rescate – saqueo – en las ya conocidas costas de Yucatán.
Ahí comienza nuestra historia. Mientras tanta el emperador Moctezuma comenzó a vivir una terrible angustia de la cual en el próximo envío tendrás noticia.


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Antes de la tormenta: Moctezuma emperador

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