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Enero 18, 2018 21:46 hrs.

Alejandro Cea › diarioalmomento.com

Biografías ›


Sr. Director.
Presente.

* En este 2018, a través de PAPELES DESDE TULANCINGO, me comunicaré contigo, cada quince días o quizá un poco menos. Trataré de darte lo que en la lectura voy aprendiendo. Quizá te sea útil, te ahorre tiempo. Quizá te des un momento para dialogar. Lo importante es saber que estamos unidos por las ganas de comprender, de participar de nuestras preguntas, de nuestras búsquedas.


A la mitad del mes de enero la rutina diaria se reestablece: todos en lo del diario vivir. Dentro del correr repetitivo de las horas, de los días aparecen echas destacadas. En muchas familias, la fiesta de cumpleaños ha adquirido creciente importancia; desde siempre, las festividades de las comunidades rigen sus tiempos, sus descansos y, para todo el país los calendarios cívicos y religiosos rompen la monotonía, dan ritmo al año.
La puesta en el presente de acontecimientos y de personas del pasado hace constatar que: ’estamos sobre hombros de gigantes.’ Por algo se celebran los cincuentenarios, los centenarios pues fundados en la herencia construimos algo mejor o, a lo menos, nos defendemos de una circunstancia tan difícil como la nuestra.
En estos Papeles desde Tulancingo te recordaré algunas personalidades y momentos. La finalidad es comunicarte, en algo, lo mucho que ofrecen. Añado algunas lecturas y la sugerencia de algunos lazos. Si te tomas unos minutos tendrás el mejor momento del día, y lo digo sin soberbia, pues el acercamiento a los mejores es lo mejor que nos puede pasar.
En 1918 nacieron en México figuras muy importantes: Pita Amor y Emma Godoy, Alí Chumacero y Juan José Arreola. Ellos al llenar grandes páginas de la literatura nos humanizan, nos descubren la riqueza de la vida y en su espejo nos reflejan, con tonos nuevos, lo que somos de bueno y malo, de felices y desgraciados, de pasajeros y eternos.
Aquí están para ti Alí Chumacero y Emma Godoy. Vienen de una misma raíz: la bíblica, la cristiana. Alí sin la confesión religiosa explícita nos descubre esa sed de infinito que condiciona, a menos que la ahoguemos en las tonterías diarias, nuestros anhelos, vacíos y plenitudes. Doña Emma, más predicadora, presenta los riesgos y juegos de una libertad que se pierde cuando se persiguen fines: riquezas, poder, fama que no corresponden a la grandeza del ser humano redimido e imagen de Dios.
Las vidas de los dos maestros cruzaron buena parte de un Siglo XX hecho de terror, de abandonos, de pérdida de fe; sin embargo, nos heredaron en su obra la certeza de que somos seres humanos dignos, llamados a los grandes valores: el saber, el amor, la belleza, la paz que no terminan.
Los dos con su labor de años, dieron vida a las instituciones de las que formaron parte. Emma Godoy, a la Escuela Normal de Maestros; Alí Chumacero, al Fondo de Cultura Económica. Tuvieron estilos de vida muy diferentes: el casi monjil de Doña Emma contrasta con la bohemia de Chumacero. Ambos formaron, enseñaron, trascendieron.
De Alí Chumacero bastaría saber que fue, a través de la edición de libros, uno de los creadores de la literatura mexicana del siglo XX. Si nuestro país tuvo un lugar destacado por el cuidado impecable de sus ediciones, por sus magníficas solapas, por el buen escoger de lo editado, en mucho, pero en mucho se le debe a Chumacero. Y, él nos regaló algunos de los mejores momentos de la poesía mexicana.
Varias veces lo vi. Modesto expresaba que nadie lo leía. En una firma de libros le repetí algo de lo suyo. Por lo menos tiene un lector, le dije… por ahí tengo su dedicatoria: ’A uno o quizá único de mis lectores’ escribió. La última: los Alistas o Chumaceristas, o como nos quieran llamar, abarrotamos Bellas Artes. De ese homenaje me quedó la admiración por la sabiduría de las palabras de Dolores Castro, la maestra Lolita: su ponencia brilló por sobre las de varios intelectuales de los más famosos. Alí Chumacero estaba enfermo; pero estaba radiante, único. Después se nos fue.
Traslado aquí un poema. Si no estás acostumbrado a leer poesía, regálate la oportunidad de hacerlo. Piensa en ese amor de tu vida, que en este momento brilla por su presencia o por su ausencia. Dile en voz baja lo siguiente:
POEMA DE AMOROSA RAÍZ
Antes que el viento fuera mar volcado, que la noche vistiera su vestido de luto y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo la blancura de sus cuerpos. Antes que luz, que sombra y que montaña miraran levantarse las almas de sus cúspides; primero que algo fuera flotando bajo el aire; tiempo antes que el principio. Cuando aún no nacía la esperanza ni vagaban los ángeles en su firme blancura; cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios; antes, antes, muy antes. Cuando aún no había flores en las sendas porque las sendas no eran ni las flores estaban; cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas, ya éramos tú y yo.
Por razones de espacio, cometí el terrible dislate – Perdón, maestro – de poner a renglón seguido lo que fue escrito en versos.
Si te llamó la atención puedes leer algunas de sus poesías en el siguiente lazo. Recuerda para abrir los lazos, ’link’ también les dicen copia la dirección en Google o en cualquier portal. Tendrás maravillas
http://www.materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/ali-chumacero-76.pdf
Y en este artículo de José Emilio Pacheco, como todo lo de él, magnífico sabrás más de Chumacero.
http://www.jornada.unam.mx/2010/10/24/opinion/a03a1cul

Por su parte, la maestra Emma Godoy supo insertarse y enseñar las verdades cristianas en el mundo tan salvajemente laico de la Escuela Normal de Maestros. Muchos de sus alumnos le deben ese complemento de humanismo y amor cristiano que los ha hecho personas y profesores de gran valer. Su casa en la colonia Nueva Santa María ahí está; fue casa abierta a los jóvenes normalistas sus alumnos, sus consentidos.
Luchó por la dignidad de los viejos a través de una asociación. A ella debemos agradecerle que utilizando su buena relación con Margarita López Portillo logró que Pepe, el Presidente acordara el nacimiento del de anteayer INSEN y hoy INAPAM del cual tantos gozamos de sus beneficios.
La conocí en la Universidad, daba una conferencia sobre los Cristos de Siqueiros, en efecto el Papa Paulo VI había encargado un Cristo a David Alfaro Siqueiros para una sala de exposición del Vaticano. Cuando unos jóvenes se levantaron y salieron, Doña Emma detuvo la lectura y, conducta insólita para una época en que los maestros comenzaban a temer a los alumnos, les gritó: No se salgan, tomen un poco de cultura.
Ese carácter de la maestra Godoy lo refrendó en un gran conflicto cuando rompió su amistad con la todopoderosa Margarita López Portillo a quien le exigió, ante los rumores y después evidencias de grandes sinvergüenzadas, que rindiera cuentas.
Te dejo en el siguiente lazo el testimonio del valor de la maestra. Ella no habló en abstracto de la corrupción, como hoy se estila; señaló al corrupto, en este caso corrupta, le exigió aclaraciones.
http://www.proceso.com.mx/139139/yo-solo-le-exigi-que-presentara-cuentas-dice-emma-godoy-si-nadie-ha-presentado-cuentas-en-este-pais-por-que-nosotros-respondio-margarita

Si quieres leer alguno de sus artículos formativos, dirigidos a que mejoremos nuestra conducta, a través de una mejor comprensión de los otros te puede interesar esto:
http://files.tlrprepa2santiago.webnode.es/200000697-2edad372a2/EnfermedadJuventud.pdf

Doña Emma Godoy fue autora de una gran novela: Erase un Hombre Pentafásico. Su tema: la aventura de la libertad su valor, dolor y riesgo. Su tesis: debemos personalizar al Amor, la Cultura, la Mística, el Sexo o a la Trivialidad. No optar es imposible, lleva a la nada, al suicidio. Cada uno de esas ’personalidades’ se aparece a Esteban el personaje de la novela como otro yo que lo atrae, lo cuestiona, lo abandona.
El punto de partida de la novela y, como lo verás de la vida de todos nosotros es la dispersión de nuestros deseos. Esta impresionante variedad se ejemplifica en una carta escrita por el Esteban adolescente al Esteban viejo. La he transcrito. Si la lees recordarás seguramente algunos de tus sueños de cuando los juveniles años
Estimado señor y fino amigo:
Cuando yo lea esta carta seré ya un hombre notable, un grande entre los mayores. No importa si no lo sabe nadie con tal que lo sepa yo.
Me turba pensar que estoy escribiendo a un alto personaje y que él me leerá con verdadero interés; puesto que ciertamente le agradará, don Esteban, saber cómo piensa usted y a que aspiró cuando era joven. Yo le ofrezco mi leal testimonio.
Por ahora, aunque destaco en los estudios y en el trabajo, reconozco que no valgo todavía gran cosa, más cuando lea usted estas líneas ya habré realizado el programa, un programa digno de mí, pues como se tiene solamente una vida y se ha de hacer de ella lo mejor.
Debía ingresar a la facultad de medicina el año próximo, para después especializarme en Psiquiatría, más pude posponerlo, pues conviene completar antes otros bachilleratos, ya que deseo ser además doctor en filosofía, doctor en leyes, arquitecto, historiador, matemático, economista y perito en física nuclear. Quizás empiece por medicina, pero todas estas carreras me apasionan por igual.
Recordará usted que desde que murió el abuelo y papá se apresuró a arruinarse, busqué trabajo para costearme los estudios; pero nada más un año fui obrero en la fábrica de mi tío, pues por haber enviado a la empresa algunas sugerencias para evitar el desperdicio de materia prima, me creyeron persona mayor y fui ascendido de golpe a ayudante en la oficina de los Técnicos; sin embargo, hace una semana renuncié por otro empleo maravilloso, donde me pagan la mitad. Es en el taller de dibujo de la Sociedad de arquitectos.
Con tales experiencias y observando mis jefes, estoy seguro que no ha de ser tan difícil hacerse millonario en cuanto uno se lo proponga. Compraría una isla en los mares del Sur, edificaría una casa agreste, la adornaría con cuadros, estatuas primitivas y mujeres autóctonas. Pero me preocupa si tendré que desistir de la Universidad por motivo de que sólo volviéndose un bruto como mi tío se gana dinero. Pues he notado que los títulos profesionales dan apenas para un modesto bienestar; en cambio, limitan e impiden que uno se salga de ellos para lanzarse a lograr algo monumental de las finanzas. No obstante veré de compaginar ambos proyectos.
También sueño con ser pianista de jazz. Toco ya de oído bastante bien y algo consigo con el saxofón.
Creo asimismo un deber ineludible sacrificarme un tiempo en la política para componer mi patria que anda de mal en peor -aunque el gobierno mienta queriendo hacernos comulgar con ruedas de molino- y enderezaría también al mundo que marcha hacia la catástrofe. Porque lo principal es hacer el bien.
En cuanto a mujeres, le confesaré, don Esteban, que mientras más tontas más me agradan pero no decido aún cuál de las que me buscan prefiero. Lo dejé para más tarde, estoy muy preocupado por ahora.
Sin embargo tengo vocación sacerdotal, deseo meterme a monje cartujo, o irme de misionero a países hostiles, para llevar a todos en el mismo al amor de Cristo que es la sola salvación del mundo. Cierto que a últimas fechas hablo rara vez con Dios (desde que pienso con mi cabeza independientemente de la Revelación disentimos siempre) más un día cuando haya triunfado en la vida y mi nombre resuena en todos los ámbitos me convertiré al Señor ante el estupor de las naciones; me le entregaré totalmente y llegaré a mártir, o cuando menos a gran santo, naturalmente que será lo último, para cerrar con broche de oro la existencia.
Por hoy, urge ganar becas del extranjero necesito viajar por poner en contacto vivo con la ciencia, el arte y los hombres de todos los países. Sólo así empezaré a publicar libros extraordinarios que cubran la tierra.
No imagine, don Esteban que son demasiados planes, todo es cuestión de saber administrar el tiempo. Cada minuto es valiosísimo y tendrá usted que exprimirle hasta la última gota de sustancia.
Me he dado cita aquí en esta carta el día que cumpla 30 años cuando ya esté viejo para preguntarme ¿Qué ha hecho usted con mi vida, don Esteban? ¿Realizó puntualmente los propósitos que aquí le manifiesto, o acaso su experiencia nos llegó más lejos de lo que pudo suponer? Aparte lo saluda y respeta
Esteban
(Con una rúbrica complicadísima)

Gracias por haber llegado hasta aquí. Don Alí y Doña Emma valen la pena. Son de los grandes.
Siempre he pensado que más que el mal moral lo que más daña es la falta de reflexión, el olvido de eso que llamamos cultura, sabiduría, tradición intelectual. A través de los años he hecho muchos grandes amigos en quienes sintieron y pensaron antes que nosotros. Espero en PAPELES DESDE TULANCINGO poner algo de lo que he recibido a tu disposición.
En este 2018, a través de PAPELES DESDE TULANCINGO, me comunicaré contigo, cada quince días o quizá un poco menos. Trataré de darte lo que en la lectura voy aprendiendo. Quizá te sea útil, te ahorre tiempo. Quizá te des un momento para dialogar. Lo importante es saber que estamos unidos por las ganas de comprender, de participar de nuestras preguntas, de nuestras búsquedas.

Te puedes comunicar a aceaolivares@gmail.com

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Aquí grandes maestros cercanos admirables

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