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Febrero 16, 2019 20:02 hrs.

Jesús Yáñez Orozco › diarioalmomento.com

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Mauricio Sulaimán, heredero de la impostura de su fallecido padre, Don José, durante 40 años al frente del Consejo Mundial de Boxeo

+José, fallecido, y Mauricio, padre e hijo, 45 años al frente del Consejo Mundial de Boxeo

+Mi trabajo, mantener la solidez y la imagen del Consejo, se ufana Mauricio Sulaimán

+’Mientras haya pobreza, habrá boxeo’, decía el padre

Ciudad de México, .- Con el sofisma de que mientras ’haya pobreza habrá boxeo’, el fallecido José Sulaimán Chagnon, tuvo, durante 40 años, un control dictatorial al frente del Consejo Mundial de Boxeo, cargo que heredó su hijo Mauricio, con la misma impostura paterna.

El pasado martes, el CMB cumplió 56 años de fundado, al servicio de aviesos intereses de promotores, televisoras, periodistas y casas de apuestas, en Estados Unidos y México –Televisa y TV-Azteca, en particular–.

Nada que festinar.

Sin embargo, resulta interesante la nota publicada en el diario La Jornada, firmada por Juan Manuel Vázquez, donde el diario, presuntamente de izquierda, se suma a la tiranía sobre el ring de la familia Sulaimán, con total parcialidad.

Así publicó el periódico la nota del aniversario, plagado de loas y que, como dice el dicho popular, ’elogio en boca propia es vituperio’:

El Consejo Mundial de Boxeo se consolidó junto a la figura del desaparecido José Sulaimán Chagnón. Con la muerte de quien fue su presidente por cuatro décadas, su hijo Mauricio asumió la titularidad del organismo que este martes cumplió 56 años.

La imagen de José Sulaimán está tan imbricada en la vida del organismo, que su retrato y nombre aparecen en cada acto relacionado con el CMB. El relevo, afirma Mauricio Sulaimán, actual presidente de la institución, no fue complicado por la presencia poderosa de su padre.

Han sido maravillosos estos cinco años que he estado al frente del CMB, dice Mauricio Sulaimán; pero ha sido muy demandante con mi tiempo, son cinco años que han implicado un desgaste emocional, físico y familiar que no me había dado cuenta’.

Mauricio explica que el proyecto del CMB está centrado en mantener el curso que le imprimió su padre por cuatro décadas, en donde la mayor preocupación del organismo será siempre reducir el riesgo de los boxeadores.

La imagen y las enseñanzas de mi padre las llevo a mi lado en todo momento, dice Mauricio; no es que haya querido deshacerme de ellas o competir para tener una identidad, porque la identidad del organismo es muy clara y el trabajo es mantenerla.

Desde que el presidente de México, Adolfo López Mateos –1958-1964,–, un apasionado del boxeo, hizo la convocatoria a distintos personajes y organizaciones para unificar las comisiones de boxeo del mundo –expone Mauricio–, la idea fue preocuparse en establecer reglas unificadas y en beneficio del peleador.

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(Multicampeón, a la sombra del CMB, Saúl Canelo Alvarez, sería extraordinario sparring, en la época de oro del boxeo mexicano)

El 14 de febrero de 1963 nació el CMB y una década más tarde, José Sulaimán asumió la presidencia.

Mauricio recuerda que su padre impulsó cambios en los reglamentos que en su momento tuvieron que enfrentar la feroz oposición, no sólo de los involucrados en el negocio, sino incluso de los aficionados, que se sentían decepcionados con esas medidas.

En estos 56 años de vida del CMB hemos tenido que sobreponernos a la resistencia a los cambios, relata Mauricio; cambios que se pensaron en beneficio de los peleadores, pero que en su momento tuvieron una fuerte oposición.

Una que tuvo que dar una dura batalla fue la de reducir el número de episodios en las peleas de campeonato mundial. De los inhumanos 15 asaltos, en los que el boxeador a veces tenía que luchar no sólo contra el adversario, sino contra su propio agotamiento, se redujo a 12.

Los principales detractores –recuerda Mauricio– eran los directivos de las empresas de televisión, porque perdían varios minutos de venta publicitaria.

También la instauración de los pesajes preventivos y la instalación de una cuerda más en los cuadriláteros encontraron resistencia. Todo –afirma– fue pensado para disminuir el riesgo a la integridad física del boxeador.

Quizás uno de los mayores retos que enfrentó el organismo –recuerda Mauricio– fue la descomunal demanda que entabló contra el organismo el peleador alemán Graciano Rocchigiani. El pleito derivó en una multa de 31 millones de dólares contra el CMB porque supuestamente lo había despojado del título.

Pero ni eso pudo demoler al CMB, salimos adelante ante la corte y el CMB sigue, buscando nuevos caminos para proteger a los boxeadores y ante nuevos retos como vigilar aún más el pesaje y la lucha contra el dopaje, finalizó.

Como la FIFA, el COI, entre otros organismos internacionales, el CMB también forma parte de la impostura del deporte mundial.

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