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Febrero 11, 2020 19:06 hrs.

Jesús Yáñez Orozco › diarioalmomento.com

Deportes ›


+Va a la pizca del balón con Galaxy de Los Ángeles

+Tendrá en salario más alto de la MLS

+EL delantero mexicano abandona la quimera europea tras 10 años y 127 goles

+’Leyenda’, se autodefine, aunque es producto de la mercadotecnia

En el deporte mexicano es común que medios de comunicación etiqueten –en su inconmensurable inopia–, atletas como ídolos. Dioses de las canchas. Aunque la mayoría tienen pies de barro. Se desmoronan fácilmente, mirándolos bajo el microscopio de la objetividad y la crítica. También, son deificados, porque conviene a aviesos intereses comerciales y de la poderosa televisión.

Son, sí, engendros de la mercadotecnia.

Negocio por encima de todo.

Es el caso del Chicharito.

A los 31 años de edad, el futbolista mexicano Javier Hernández abandonó el sueño europeo, con un puñado de equipos, y despertó en el American Dream del balón, con el Galaxy de Los Ángeles de la Meajor League Soccer de Estados Unidos.

Llegó acorazado con 127 goles anotados Europa –un promedio de 12.7 por año–, 59 fueron con Manchester United. Luego, nueve en una temporada en la que jugó a préstamo con el Madrid en 2014-2015. Pero tras una sólida campaña en la Bundesliga con el Leverkusen, se apagó su romance con el balón en las tres temporadas pasadas con el West Ham y el Sevilla –que recibió 10 millones de dólares por la venta del jugador–.

Su mejor actuación, según Wikipedia, se dio con el United en la temporada 2010/2011, donde fue campeón de la Premier League y la Community Shield. Fue uno de los goleadores del equipo. Superó, incluso, a grandes figuras como Wayne Rooney y Michael Owen.

Con la escuadra angelina va a la pizca del balón –en la llamada nación Cara Pálida– con poco qué ufanarse. Más que vender playeras con su apodo como imán:

Chicharito.

Y su número: 14

Aunque se autodefina como ’leyenda’. Quizá no sepa –él y sus seguidores– que es producto de la publicidad.

’Leyenda’, sí, pero por venta de playeras con su mote. Pocos comprarían una camiseta con su nombre, J Hernández, en la espalda.

Chicharito suena folclórico, simpático, en cualquier rincón del planeta.

Diez letras que valen oro.

Aquí la potencial caja registradora, vía playeras:

De una población de casi 57 millones de latinos en EU, más del 63% es de origen mexicano, es decir, unos 36 millones. De éstos 13.3 millones habitan en Los Ángeles, donde otros 6 millones son latinos, de acuerdo con cifras de la BBC. Sin contar los 130 millones de sus compatriotas en suelo mexicano.

A tan sólo horas del anuncio oficial de su llegada, la tienda en línea del Galaxy tenía la opción de comprar el jersey oficial con el estampado de su sobrenombre.

Por eso, tendrá el salario más alto en el país de las Barras y las Estrellas: seis millones de dólares anuales –alrededor de 120 millones de pesos mexicanos–, coinciden Forbes y Sports Illustrated.

Equivale a casi 120 millones de pesos mexicanos. Si desglosamos esa cantidad, gana 500 mil dólares al mes (9 millones, 400 mil pesos), 16 mil 600 dólares diarios (320 mil pesos), 694 dólares por hora (casi 14 mil pesos) u 11.5 dólares por minuto (215 pesos). Contrastan el salario mínimo diario en México: 132 pesos.

Kevin Baxter, periodista deportivo de LA Times, en declaraciones al diario mexicano El Economista analizó:

’Chicharito es el mayor fichaje en la historia de la MLS después de (David) Beckham. Desde que hizo su debut con el Tri, en el 2009, ha sido el jugador más popular en California, solamente el Chucky Lozano lo superó recientemente en venta de playeras’.

El panorama no podría ser más sombrío.

Fue fichado oficialmente con el Galaxy el 21 de enero pasado. Sin embargo, no ha podido estar a las órdenes del estratega argentino, Guillermo Barros Schelotto, quien lo espera para que tome el lugar que dejó el polémico sueco Zlatan Ibrahimovic.

’Chicharito confirmó que aún no recibe la visa de trabajo lo cual le impide entrenar al parejo de sus compañeros’, indica la prensa, razón por la que no ha entrenado con sus compatriotas, Jonathan Dos Santos, Efraín Álvarez y compañía.

Incluso en las fotos que comparte el equipo en redes sociales no se ha visto a Hernández trabajando ni con la pelota, algo que ya es preocupante.

Javier es máximo rompe-redes histórico de los Ratones Verdes, con 52 anotaciones. Impensable que no fuera de otra manera en la zona de Con-caca-f. Es una de las seis Confederaciones –que conforman la FIFA– con el peor nivel futbolístico.

Hernández Balcázar prefirió enrolarse en el balompié estadounidense que militar, de nuevo, en el futbol mexicano, por múltiples razones. Al igual que varios seleccionados del Tri, que militan en Europa, está consciente que tiene más difusión la MLS en el Viejo Continente, que la insignificante Liga Mx.

Incluso, Landon Donovan, incono del futbol estadounidense y una suerte de Atila, azote del Tri, tras su paso efímero con el club León, de la liga Mx, ha confesado a la prensa que detallaba a sus compañeros de juego cómo eran tratados los futbolistas en la MLS. Y que la mayoría soñaban con emigrar al vecino país del norte.

Además, en el país de las Barras y las Estrellas, los deportistas profesionales, pese al feroz capitalismo, son tratados con dignidad, calidez y calidad humana, gracias al sindicato de futbolistas.

Porque, en contraste, en el balompié mexicano, son ’esclavos’ del balón hace más de medio siglo. Epíteto lanzado por Hugo Sánchez Márquez a sus compañeros de profesión, asaeteándolos, recién llegado a México, en 1993, para jugar con el club América, propiedad de la poderosa dinastía Azcárraga, dueña de Televisa. Traía en el pecho, como simbólicas medallas áureas, la obtención de cinco títulos de goleo en España.

Incluso, Sánchez encabezó, en 1993, un movimiento gremial, al frente del Tri, previo a la Copa América de Ecuador, para crear un sindicato de futbolistas. Pero fracasó ante el inconmensurable poder dueños del balón, encabezados por la famiglia Azcárraga.

Otro punto favor de la pizca del balón de la MLS, es que allá, tienen el privilegio de pensionarse o jubilarse, luego de cuatro años de jugar. Valen como deportistas y seres humanos. Algo que ni remotamente sucede en el futbol mexicano.

Así hizo, por ejemplo, Claudio Suárez –ex jugador de Pumas y Tigres, con récord de partidos jugados con los Ratones Verdes, 178–, tras militar con Chivas US, ya desaparecido, propiedad del empresario mexicano Jorge Vergara, muerto en noviembre pasado. Incluso se quedó a radicar en EU.

Cuando Javier se fue a Europa, 2010, al Manchester United, su transferencia costó 10 millones de dólares, cerca de 180 millones de pesos, al cambio actual. Paradójico, cinco años antes, 2005, Jesús Ramírez, técnico campeón con el Tri Sub-17, en el mundial de la especialidad, en Perú, lo había dado de baja del cuadro definitivo. No estaba al nivel de sus compañeros.

Resulta comprensible que Chicharito, eclipsado en Europa por Raúl Jiménez –máquina de hacer goles con el Wolverhampton inglés–, se contemple a sí mismo, bañado de envidia, como ’leyenda’ viviente a su llegada al Galaxy.

Molesto ante las críticas que generó su inactividad y el bajo nivel mostrado en sus recientes equipos, el jugador tapatío se mostró altivo y a la defensiva durante su presentación con el equipo de la MLS, opina el diario La Jornada.

Secreto a voces es que Javier se dedicó a la vida nocturna en Europa. De ahí la sensible merma que agudizó su pobre nivel futbolístico. Amén que su vida matrimonial y paternidad, también, repercutieron negativamente.

’Hernández es un jugador cazagoles que puede brillar en la cancha, pero que empaña su imagen con ese aire de suficiencia, con su extraviado manejo de redes sociales y su falta de humildad», analiza el periódico.

’Poco han trascendido sus indisciplinas en concentraciones del Tri; una de ellas derivó en el cese de un empleado –de la Femexfut– y en su distanciamiento con el técnico Gerardo Martino’, critica el diario en su columna Jornada Semanal, firmada hace unos días por la reportera Marlene Santos alejo.

Será, quizá, ’leyenda’ en los bares.

Ironiza, Santos:

’Quien dio en el clavo fue Dennis Te Klose, pues se aplica mucho mejor como directivo del Galaxy que como ex federativo mexicano. No cejó hasta conseguir la contratación del Chicharito para mantener por todo lo alto la mercadotecnia que genera el clásico angelino entre el Galaxy y Los Ángeles FC de Carlos Vela’, también mexicano.

Y remata:

’El show está garantizado’.

El propio Te Kloese, gerente general del Galaxy y exdirector de selecciones nacionales de la Federación Mexicana de Futbol, opinó a la prensa:

’Javier ha marcado goles en las mejores ligas del mundo y ha sido el jugador más exitoso de su país en la reciente década’.

Algo que suena falso.

’Creemos que puede ser uno de los mejores atacantes de la MLS y ayudará a nuestro equipo en diferentes maneras’, arengó T Klose.

Apenas se puso la playera del Galaxy y el delantero Javier lanzó una contundente respuesta a las críticas. Dejó claro, ensoberbecido, que retorna al continente americano como icono del futbol, sin importar que a muchos le moleste.

Desconoce aquél refrán: elogio en boca propia es vituperio.

’Regreso como una leyenda del futbol mexicano, por más que esto moleste. Si la gente me quiere poner en un pedestal o lugar, es responsabilidad de ellos’, presumió.

’Todos somos diferentes. Estoy feliz, encantado, con ganas de jugar y ojalá que las cosas se den’, dijo y expelió un tufillo de resentimiento en su presentación.

Hugo Sánchez intentó atemperar la visceralidad de Chicharito. Como pocas veces en su vida extracancha, Hugol, se vio generoso, incluso sensato, paternal, en sus declaraciones.

Sugirió con delicadeza franciscana al delantero, en un video para ESPN, donde es comentarista:

«Sí, eres una leyenda. Pero no lo digas tú, Javier. Que lo diga todo el mundo, menos tú».

Aunque las comparaciones son odiosas, al lado de Hugo o Rafael Márquez, que dejaron honda huella en el balompié europeo, en general, español, en particular, Hernández es pálida sombra de un delgado árbol.

Ahora, con el Galaxy tendrá la oportunidad de renovarse como goleador.

Más bien, vendedor de playeras,

Es, sí, Chicharito: insignificante

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