Bonnefoy en Macedonia

La FIL DE Guadalajara homenajea este año al gran poeta francés Yves Bonnefoy. En 1999 me tocó homenajearlo junto con 80 poetas procedentes de todo el mundo, en la República de Macedonia. Fue una inolvidable celebración a orillas del Río Drim, entre danzas de jóvenes eslavas que parecían más bien versos que flotaban; el acto central se desarrolló en el interior de un templo medieval de áureos ornatos con iconos preservados a través de los siglos. ¡La cultura de esas regiones! Los organizadores le obsequiaron un lujoso libro con sus poemas impresos tanto en francés como en idioma macedonio. Los 80 poetas que procedíamos de los cuatro puntos cardinales, también tuvimos acceso a un ejemplar cada uno. De las breves conversaciones que sostuve con el poeta-matemático surgió este poema que ahora reproduzco y que publiqué en su momento en mi libro Ábrara (Edit. Coneculta de Chiapas, 2004), renovando así, de nueva cuenta, mi homenaje personal al gran poeta que aquella vez fue nuestro compañero y maestro. Gran maestro.
YVES BONNEFOY
Y el ave de nuevo se alzará en su vuelo.

No de letra gala, del cirílico
descendió a las yemas,
de instantes compartidos a la orilla del Drim,
sumado yo en 80 del orbe en su homenaje.
El piso verde, el agua clara,
brotando como verso que mundo quiere mundo.
Un abrazo del 23 hasta Struga, y la fotografía
capturando hoja recientísima de veces calendarias. 99 unos.
Siempre dije: (las matemáticas y la poesía…)…
Ahora –en el después forzoso de este ahora- l’oiseau
Se portera au-devant de nos tétes,
descenderá el ala inevitable a nuestras sienes
como el primer cirílico a la yemas,
tendremos, no obstante, Yves Bonnefoy, tendré
este instante capturado en tinta policroma ,
Usted (tú) en la piedra de escrita, dans le pierre écrite. Inmortalizada.

Y el ave de nuevo.