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Julio 18, 2016 17:11 hrs.

Lilia Cisneros Luján › diarioalmomento.com

Periodismo ›


Una colorada (vale más que cien descoloridas) Desde las concepciones religiosas más simples pasando por las complicadas organizaciones de dioses variopintos, hasta llegar a las expresiones monoteístas actuales –judaísmo, cristianismo y musulmán- la humanidad coincide en la comprensión de que el planeta fue, ha sido, es y se mantendrá en equilibrio, mientras que las reglas -naturales, físicas, biológicas etc.- no sean violentadas en extremo.
Son varios los textos que en parte de los 66 libros [1] compilados por Gutemberg con el apoyo de estudiosos de la época, señalan la conveniencia de evitar la guerra mediante peticiones de sabiduría para los gobernantes y actitudes de amistad, tolerancia, fe y justicia de los pueblos.
De cuando en cuando los valores vinculados con la paz, se colocan en un segundo plano como cuando el dinero, la fama y todo aquello susceptible de comercio se coloca en la cúspide de la escala ética. Cultivar vínculos de unión entre quienes entienden lo valioso de estar unidos en lo fundamental y ser tolerantes en las diferencias es el mejor abono a la Paz. Tales vínculos se desgastan, cuando hay supremacía de críticas, ataques –desde verbales hasta con armas- y vaivenes en el quehacer diario. ¿Se percató que sin más sustento que la lógica, la mayoría de los comunicadores inicialmente hablaban del lobo solitario al referirse al penetrador de la horrenda matanza de Niza? ¿Quién puede dar legitimidad a la tímida versión de que ’ISIS dice que no fue su autoría pero que se regocijaba con el resultado’? ¿En qué momento y con qué evidencias la versión de la locura de un hombre enfermo, adicto, violento fue vencida por la certeza de que ’sí se trató de un orquestado ataque terrorista’?
Son muy pocos quienes tienen acceso a elementos objetivos para llegar a la verdad del tema y dentro de los mismos se precisa tomar en cuenta la animadversión que tienen ciertos gobernantes por el presidente de Siria o la culpa por el entrenamiento de algunos de los que hoy se han vuelto en contra de quienes invirtieron en ellos para su capacitación en la violencia. Los jóvenes conversos al Islam, ¿además de ser entrenados en el uso de las armas han aprendido de los momentos históricos en que musulmanes, cristianos y judíos, pudieron convivir en paz? ¿Cuántos de los adalides de la honestidad, conocen los intereses económicos que mueven a los líderes de estos movimientos donde los daños colaterales –miles de inmigrantes, turistas o ciudadanos muertos, secuestrados o desaparecidos- les parecen normales?
Explosiones nucleares, derrame de agentes químicos y basura en los afluentes hídricos, cacería de animales aun cuando estén en extinción y sin que medie un motivo de supervivencia para quien mata, quema de recursos no renovables extraídos de las entrañas de una tierra contaminada, agotada, sedienta desértica y castigada no necesariamente por el creador amoroso y sabio sino por sus creaturas. ¿Qué hará el dueño de acciones millonarias de una empresa petrolera cuando el mundo reviente? ¿Nunca leyeron que vale más un puño lleno cuando hay paz, que dos manos repletas en medio de la aflicción [2]?
Muy cerca de Niza, un pueblo que eligió ’democráticamente’ a su presidente, salió a las calles para defenderlo de un inminente golpe de Estado ¿Entiende Usted porque el enemigo natural del actual mandatario se refugia en los Estados Unidos que supuestamente está del lado del presidente turco? ¿Qué más falta para que la muchedumbre que apoyó a Recep Tayyip Erdoğan, se vuelvan en su contra como lo hicieran con todos los depuestos por la primavera árabe?
Más allá de si la neurosis de guerra es una afección orgánica resultado de un traumatismo y de si esta es causa o efecto de afecciones vinculadas con síntomas de depresión hipocondría, angustia o delirio; definitivamente urge atender a congéneres que de un lado del atlántico atropellan niños con sus muñecas o hacen pomada a su padres; y de este casi en las playas del pacífico, exigen la loca aparición de sus vástagos muertos. ¿Quién está más enfermo el padre que se niega a aceptar la realidad de la partida del hijo o el líder terrorista que se asume autor de la locura de un ’lobo solitario’? y si es difícil asumir que la neurosis, sobre todo las de guerra, son una enfermedad que merece tratamiento, más complicado es determinar el tratamiento que permita desenmascarar a los falsos enfermos, léase, los mentirosos, los desertores, los sospechosos, los traidores a la patria, más allá la terrible teoría de Freud, cuando al ser consultado acerca de casos específicos sentenció: "Todos los neuróticos son simuladores; simulan sin saberlo, y ésta es su enfermedad".
Como sea, con todo y que los pocos que diluciden la soterrada contradicción entre dignatarios, rusos, norteamericanos o europeos crean que pueden seguir sembrando el terror en el medio oriente y que muchos de sus pares en América o África hagan lo propio en detrimento de la felicidad de sus pueblos, quienes esperamos que la Paz señoree por sobre la violencia, seguimos poniendo nuestro espíritu, mente y cuerpo para creer que no llegará el momento que debamos ’entrar en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la temible presencia del creador, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra[3].
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[1] La Biblia, que en sus muy diversas versiones sigue siendo la obra más leída y estudiada en la tierra
[2] Eclesiastés 6:6. La Biblia
[3] Isaías 2:21

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Castigar la tierra

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