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Enero 23, 2019 10:33 hrs.

Resacción › Emmanuel Ameth Noticias

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Cuando se trata de elegir un aceite o grasa para cocinar se encuentra una gran variedad desde lo tradicional, la buena manteca y la mantequilla, hasta lo nuevo, la colza, el sésamo y la última moda, el aceite de coco. Los beneficios y daños que cada uno entrega se han debatido durante años.

En una investigación realizada por el Dr. Michael Mosley que se dio a conocer por la BBC, reveló que lo que sabíamos sobre los aceites de cocina es simplemente erróneo. Comenzaron su investigación descubriendo con qué cocinan las personas en sus cocinas y cómo les funciona. No es sorprendente que los aceites modernos, como el girasol y el olivo, sean mucho más populares que la manteca y la mantequilla tradicionales.

A temperaturas altas las grasas y cualquiera de los aceites se someten a lo que se llama oxidación, reaccionan con el oxígeno en el aire para formar sustancias como los aldehídos y los peróxidos de lípidos. A temperatura ambiente sucede algo similar, aunque más lentamente.
Cuando las grasas se vuelven rancias, se han oxidado y se obtienen los mismos subproductos. Son estos aldehídos que forman el problema. Su consumo o inhalación, incluso en pequeñas cantidades, se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer y enfermedades cardíacas.


El aceite de oliva, por ejemplo, tiene un ’punto de humo’ más bajo, el punto en el que un aceite comienza a humear y a cambiar, que otros aceites, lo que significa que comenzará a alterarse más rápidamente. A medida que el aceite de oliva se calienta y alcanza su punto de humo, los compuestos beneficiosos comienzan a degradarse y se forman compuestos potencialmente dañinos para la salud.

El aceite de girasol, supuestamente la alternativa más saludable, es mucho peor. Incluso la manteca de cerdo, tan estigmatizada que ha entrado en el uso común como un insulto, es preferible al aceite de girasol y que el aceite de maíz.


Manteniéndose fiel a la ciencia, se debe enfatizar que mientras no se calienten, las grasas poliinsaturadas (aceites vegetales y de girasol) aún se consideran una opción saludable. Estas grasas reducen el colesterol malo y disminuyen el riesgo de apoplejía y enfermedad cardíaca.

Y mientras que las grasas más estables de todas son las saturadas, como la mantequilla, estas deben usarse con moderación, ya que pueden aumentar el colesterol malo y el riesgo de arterias estrechadas y enfermedades cardíacas.

La grasa de cerdo es libre de grasas trans y azúcares. Además, tiene bajo contenido de sodio, es rica en vitamina B, C y D, y en calcio. Por otro lado, contiene minerales como el fósforo y el hierro.

Además, la grasa de cerdo puede incluso ser más barata que el aceite de girasol y de canola. Finalmente, al no tener sabor ni olor, puede ser usada en cualquier tipo de preparación sin alterar el gusto de la comida.


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Cocinar con grasa de cerdo es más saludable que el aceite de oliva o girasol

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