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Diciembre 18, 2018 20:05 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


A pesar de que el paquete económico presentado por la Secretaría de Hacienda al Legislativo no presentaba sorpresa alguna, ni una novedad espectacular, no hubo partido que no estuviera en desacuerdo, algunas veces producto de una mala lectura, otras con la intención de criticar más que de analizar.

Así se le fue al PAN, por ejemplo decir que no había datos sobre la reducción del IVA en la frontera norte cuando sí la había. El PRD dice que si se aumenta un peso al salario mínimo, deben ser dos. Del PRI ni hablar, ya ni voz tiene ante la carencia de votos. Y otros muchos, incluyendo medios de información señalaron que en este primer paquete económico Andrés Manuel López Obrador no cumple las promesas de campaña.

Algunos de los que ahora se erigen como analistas de la realidad del país, esperaron pacientemente a presidentes anteriores seis años para que cumplieran sus promesas de campaña, ahora quieren esos cambios en los primeros 20 días de gobierno.

Incluso hay quienes dicen que decepcionó el nuevo gobierno y otros más audaces se atreven a decir que Morena está perdiendo el capital político que lo llevó a la Presidencia de la República.

Se pondera la crítica a la razón, la consigna a la verdad, la descalificación al análisis, la diatriba a la reflexión desde diferentes trincheras, pero con un mismo objetivo: péguele al nuevo gobierno como si fuera un puesto efímero de feria de pueblo.

Este abaratamiento de la crítica descalificará a quienes ahora quieren ver todo oscuro y terminarán por perder credibilidad si no corrigen el rumbo de sus críticas. No se cuestiona la crítica sino su superficialidad y su sistemática descalificación que no cabe en la lógica.

En tiempos de crítica cualquier lector de noticia se atreve, incluso recomienda.

Porque si uno ve los diarios extranjeros, de izquierda y derecha, de la latitud que se elija, la opinión del paquete presupuestal de Morena es muy diferente la visión. En general los comentarios en la prensa internacional sobre la gestión de López Obrador es buena.

La fórmula es muy simple, los medios se aventuran con opiniones audaces, la mayoría de las veces basadas en rumores y cuando alguien, desde el gobierno, corrige, hablan de libertad de expresión coartada. Incluso de inmediato intentan relacionar la corrección de la información falsa o tergiversada con la falta de libertad de expresión que ellos aseguran vive Venezuela.

La trampa está tendida y tienen las herramientas necesarias para reiteradamente insistir en que las correcciones a la alteración de los hechos o de los dichos de los funcionarios públicos de la actual administración son auténticas agresiones contra la libertad de expresión. Nunca antes lo hicieron porque estaban condicionado a la publicidad el gobierno que ahora quieren recuperar a través de éste, y otros medios, a como dé lugar.

La fórmula está muy viciada, así lo hicieron los medios en Chile, desde la víspera del triunfo de Salvador Allende; así sucedió también en Brasil para derrocar A Dilma Rousseff; sucedió también con Néstor y Cristina Kirchner; así lo hacen con Nicolás Maduro, argumentando represión, cuando simplemente se trata de aclaraciones.

Ya el PAN salió a la defensa a ultranza de los medios en un spot que anuncia que López Obrador violará la libertad de expresión, y su líder nacional como un verdadero pitoniso imberbe, asegura que el futuro que nos espera es de miedo y falta de libertades.

La reiteración del mismo esquema en otros países advierte que la oposición partidista, por frágil que parezca, tiene respaldos dentro y fuera de las fronteras de México, claro, todos instalados en una ultraderecha previsible y poco creativa.

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Crítica sin razón

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