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Octubre 11, 2019 22:41 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


La desesperación de la opinión pública por ver que personajes de oscura trayectoria como Carlos Romero Deschamps sigue tan campante al frente del gremio petrolero, llega no sólo a debilitar la fe en la justicia mexicana sino a desencantar a la población respecto a las posibilidades de hacer justicia y la intención de erradicar la corrupción.


La percepción desde afuera, es decir, a partir de la reflexión de la opinión pública no varía cuando se trata de ver más hacia adentro de lo que sucede en Pemex, que es un símbolo de la recuperación económica del país y en donde el Presidente de la República ha puesto uno de sus más sólidos bastiones para la recuperación financiera del país.



Petromex, sindicato de Petroleros de México, busca desde abril del presente año, el reconocimiento de Pemex, pero no obtienen respuesta de dicha empresa. Uno de sus fundadores, Oscar Solórzano, sostiene que a pesar de ser reconocido por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, desde principios de año, la parte patronal y el sindicato que encabeza Carlos Romero Deschamps, bloquean las actividades sindicales.



La actual administración está a punto de cumplir un año en funciones y el Poder Judicial pareciera no encontrar la manera de sancionar de manera ejemplar a uno de los líderes sindicales más corruptos en la historia de México, que ha retrasado el desarrollo del país y robando la riqueza de los mexicanos en beneficio propio.


Conforme a la denuncia de los líderes de Petromex existe un bloqueo que no sólo proviene del sindicato que controla Romero Deschamps, sino también desde la misma dirección. La reforma laboral plantea la democratización en los sindicatos mexicanos, sin embargo, los nuevos grupos que buscan abrirse camino en este marco legal aseguran que, por ahora, no se ha materializado.

Las reiteradas menciones del Jefe del Ejecutivo respecto al potencial de Pemex, parecieran contradecirse solas ante la exención que muestra la figura de Carlos Romero Deschamps, quien ha hecho gala de impunidad ante un enriquecimiento por demás inexplicable.


Porque a la hora de que pueda dársele luz verde a otros sindicatos la propia empresa lo impide. En Pemex la posibilidad de un nuevo grupo sindical ha sido bloqueado desde la dirección de la petrolera, según acusan los dirigentes de Petromex, por lo que es evidente algún tipo de contubernio entre la parte patronal y el líder de los trabajadores petroleros que se ha enquistado en cada una de las 36 secciones de dicho gremio.


Desde las oficinas principales de Pemex no han querido reconocer a la secretaria General de Petromex, Yolanda Morales.


La prioridad del gobierno es Pemex en lo económico, pero también en lo laboral, si la empresa debe ser un ejemplo debe serlo para todos los aspectos que engloban el impulso de una Transformación real y profunda. No puede caminarse con el lastre de lo peor del pasado porque tarde o temprano quedará atascado en las contradicciones de la complicidad o la ingenuidad.


Para que Petromex inicie sus actividades es indispensable el reconocimiento de Yolanda Morales por parte de Pemex; sin embargo, los obstáculos principales son el STPRM, y, según afirman los líderes de Petromex, el propio director general de la empresa.

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Deschamps, el lastre de Pemex

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