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Enero 09, 2014 22:00 hrs.

Roberto López Moreno › diarioalmomento.com

Cultura ›


En este 2014 se cumplen 100 años del natalicio del poeta Armando Duvalier. En realidad, don Armando Duvalier fue el gran maestro de la poesía en Chiapas. Él fue quien llevó con su “Poesía Alquimista” a esas tierras en ese entonces tan apartadas, la novedad de la Vanguardia Poética. Sólo se hicieron eco poetas muy cercanos a él como Eliseo Mellanes, quien le sobrevive y Rosemberg Mancilla, a quien Duvalier cortésmente señalaba como introductor de la Vanguardia en Chiapas. Durante años la poesía del maestro Duvalier ha esperado que en Chiapas y en México se le reconozca el lugar que merece. Como parte de los movimientos de Vanguardia también llevó al sureste la “Poesía Negrista”, a la que tampoco le hicieron gran eco ni los poetas ni los lectores chiapanecos. Gracias a él, hace mucho apareció mi nombre por primera vez en una lista que citaba a escritores de las más recientes generaciones en ese entonces. Fue la primera ocasión en la que me dijeron poeta en un periódico. Lo anterior habla de su preocupación en todo momento como literato-maestro. Mentor fundamental por lo aquí dicho, le dedico en su centenario estos cuatro poemas que tratan de corresponder a las inquietudes de modernidad que fueron su motor creativo. Los dos primeros, “Señorita y niña desde lejos” y “La niña y el espejo”, pertenecen a mi libro “E=mc2”, publicado por la Editorial Praxis. Ambos pretenden partir de las enseñanzas que desde su aliento de contemporaneidad nos dejó. Los otros dos responden a su inquietud por la Poesía Negrista, “Cambia e’ paso, Tallé” y “Ritmo Dúo”, de mi libro “Négridas”, publicado por el Instituto Veracruzano de Cultura. Los poemas aquí reproducidos están inspirados en las temáticas y las formas expresivas que propuso con pasión. Él abrió las puertas a la Poesía Negrista en Chiapas, a mediados del siglo XX y nadie quiso seguirle; entonces, a finales del XX, me sentí con la responsabilidad de cerrar esas puertas que él generosamente había abierto y concluir así el ciclo. Fue un movimiento con dos extremos, en medio no hubo nada. Hasta ahora aparecen en Chiapas documentados y amorosos investigadores y escritores preocupados por todo esto: maestros como Ricardo Cuéllar y Mario Nandayapa y poetas de recientísimas generaciones como Julio Solís. Ah, entonces… Duvalier siempre estuvo vivo. A sus 100 años de nacido, ahora lo sabemos.

SEÑORITA Y NIÑA DESDE LEJOS

Muerto ya el cadáver de Celia María Dolores*,
La señorita Etcétera y La niña de la hipotenusa
atisban por encima del hombro de los dos mil;
una grisura cuadriculada macula los vértices.
Abre los brazos en cruz Euclides,
y una conflagración de vectores
se le clavan en el pecho.
Abre su libro la hechicera
y en la siguiente página
apura asfixia entre sus pócimas
que no huelen a sumas ni multiplicaciones.
Tomadas de la mano
señorita y niña tantean el espacio, ahora
la niña se mece en el etcétera,
la señorita se ciñe la hipotenusa.
Del sur son ambas, del bastante sur,
hijas son de las más largas y mortales lejanías.

*Personaje mítico del poeta “estridentista” Manuel Maples Arce.

LA NIÑA Y EL ESPEJO

La niña que lee versos deletrea a Holderlin:
Sólo lo que pueden ver los poetas
sobre la tierra será…
A una lado, sobre un espejo rectangular
alguien escribió con lápiz graso:

La niña voltea hacia el espejo y adivina
o cree que adivina la metáfora,
el píloro de la abstracción escrita.
En la base del rectángulo vitrio
apenas se percibe, con letras diminutas,
la marca del espejo: H. G. Wells. 13 de agosto. 1946.
Varias mulas de tiro pasan por enfrente.
Ninguna voltea a ver su obstinado rostro en el espejo,
ellas siguen halando indiferentes entre sus anteojeras, por sistema,
hanchas en su novedante y creciente prestigio de
“mulas jala-fuerte”.
Ellas en su oficio.
Trillan el trillable segmento hacia adelante,
trillan…
hacia adelante… nada más hacia adelante…

CAMBIA E’PASO TALLÉ

Tun kul tun kul
vientre de madera.
Tun kul tun kul
entraña que anega.
Tun kul tun kul
mueve con la timba.
Tun kul tun kul
licor de marimba.
Tun kul tun kul
ala sobre el tiempo.
Tun kul tun kul
el falo del viento.
Tun kul tun kul
noches y redondas.
Tun kul tun kul
nalgas rotadoras.
Tun kul tun kul
la carne tunkula.
Tun kul tun kul
el fuego madura.
Tun kul tun kul
ya se curva el eco.
Tun kul tun kul
del negro misterio.

Cambia e’paso, Tallé; cambia e’paso.
Cambia e’paso, Tallé; cambia e’paso.
Cambia e’paso,Tallé; cambia e’paso.

¡Tun kul!

RITMO DUO

A Leticia Ocharán a seis
días antes de su partida.

Ronda y eco
ronda y eco,
llama blanca en golpe negro.
Upa ondulante la grupa,
alba azúcar,
ritmo denso,
luna blanca, blanca espuma,
ronda y eco,
llama blanca en golpe negro.
Baila la noche esta noche
con un sabor tabasqueño
de ojo verde, verde, verde,
verde pupila en el reto,
baila la noche esta noche
ronda y eco
pega la manaza negra
sobre una rueda de cuero
y la llama blanca baila
piel de ondulado rejuego
y la llama blanca blanca
se vuelve fuego.
Eco y ronda,
eco y ronda,
ronda y eco.

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Duvalier

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