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Abril 22, 2016 12:11 hrs.

Verónica Nagore › diarioalmomento.com

Cultura ›


¡¡¡Mmmm!!! ¡¡Mm!!...Abro la puerta y estas ahí… ¡¡mmm!!!, ¡¡¡mmm!!... como siempre esperando por mi. Sií, siiií, ha llegado la hora ¡¡por fin!! , de encontrarnos, de sentirte, de sentirme , de sentirnos de principio a fin.
Confieso abiertamente y sin vergüenza alguna, que me encanta, me gusta, me fascina, me seduce, ¡me impresiona!, me cautiva verte asi , todo, todititito dispuesto para mi... Mis ojos se deleitan con tú imponente, impresionante, formidable y descomunal arquitectura, a la que resumo y califico de firme, consistente, resistente, erguida y dura – muuuuy dura-.
Me gusta deleitarme con tu color, con tu olor, con tu textura, y estrujarte, apretarte, exprimirte entre mis manos esperando de tu parte –¡¡reacción alguna!!-.
Tú…tú impaciente, travieso y ocurrente màs que presto me recorres -plácidamente, comienzas y trazas nuevas rutas, palmo a palmo deshinibidamente transitas toditita mi anatomía, incluyendo mis tentadoras curvas. ..
Mi silueta entera te goza, cuando llegas insolente a mis valles, a mis altiplanos, a mis desiertos, a mis selvas y a mis grutas.
Te entretienes divertido entre mis piernas, y luego… luego muy tímidamente entre mis senos te paseas, reposas y sin prisas los exploras.
Atraviesas mis recovecos y te libras de todo aquello que se interponga, para humedecer mi cuerpo y enjugar mi piel todo al mismo tiempo… Me pones la piel chinita y siento un rico escalofrió en mi cuello y en mi nuca.
Eres una mezcla perfecta de lo intenso y lo ingenioso, eres definitivamente empeñoso y a veces también muy, muy mañoso, todo sea por llegar a la meta lleno de gloria.
No me cabe duda, encontrarme diariamente contigo me llena de infinito gozo, de inmenso contento, de incalculable felicidad y sobre todo de mucha pero de mucha vitalidad...
Pero bien se dice que nada… ¡¡nada!! Es para siempre y que las dichas son breves… (Muy, muuuuy breves). Y después de esos minutos en los que has cumplido sin reservas con tu transitar, pierdes tu firme dureza, ¡¡oh mi extraña criatura!! , y, aparecen en ti por completo la suavidad, la flacidez y la blandura. ..
Sin embargo aunque ahora ya todo flácido y escurrido entre mis manos estés, te miro agradecida por esa maravillosa labor tuya, porque me has dejado realmente, verdaderamente, totalmente satisfecha, extremadamente complacida y ni que se diga muy, pero muy contenta.
Sonriente por ahora te dejo descansar, porque estoy cierta que para mañana como nuevo estarás…asi que impaciente cuento las horas para poderte disfrutar y estrujar…
Asi que mientras tú descansas… Yo…. Yo complacida me coloco bajo el agua para poderme de pies a cabeza enjuagar….
Y sin dejar de suspirar sólo atino a decir: te vivo eternamente agradecida… zacate…zacate de mi corazón…. Por què, què seria de mí sin ti, sin el agua y el jabón…que me provocan a la hora del baño la más, más refrescante sensación.
Fin de la conversación
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’El…’

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