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Junio 29, 2018 12:07 hrs.

Carlos Morales / FORBES › Emmanuel Ameth Noticias

Política ›


El 1 de julio millones de mexicanos acudirán a las urnas a participar en la elección más grande en la historia del país, a nivel federal elegiremos a 1 Presidente de la República, 128 senadores y 500 diputados. No obstante, la intensidad de la guerra sucia, los ataques, pero sobre todo la disparidad entre los aspirantes a la presidencia según las encuestas podrían inhibir el voto, de acuerdo con especialistas.

’Yo espero que haya una tasa de participación de entre 65 y 70% porque es la elección más grande en la historia de México, además es una elección que ha despertado muchas pasiones, mucha competencia’, dijo a Forbes México Luis Carlos Ugalde, quien fungiera como consejero presidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE) entre 2003 y 2007.

De acuerdo con el Estudio Censal de la Participación Ciudadana en las Elecciones Federales de 2012, la participación en los últimas 4 procesos federales ha sido, en promedio, de 65.44%. El punto más bajo de ese periodo se registró en 2006, con 58%, frente al máximo de 77% reportado en 1994.

En el caso de 2018, aunque en la mayoría de las encuestas hay una diferencia muy marcada entre el primer lugar y el resto de los aspirantes, Ugalde advierte que también hay que considerar el llamado “efecto borrego”, el que se da porque “el resultado es tan claro en las encuestas a favor de un candidato que muchos de sus seguidores podrían sentir que no hay que salir a votar y quedarse en su casa”, lo que incentivaría el abstencionismo.

En ese sentido, la doctora Martha Ochman, profesora e investigadora de la escuela de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Instituto Tecnológico de Monterrey coincide: “Sabemos que uno de los factores que aumentan la participación ciudadana es que haya una contienda muy cerrada para que los ciudadanos sientan que su voto tiene importancia.”

La investigadora advierte que el abstencionismo se alimenta por la idea de que el peso del voto de una persona en unas elecciones con una lista nominal tan grande como la mexicana “no puede cambiar nada”.

Así, Ochman considera que el abstencionismo será un factor el 1 de julio, “considerando que muchos perciben que la distancia entre el puntero de los encuestas y segundo y tercer lugar es muy grande, existe una percepción de que las elecciones están decididas”.

El otro factor, explica, es que “ningún candidato convence, ‘ninguno es mi candidato’ es algo que se escucha con frecuencia, los hemos visto vinculados con la corrupción de alguna u otra forma, eso genera hastío y desencanto con el sistema político”, lo que al final aleja a los ciudadanos de las urnas.

Además de las fuerzas ya enlistadas, existen otras dos que se contraponen, añade Ochman:

La confianza que tienen los ciudadanos en la honestidad o la probabilidad de que exista un fraude. Si las probabilidades de que exista un fraude son altas, la gente se desincentiva.

La percepción entre los ciudadanos con mayor conciencia política de que podría utilizarse el abstencionismo para favorecer a un candidato, lo que eleva la participación.

“Esta elección es muy interesante porque hay muchos factores que coinciden con los asociados por los estudios sobre el abstencionismo con la participación y la no participación”, por lo que el pronóstico es reservado.

EL voto joven

La lista nominal para el proceso electoral federal de 2018 incluye a poco más de 85 millones de ciudadanos, de los cuales 14.4 millones, o 17%, votará por primera vez por presidente. No obstante, Ochman se muestra escéptica de las voces que aseguran que el “voto millennial” será decisivo en esta elección.

“Los jóvenes tienen alto grado de abstencionismo, aunque los de 18 a 19 años tienen una tendencia contraria, ellos sí participan”, señala Ochman.

De acuerdo con datos del IFE correspondientes a la elección pasada, poco más de 60% de los jóvenes de 18 y 19 años votó, mientras que el voto del segmento de 20 a 29 años es el que menor participación mostró, con 60% para las mujeres y 48% para los hombres.

La guerra sucia

La guerra sucia

Cuestionada sobre su perspectiva sobre el efecto que podría tener la guerra sucia registrada en esta elección en el ánimo de los votantes, Ochman recordó que en 2015 hubo una campaña de desprestigio hacia el Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, en el proceso local, “mucha gente estaba dispuesta a votar por él precisamente por eso, la campaña era la prueba de que él no formaba parte de los políticos corruptos, del establishment”.

“Si bien la guerra sucia promueve el fastidio con el sistema y el abstencionismo, cuando un candidato se presenta como antiestablishment, se refuerza el interés de los ciudadanos hacia él. Los ataques tienen un efecto contrario y fortalecen su figura”, sostiene la especialista.

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El abstencionismo podría incluso cambiar tendencia de las elecciones; los especialistas llaman a ir a votar y no confiarse de brechas de ventaja o desventaja

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