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Diciembre 28, 2018 10:04 hrs.

Armando Fuentes Aguirre › guerrerohabla.com

Periodismo ›


-Mejor es ser puerco de Herodes que hijo suyo.

Augusto, emperador de Roma, era hombre dado a los juegos de palabras. Si hoy viviera sería un augusto alburero, tan gongorino como Góngora, que refiriéndose una vez a Lope de Vega, su rival, hizo este albur, seguramente uno de los más antiguos que hay:

-A este Lopico lo pico.

Aquel pun -así se llama en inglés lo que en francés se llama calembour- lo hizo Augusto en griego, pues era emperador helenizante y en griego hablaba con sus cortesanos. El juego de palabras se basa en dos vocablos griegos declinados según el contexto de la frase: un, que significa puerco, y uion, que quiere decir hijo.

Herodes es uno de los grandes villanos de la historia. Flavio Josefo le aplica dos calificativos poco científicos: ’repugnante’ y ’hediondo’. Sufría el rey, en efecto, un incurable mal de bubas. ’Los gusanos le roían los miembros, y una pestilencia insoportable salía de su cuerpo’. Hermosas esclavas le daban de comer en la boca con los dedos, pues una vez Herodes intentó suicidarse con un cuchillo de la mesa.

Fue este Herodes quien ordenó la degollación de los Santos Inocentes. Era ya viejo el tetrarca de Galilea cuando nació Jesús, y era muy dado a creer en agüeros y supercherías. Se enteró de la llegada de unos sabios de Oriente que venían a adorar al ’rey de los judíos’, y se angustió. ¿Acaso había otro rey aparte de él? Llamó a sus escribas, y ellos le dijeron que según las antiguas profecías un rey les nacería a los judíos en Belén. Herodes entonces llamó a aquellos sabios recién llegados de Oriente y les pidió que averiguaran si había sucedido tal nacimiento y se lo hicieran saber, para ir también él a adorar al soberano.

Los sabios fueron y encontraron a Jesús en el portal, y le ofrendaron sus dones de oro, incienso y mirra. Pero, avisados por un sueño, no regresaron a donde estaba Herodes. Un ángel se apareció también en sueños a José y le ordenó huir a Egipto con María y el Niño. En aquel remoto país permaneció la Sagrada Familia hasta la muerte del tirano, sucedida cuatro años después del nacimiento de Jesús.

’...Herodes -cito a San Mateo Evangelista-, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos...’.

No fueron ésas las únicas muertes que causó la crueldad vesánica de aquel a quien Marco Antonio (el de Cleopatra) hizo tetrarca en el año 40 antes de Cristo. Antes Herodes había mandado matar también a su esposa Mariamne, a sus hijos Alejandro, Aristóbulo y Antipater, y a su tutor y protector Hircano. A sus enemigos los sometía a tales tormentos antes de quitarles la vida que los romanos decían que en Galilea ’los vivos envidiaban la suerte de los muertos’.

Este día la Iglesia recuerda a aquellos inocentes mártires. La liturgia, casi siempre árida y severa, se llena hoy de poesía para exaltar a estos pequeños: ’...Salve, flores graciosas del martirio, que el enemigo de Cristo tronchó en los umbrales de la luz, como el vendaval a las rosas de abril. Vosotros, víctimas primaverales de Cristo, tierna grey de inmolados, reís inocentes delante del altar, jugando con vuestras palmas y coronas...’.

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El día de los Inocentes

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