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Noviembre 21, 2018 23:18 hrs.

Justo May Correa › enbocaspalabras

Biografías ›


En la década de los 90, uno de los más exitosos experimentos políticos lo llevó a cabo el sistema político mexicano en el municipio Benito Juárez donde está Cancún. Participaron las principales fuerzas políticas en el laboratorio llamado Quintana Roo.

Y lo abortó a unas horas de consumarse.

Este experimento consistió en fundir el poder ciudadano con la fuerza de dos partidos políticos tan antagónicos como podían ser PAN (derecha) y PRD (izquierda) hacia un mismo objetivo: la conquista de un cargo público en manos del entonces hegemónico PRI en el estado de Quintana Roo.

Fue 1992 el año en que se empezaron crear las condiciones.

Ese año 17 organizaciones ciudadanas y empresariales definieron un perfil de candidato para la presidencia municipal de Benito Juárez Cancún y ese perfil se entregó a todos los partidos políticos.

El PRI ignoró dicho perfil y las que respondieron fueron organizaciones ciudadanas que se coaligaron con el PAN y el PRD, y así, en noviembre de 1992 registraron la Coalición Ciudadanía PAN-PRD, impulsando como candidato a Eduardo Pacho Sánchez a la presidencia municipal.

Era un camino para la participación ciudadana en el gobierno.

Fue la primera vez que se unieron dos partidos antagónicos para la conquista del poder político.

Una inteligente campaña de Eduardo Pacho barriendo en las calles, con escobas reales, la basura de la corrupción, caló muy pronto en el ánimo de una sociedad hastiada, como hoy, de un sinfín de latrocinios y desviaciones en el gobierno actuando siempre al amparo de un manto de impunidad.

Cientos de seguidores, hasta convertirse en miles, se fueron sumando todos los días a la voluntad de Pacho de llegar al gobierno municipal de Cancún con la decisión de componer las cosas.

’Si Baja California le dio un dolor de cabeza, nosotros les daremos un dolor de cuerpo enterito’

“Si algún mérito merezco, es haber mantenido a la ciudadanía con su líder, al PAN con su líder y al PRD con su líder, en equilibrio, sin mucha disparidad en criterios, y sin que esto se hubiera convertido en una cena de negros”, repetía sin cesar Eduardo Pacho antes de las elecciones.

Y agregaba:

“Eso verdaderamente ha sido una labor de titanes que me ha tocado, porque he tenido que equilibrar dos maneras de pensar, dos formas de ver la vida, junto con una ciudadanía que coincide con mi propio punto de vista. Y el hecho de que lleguemos a tan escasos días de la campaña todos unidos, sólidos y fuertes, trabajando todavía por la Coalición, creo que es mi mayor victoria”.

Por esos días, los “martillos” (choferes de los dueños de taxis), fueron blanco de agresiones por su apoyo a la Coalición. Eso no era jugar limpio.

Al respecto, Eduardo Pacho repetía con tranquilidad:


“Tienes que acordarte que el voto cautivo, la cooptación del voto por medio de todas estas organizaciones que ellos tienen sindicadas, que tienen en el corporativismo que existe en el PRI, es una tendencia que ya sabíamos y la conocíamos. No podemos reclamar que no es juego limpio, porque sabíamos que lo existía. Nosotros cuando decidimos la estructura de la campaña política no contamos con esos votos.

“Nosotros contamos con el hecho de despertar la conciencia del ciudadano y que por primera vez se incorporara a la lucha política. Nuestro triunfo se basaba en el hecho de poder decirle a la ciudadanía que se abstiene, que votara en esta ocasión. Tengo en mis manos una carta de la Junta Local Ejecutiva del Registro Federal de Electores en la que manifiesta que se incrementó el padrón en 23, 311 electores, lo que quiere decir que nuestro triunfo es evidente. Que si hemos logrado despertar a tanta gente la necesidad de ir a votar y de manifestar su opinión, somos triunfadores.

“Pero además, sobre todo esto, sus propios votos sindicados o corporativados se han desmoronado. Nunca esperamos captar votos de esas agrupaciones y nos han manifestado ser priistas de la punta de su nariz hacia afuera, y pachistas de su cerebro hacia adentro. Es decir, que en el caso de que el voto es y deberá ser secreto, ellos votarán por quienes su conciencia quiera y no por sus manifestaciones externas. Es decir, no quieren arriesgar sus trabajos por el tipo de represalia que siempre se ha montado contra ellos, pero van a votar por Pacho.

“Lo que es más, quiero decirte que a los empleados de la zona hotelera los van a traer a votar en camiones escalonadamente, y a muchas gentes más. Y no nos oponemos, porque ellos mismos no saben quiénes van a votar por el PRI y quiénes van a votar por nosotros. No lo saben y tienen miedo. Y yo les digo: Sigan teniendo miedo, porque aunque los traigan en camión, aunque ellos los lleven a votar, como vamos a estar vigilando las casillas electorales muy de cerca, cuidaremos que el voto sea secreto y que ellos puedan manifestarse como mejor quieran, y verán la sorpresa que van a tener.

“Y desde ahorita les agradecemos que traigan a nuestros partidarios en sus propios camiones. Espero realmente que los del PRI hayan echado sus barbas a remojar con Baja California. Y quiero decirles que si bien es cierto que Baja California les dio un dolor de cabeza, nosotros les vamos a dar un dolor de cuerpo enterito, porque si nos parecemos mucho en estructura, Baja California y Quintana Roo, porque nacimos como estado en el mismo tiempo, también es cierto el hecho de que en Baja California no hay un proyecto como el de aquí que funcionó y que tenga tanto que hacer.

“Es decir, no puede decirse una sorpresa el hecho de que probablemente pierdan Isla Mujeres, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas y Carrillo Puerto. Es muy probable que se queden con Othón P. Blanco y con José María Morelos, y con una minoría en el Congreso. Puede darse, y si esto se da, este estado va a tener una revolución interna, es decir, vamos a cambiar para ser uno de los estados más modernos, más productivos y más interesantes en la vida política nacional”.

Cómo empieza el sueño a tomar forma

El sueño había empezado a tomar forma cuando el 16 de octubre de 1992 los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática cristalizaron su compromiso con la ciudadanía.

Establecieron sus premisas con la declaración siguiente:

“Nuevas formas de quehacer político se encuentran recorriendo el mundo y nuestro país no puede ser la excepción.

“Así, hoy en día observamos la búsqueda constante de objetivos comunes entre diversas organizaciones políticas con vocación democrática.

“Búsqueda que se da a través de las formas instituidas legalmente, como son las alianzas y coaliciones que permiten la realización de un trabajo conjunto con miras a lograr nuevos espacios de participación ciudadana, sin que necesariamente tengan que ser abandonados o dejados de lado los principios de cada una de las organizaciones participantes.

“Si bien es cierto que los tiempos han cambiado, que la ciudadanía empieza a concebir la necesidad de su participación en la vida política del país, que busca los cauces para hacerlo y, por lo tanto, exige cada vez con más fuerza opciones claras y viables para canalizar su novedosa inquietud, no podemos dejar de notar que la falta de una cultura de participación política en la inmensa mayoría de los mexicanos hace que éstos vean a los partidos políticos como instrumentos de control y manipuleo de conciencias, por lo que prefieren buscar otro tipo de organizaciones, más sociales que políticas, para incorporarse a ellas, aunque una gran proporción está plenamente consciente de que sólo a través de estos se puede acceder a puestos de elección popular.

“Los partidos políticos tenemos que entender esto como una realidad y adaptarnos a lo que la sociedad nos demanda, por lo que abrir los espacios para facilitar con nuestros registros su participación, sin que esto implique que tengan que pertenecer a nuestras organizaciones, es hoy un acto claro de madurez política.

“En el municipio de Benito Juárez la campaña cívica emprendida por organismos de la sociedad civil para lograr que en las elecciones venideras los candidatos sean representativos de la comunidad local, da muestra de ello: opinan, proponen, disciernen, en fin, muestran su interés en la participación; muy limitada, cierto, pero existente, eso es lo importante.

“Por otro lado, Cancún, la cabecera municipal generadora del desarrollo más importante de nuestro estado, se encuentra en peligro de extinción a pesar de ser el primer productor de divisas que ingresan a nuestro país por concepto de turismo. No suena lógico.

“La gallina de los huevos de oro se muere y a pocos les importa, o por lo menos pocos lo demuestran. Los problemas de contaminación, de seguridad pública y social, de servicios públicos, y en general la administración pública municipal, no reciben la atención adecuada.

“Los conflictos de interés, tanto políticos como económicos, han tomado a Cancún como el rehén que sirve para la negociación. Se lo disputan pequeños grupos de poder, a quienes poco les importa su vida o muerte.

“Al mismo tiempo, pareciera que el ciudadano común que goza y sufre la ciudad no encuentra o no tiene los canales de expresión y de participación para modificar esta tendencia a la anarquía que afecta a su vida cotidiana, y por si fuera poco, ha tenido que soportar la intransigencia y la prepotencia del gobierno del estado, quien propuso e impuso la aprobación en el Congreso local de la “Nueva” Ley Electoral que regirá para las próximas elecciones, sin tomar en cuenta el interés y la opinión de la ciudadanía y de los partidos políticos de oposición, quienes proponían modificaciones que garantizaran elecciones transparentes.

“Ante esto, en el presente acto, las dirigencias municipales de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática (PAN y PRD), anteponiendo la necesidad de la actuación conjunta en la búsqueda de la opción que rescate a nuestro municipio de la situación en que se encuentra, y mostrando con todo esto su voluntad política, se compromete a promover ante sus respectivas convenciones municipales electorales y órganos superiores de dirección la Coalición para participar unidos en las próximas elecciones municipales y en las diputaciones correspondientes a los distritos locales números séptimo, octavo, noveno y décimo tercero.

“Convienen también en hacer un llamado a la sociedad civil para transitar por el único camino capaz de garantizarnos el arribo a formas democráticas de convivencia, a pesar de la restrictiva ley electoral estatal. Sólo la unidad de la ciudadanía con los partidos políticos coaligados haría factible esta posibilidad.

“Buscamos con esta Coalición unirnos todos en una acción democrática que trascienda el limitado espacio de los frentes partidarios, para crear en el seno de la ciudadanía el semillero de nuevos políticos y funcionarios públicos con verdadero espíritu de servicio que en los próximos tres años le puedan devolver al municipio lo que Cancún nos ha dado en 18 años.

“Ciudadano: participa en la lucha por nuestra ciudad, para terminar con los vicios políticos que tanto daño han hecho a la comunidad que escogimos para vivir. Rescatemos al rehén que está siendo utilizado por pequeños grupos políticos y económicos en el poder para negociar, cual si fuera una mercancía de baratija. Benito Juárez no lo es, y hay que demostrarlo. ¡Por Cancún! ¡Por nuestros hijos! ¡Por nosotros mismos!”

Perdía terreno el candidato del oficialismo Carlos Cardín Pérez

Entretanto, los priistas hacían recuento de los daños y trataban de ya no seguir perdiendo terreno en el municipio Benito Juárez, en donde su candidato Carlos Cardín Pérez sentían que podía ser derrotado. Mario Villanueva Madrid iba seguro a la gubernatura. Era la Mancuerna del Cambio.

El peligro sería el contagio para los años inmediatos a consecuencia del accionar de una fuerza ciudadana ganadora.

“Ni fisuras ni divisionismos”, demandaba el senador Joaquín González Castro a unos priistas divididos y a los que fue preciso convocar el miércoles 10 de febrero de 1993 a un Desayuno de la unidad y el compromiso partidista, al que asistieron diputados y senadores por Quintana Roo.

Vehemente, Joaquín González Castro agregaba:

“Tenemos todo para lograr un triunfo indiscutible. Vamos a la elección con buenos candidatos ante una sociedad más madura, más informada. No permitamos que nuestros adversarios magnifiquen saldos sociales que no son consecuencia sino de nuestro mismo desarrollo.

“En política no se vale la neutralidad. Hagamos gobernador a quien tiene no sólo la voluntad, sino proyecto político modelado a lo largo de una intensa trayectoria de servicio. ¡Vamos con Mario Villanueva por el triunfo electoral!”.

El senador González Castro hizo en ese encuentro un recuento de la labor desarrollada por los gobernadores de Quintana Roo y de la alternativa que significaba para Quintana Roo la postulación de Mario Villanueva Madrid. Dijo:

“Don Jesús Martínez Ross tuvo el reto de armar el estado, de inventarlo; Pedro Joaquín Coldwell debió enfrentar y dar respuesta a los costos del desarrollo; a Miguel Borge Martín le ha tocado la tarea de enfrentar el crecimiento de la población, y con Mario Villanueva Madrid se plantea la posibilidad de consolidar todo lo hecho, de crecer y desarrollarnos con gran fuerza en el marco de un país que se ha transformado y ofrece nuevas y mejores alternativas, pero también nuevos retos que, estamos seguros, Mario Villanueva sabrá enfrentar con éxito”.

Desayuno que a la postre, y a pedido de los voceros del priismo, se convirtió en sólo Del compromiso para efectos mercadotécnicos, en vista de que finalmente cayeron en la cuenta de que sólo había que llamar a la unidad a lo que está desunido, y consideraban no estarlo.

En presencia del gobernador Miguel Borge Martín, el ex gobernador Jesús Martínez Ross llamó en ese encuentro enemigos del progreso de Quintana Roo a los componentes de la Coalición Ciudadanía-PAN-PRD, que buscaba la presidencia municipal de Benito Juárez Cancún.

Y mientras Eduardo Pacho Sánchez, candidato de los coaligados, recibía el respaldo de decenas de taxistas, que así desafiaban la prohibición de sus dirigentes en cuanto a sostener reuniones de esta naturaleza, Martínez Ross afirmaba ante unos 600 priistas llegados a Cancún de los siete municipios del estado “los aplastaremos como cucarachas”.

El ex gobernador expresó su satisfacción por el candidato que postuló su partido, el PRI.

“Tengo el honor de haber visto crecer a Mario Villanueva a través del servicio público. Lo he visto desarrollar una magnífica labor de entrega y pasión en todos los puestos que ha ocupado, y por ello puedo decir que es hoy el político más formado; el más completo”.

Enseguida agregó que los priistas reclamaban una oposición seria y respetuosa, destacando que “México es un país de leyes, de libertades y de pluralidad”.

Once días antes de las elecciones del 21 de febrero de 1993, y al referirse concretamente al desgajamiento del PRI que dio forma a la coalición Ciudanía-PAN-PRD en la persona de Eduardo Pacho Sánchez, reiteró que el 21 de febrero “los aplastaremos como cucarachas”.

En el mismo marco, Mario Villanueva, el candidato del PRI al gobierno de Quintana Roo, convocaba a los partidos políticos a realizar “una contienda electoral limpia y apegada a la legalidad, sin tratar de desvirtuar el proceso con argumentos falsos que pretenden confundir a la población y crear un clima de intranquilidad social.”

El candidato del PRI a la gubernatura del estado lamentaba entonces que el Partido de la Revolución Democrática intentara fincar en Cancún su estrategia nacional de provocación “tendiente a deslegitimar previamente, sin pruebas, el proceso electoral y provocar así una negociación política”.

Villanueva Madrid fue claro al señalar que “en Quintana Roo el proceso electoral es transparente y la población está consciente de ello y no caerá en el juego de la provocación”.

El candidato del PRI señalaba esto al término del acto de compromiso partidista, en el que toda la clase política del estado ratificaba el liderazgo de Villanueva y le reiteraba su confianza en el triunfo electoral el 21 de febrero.

La inesperada renuncia de Eduardo Pacho

Y a la oposición le ocurrió lo inesperado:

Eduardo Pacho renunció a participar en la contienda y solicitó la cancelación del registro de toda la planilla.

En una acción concertada, la Comisión Estatal Electoral enseguida canceló el sábado 20 de febrero de 1993 el registro de la coalición Ciudadanía-PAN-PRD, que contendería el siguiente día por la presidencia municipal de Benito Juárez Cancún, durante los comicios en los que también elegirían gobernador, alcaldes y diputados locales.

Las dirigencias nacionales del PAN y PRD “condenaron” la noche de ese mismo sábado lo que llamaron las maquinaciones gubernamentales que desembocaron en la renuncia de Eduardo Pacho Sánchez, el candidato de la coalición, y en la persecución de los aspirantes a diputados y regidores, quienes eran buscados por agentes del gobierno con renuncias en mano para hacerlos dimitir, aun cuando la determinación de la Comisión Estatal Electoral no reconocía ya a estos contendientes.

Los diputados federales Humberto Flores Cuéllar, del PAN por Coahuila, y Raymundo Cárdenas Hernández, del PRD por Zacatecas, enviados por sus líderes nacionales, dijeron la noche del sábado en conferencia de prensa que en Quintana Roo, más que en ningún otro lugar, se habían puesto al descubierto las prácticas antidemocráticas del Partido Revolucionario Institucional.

La renuncia de Eduardo Pacho Sánchez, dijeron entonces, estaba fechada el 18 de febrero, pero esa misma noche fue filtrada a algunos medios por las autoridades priistas, cuando la Comisión Estatal Electoral todavía no sesionaba para determinar si la aceptaba o no.

El sábado 20 sesionó y simultáneamente se publicó en los periódicos la carta de dimisión.

“Con esta conducta de la Comisión, de difundir antes de resolver, violenta todo el proceso electoral y pone en tela de juicio la veracidad y la moral que debe distinguir a cada entidad responsable del proceso: la Comisión Estatal Electoral, el gobierno del estado y el federal”, acusó Pedro Uscanga Martínez, dirigente panista en Benito Juárez.

Se distribuyeron copias de los textos de las renuncias, tanto de Pacho como de las que agentes del gobierno presentaron a Jorge Luis Lara Perera, Juan Vázquez Moreno y Esperanza Martínez Navarrete.

Estaba escrito que las principales fuerzas políticas del país, dominadas por el PRI, no permitirían que naciera una nueva sociedad, con participación efectiva en las decisiones de gobierno. Un gobierno del pueblo, pues.

¿Qué fue lo que sucedió en realidad?

Eduardo Pacho Sánchez, hoy ya fallecido, nos lo cuenta en una entrevista inédita concedida el viernes 18 de abril de 1997 en sus oficinas del Edificio Madrid, en Cancún.

Nacido el 1 de junio de 1972, su hijo Eduardo Pacho Gallegos, en 2016 líder del PAN en Benito Juárez Cancún, en 1997 estaba por cumplir 25 años de edad.

En 1992, cuando se gestó el movimiento, su padre tenía 17 años de haber llegado a Cancún en 1975 con un puesto en el gobierno federal, en la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP).

Luego, por azares del destino, a raíz de una reforma del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), cambia esa secretaría sus funciones de comercio exterior a la Secretaría de Comercio, a la que se incorpora.

Por un desacuerdo con su delegado se desliga y el entonces gobernador Pedro Joaquín Coldwell (1981-1987) lo nombra su asesor. Posteriormente trabaja en el Partido Revolucionario Institucional, específicamente en el Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (Cepes).

Desde el Cepes dirige la campaña de Joaquín González Castro a la presidencia municipal de Benito Juárez Cancún (1984-1987). Posteriormente se incorpora al nivel municipal, con lo que completa un ciclo de experiencia laboral que le parece muy interesante.

Después de trabajar en la administración de González Castro considera cerrado ese ciclo y piensa que le toca el ciclo respecto hacia su persona y hacia su familia. “Trabajar en el gobierno era algo ruinoso y verdaderamente difícil, porque los sueldos eran muy bajos”.

Pone un despacho de abogados y a la vez inicia una empresa de tratamiento de agua que crecen a la par. Un despacho de abogados que se hizo un despacho muy grande, muy prestigiado, y una empresa que se fue desarrollando con mucha fuerza y mucho brío.


Reflexiona Eduardo Pacho:


“Durante todo ese tiempo en que trabajé en la iniciativa privada lamentaba yo muchísimo el hecho de que Cancún, una ciudad tan bella que tanto me había dado y en la que había asegurado a mi familia un futuro y un porvenir, estuviera tan descuidada.

Sobre todo, que se veían venir los aires de cambio; se veía que la política no podía seguir en el mismo sentido, porque la gente ya no estaba contenta ni conforme con lo que estaba pasando.

“La verdad es que sin mucho tino y con poco seso, más que otra cosa, estando en la participación activa de mi empresa, en Coparmex se hizo un perfil de lo que las gentes de Coparmex desearíamos para el candidato a la presidencia municipal de Cancún.

“Ese perfil, que costó muchísimo trabajo, porque no nada más se hizo entre las gentes de Coparmex, sino entre un grupo de ciudadanos, arrojó un perfil claro de lo que queríamos los cancunenses. El resultado se mandó a los partidos políticos.

“El PAN y el PRD contestaron que no tenían una gente con el perfil que requeríamos, pero hicieron una invitación muy clara para que Coparmex pusiera un candidato con ese perfil; que ellos estarían de acuerdo en apoyarlo. El único que no contestó real y verdaderamente fue el PRI, y en contra del perfil que nosotros habíamos detectado, puso a su candidato: Carlos Cardín Pérez.

“Los puntos principales del perfil fueron rotos, porque queríamos una persona con arraigo en Cancún, que hubiera tenido una permanencia real y verdadera y que nos conociera perfectamente bien; que ya no queríamos gente que viniera de Chetumal. Eso se rompió con el candidato del PRI.

“Sin embargo, el PAN y el PRD pusieron a su disposición su categoría de partido político para que nosotros hiciéramos una propuesta. En ese tiempo había una persona que estaba conduciendo una organización de ciudadanos, muy somera, por cierto, para que pusieran un candidato.

“Se reunieron estas personas, tanto el PAN y el PRD, que pasaban momentos muy difíciles, porque no estaban en su adultez política, y entre los tres buscaron a las gentes con el perfil de Coparmex y empezaron a hacerles la propuesta. Las gentes más inteligentes y más serenas que fueron consultadas dijeron que no querían participar. Creo que todos los seres humanos tenemos un momento de esos momentos en los que uno no quiere que se repitan, y me agarraron en ese momento, y acepté.

“Acepté porque mi despacho me había dado lo suficiente para poder vivir tranquilamente y mi negocio me estaba dando más de lo que yo podía gastar. Era un negocio muy fuerte y muy sólido. En ese momento acepté la participación.

“Se hizo una asamblea, se formó una coalición, y esa coalición me eligió a mí como candidato, y se inició el proceso de la campaña política, la inscripción, fue aceptado mi registro. Fui registrado como candidato del PAN, del PRD y de esta coalición de ciudadanos. De esa manera quisimos trabajar y solamente de esa manera aceptamos.

“Una de las cosas que yo siempre quise fue no encasillarme en ningún partido político, porque yo no era parte de ningún partido político. Mi ideología en ese momento no se daba con ninguno de los dos partidos políticos, pero sí con ese movimiento fresco de gente de la ciudad que quería dar un gobierno por sí mismo. Así iniciamos una campaña política.

“El PAN y el PRD se comprometieron a dar los fondos para poder hacer esa campaña política. Fondos que, quiero ser muy claro, jamás se dieron. Ellos dieron una cantidad de dinero que eran las que tenían como organizaciones locales.

“Dieron tres millones de viejos pesos, tres mil pesos de hoy (1997), cada uno de esos partidos, en una campaña política que nos salió en alrededor de 150 millones de viejos pesos, 150 mil pesos de hoy.

“La campaña se hizo sin muchas pretensiones, pero yo no tomo en consideración dentro de esos 150 millones de viejos pesos que el centro de campaña fue mi oficina, que se pagaron rentas, luz, teléfono, equipos de computación. Todo eso que también se puso de mi propio peculio y que no salió de ningún partido político.

“Los partidos políticos se replegaron un tanto, pero los ciudadanos trabajaron mucho por mí. Trabajamos intensamente tres meses, hasta llegar a la etapa crítica del proceso. En esa etapa crítica del proceso sentimos más el abandono de los partidos políticos. Sin embargo, seguimos adelante. Quiero recalcar que hubo gente que trabajó con mucho amor, con mucho espíritu y con mucha fuerza. El problema grave es que nunca logramos conjuntar verdaderamente un grupo político. Éramos diez gentes trabajando.

“Cuando se dio la necesidad de nombrar a las personas que nos auxiliarían en el cuidado de las urnas en las diferentes casillas que se habían puesto, nosotros necesitábamos cuando menos 400 gentes para el cuidado de las urnas. No pudimos juntar, a pesar de una campaña de telefoneo y visitas personales, más que 118 personas.

“Esto es, la gente no quería trabajar, la gente tenía miedo. Estaba terriblemente temerosa, todos querían votar por Pacho, pero no querían trabajar por su destino ni por su futuro. Y eso fue muy doloroso y muy difícil de aceptar, pero lo tuvimos que hacer.

“Finalmente, cuando llegó el conteo regresivo para las elecciones, sucedió que el día de mi cumpleaños, el 16 de febrero de 1993, organicé una comida con mi grupo de trabajo. Éramos diez gentes. Ese día, una persona que yo no conocía entró al restaurante “Locanda Paolo”, donde estábamos comiendo, y me pidió que saliera a platicar un momentito con unas personas que me buscaban.

“Salí junto con dos personas que cuidaban mi seguridad y nos encontramos con tres camionetas Suburban. En una de ellas venía el encargado de la Seguridad Nacional, que era Jorge Carrillo Olea, el actual gobernador del estado de Morelos (en 1997); venía también el entonces senador Joaquín González Castro, y algunas otras personas, y me invitaron a platicar con ellos.

“Fui a platicar y me dijeron que me pedían mi renuncia; que el Presidente de la República (Carlos Salinas de Gortari, 1988-1994) la había exigido. Joaquín González Castro me decía que renunciara, que era lo más conveniente. Que no me iban a dejar gobernar. Que no iba a contar con recursos. Eran como las tres de la tarde de ese día. Me dijeron que me daban 24 horas para que yo renunciara.

“Yo les dije que el Presidente de la República no era de mi partido político, y por ahí alguien con sarcasmo dijo que había gente mucho más poderosa que yo que no había podido con el Presidente y que si no quería terminar como Clouthier. Ese día no llegamos a ningún acuerdo. Yo me retiré a mi casa.

―¿Fueron a platicar a algún lugar?

“Sí, fuimos a una casa, a un fraccionamiento que está a un lado de la avenida Kabah, a la altura de la Expo. Me retiré a casa realmente a pensar con mis hijos lo que iba a hacer.En la noche llamó mi madre Lilia Sánchez de Pacho desde la ciudad de Mérida y me dijo que un amigo de mi padre, Omar Pacho Carrillo, le dijo: “Saca a tu hijo de la ciudad. Dieron la orden de matarlo”.

“Mi padre fue funcionario público durante 32 años; laboró en la Secretaría del Trabajo; hizo una buena amistad con don Salomón González Blanco, padre de Patrocinio González Garrido, en ese entonces secretario de Gobernación.

“Mi mamá me habló esa noche. Al día siguiente, 17 de febrero de 1993, volé a la ciudad de Mérida y en compañía de ella me dirigí de nuevo al aeropuerto meridano para tratar de salir a San Diego, vía Distrito Federal.

“En la ciudad de México, al carretear el avión en la pista fuimos detenidos nuevamente por tres camionetas Suburban y me llevaron al Campo Militar número 1, en donde me volvieron a repetir la petición del Presidente de la República, y yo accedí a firmar mi renuncia.

“Me llevaron a la puerta del Hospital de México, donde había un notario que dio fe de mi renuncia. Me llevaron después el Hospital de Cardiología y finalmente al Hospital Los Ángeles, donde permanecí encamado seis días. Llegaron los de Televisa. Me decían: “Hazte al enfermo. Envuélvete en las sábanas. Te ves demasiado saludable. Hay que repetir la toma”. Todo estaba armado. Esa es la historia verdadera.

Las cúpulas de PAN y PRD prefirieron acordar con el gobierno

“Yo nada más quiero decir dos detalles que ahí salieron. A mí me enseñaron un escrito en la ciudad de México, en el Campo Militar número 1, donde los partidos políticos PAN (encabezado por Luis H. Álvarez) y PRD (encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas) se habían comprometido a no firmar ninguna coalición y en eso iba el aumento de sus porciones económicas para la campaña de 1994.

“Ellos firmaron y por eso no apoyaron la decisión que tomaron localmente PAN y PRD, porque había esa firma del compromiso de no apoyar a una coalición.

“Lo que pasó es que esa coalición, casi como un juego, llegó un momento en que dominó la posibilidad en las elecciones, de tal manera que se dieron cuenta que aún con las viejas prácticas no iban a poder cambiar el destino de la votación y, por lo tanto, tomaron esa decisión”.

―¿Las nuevas boletas, sin el nombre de Eduardo Pacho, se hicieron rápidamente o ya estaban hechas?

“Hay que entender que el gobierno federal tiene recursos ilimitados. Habrá que entender que el gobierno federal juega sus piezas por anticipado y a la segura. El Presidente de la República en ese entonces era un hombre talentoso, con una inteligencia que iba más allá de la normal y que las gentes no se están chupando el dedo, que saben lo que hacen. Creo que si las boletas hubieran ido con mi nombre, a pesar de haber renunciado, el resultado no hubiera sido agradable para nadie”.

―La campaña creció de una manera inesperada. ¿Esto significa que la gente está necesitada de creer?

“Así es. En realidad, la gente de Cancún estaba en ese momento fastidiada, terriblemente hastiada. Nosotros desde que iniciamos la campaña, y de eso tengo pruebas muy evidentes, sabíamos a lo que nos enfrentábamos. Cuando inicié la campaña política dije: “No es mi esperanza la de ganar. Mi esperanza es la de motivar a la gente para que vean que sí es posible y para que, además, se enfrenten ya a una lucha política más abierta que dé, en el siguiente trienio, un presidente auténticamente de Cancún, tal cual sucedió (con Rafael Lara).

“Cuando se dio el cierre de la campaña hice un desplegado y una entrevista, constan y están ahí, donde dije: “Yo ya triunfé. Yo ya logré y alcancé mis metas”. Mis metas eran las de motivar a la gente; las de hacerles saber que hay posibilidad de cambiar.

“Cuando se reclama todo esto, le digo a la gente: se olvidaron de nuestros objetivos, se olvidaron de lo que nos proponíamos, se olvidaron de lo que francamente queríamos. Nosotros no éramos un grupo político tal cual. Nuestro deseo no era asumir el poder por el poder mismo. No teníamos esa convicción ni esa necesidad.

“Realmente queríamos un beneficio para la ciudad de Cancún, y creo que mucho se ha logrado, porque después de sacudir esa rama con la fuerza que se hizo, las cosas cambiaron mucho para Cancún, y ahora tenemos un presidente municipal, no sé si bueno o malo, pero es un cancunense que vino aquí a fundar esta ciudad (Rafael Lara).

Y no creo que ahora se vaya a menospreciar de ninguna manera el hecho de que eso sucedió tal cual se planteó durante gran parte de la campaña política.

―¿Cree que los partidos políticos, rebasados ya por una sociedad emergente, sólo cuidan sus cuotas económicas y de poder?

“Sí, desde luego que sí. Eso es algo que yo le reclamé mucho al PAN y al PRD. Esos eran partidos políticos que en ese momento estaban acostumbrados a llegar al segundo lugar. A ellos les interesaban las plurinominales, las proporcionales, las cuotas de poder que les iban a quedar, resultantes de quedar en segundo lugar. Nunca tuvieron una visión de campeones, de llegar al primer lugar, de remontar la meta.

“Era lo que yo les decía. Pero el PAN y el PRD tenían en ese momento, el primero con 15 afiliados y el segundo con 20, no más. Era una cosa que verdaderamente daba pena. Sin embargo, ahora se les ve bien fortalecidos a los dos, porque la gente ha retomado ese deseo y esa necesidad. A partir de esa fecha se han fortalecido.

“Y aunque ellos mucho mencionan de que no habrá otro pachazo, yo quiero recalcar que, efectivamente, les falta mucho para tener la calidad para que pueda haber otro pachazo. Los pachazos no se dan gratis. Se dan después de una verdadera batalla y de una lucha frontal, con vigor, con… les falta mucho para que puedan dar otro pachazo”.

―¿Qué puede comentar de la campaña barriendo, inclusive con la escoba en la madrugada con los barrenderos, la basura de la corrupción? ¿Por qué cree que caló tan hondo en mucha gente?

“Leía alguna vez en el libro negro de Giovanni Pappini, cuando habla del sistema político en la isla de Jasensi, en uno de sus capítulos habla con mucha seriedad de que la democracia no es tal, porque en realidad los mejores hombres nunca van a la política. Los mejores hombres siempre se quedan a un lado. En México lo que ha pasado es algo muy similar. Los mejores hombres no van al PRI. Los mejores hombres prefieren quedarse fuera de la política.

“Quizás ahora una serie de gentes más calificadas están participando en la política, pero no por parte del PRI. Lo que pasaba y lo que pasa es que el PRI con su sistema totalmente antidemocrático, en donde nada más camarillas se iban ayudando unos a otros, fueron siendo un tamiz y fueron llevando cada día a sus peores hombres.
“Entonces, por más que hicieran, por más que gastaran, se les olvidaba el talento; se les olvidaba la capacidad para hacer las cosas, para llegar a la gente. Querían sustituir la cantidad por la calidad; querían sustituir los muchos anuncios por las muchas ideas. En realidad, esa fue una campaña de gentes con mucho talento que me acompañaron en la misma, que verdaderamente trabajaron y que tenían una intención muy clara. Esa campaña fue una campaña que se hizo caminando.

“También leía en un libro de un buen amigo mío, que alguna vez manifestó el que fuera Cronista de la ciudad de Cancún (Raúl Pavón Abreu) que la arqueología se hacía caminando, no en los escritorios. La política es exactamente de la misma manera. La política se hace caminando, llegando a las gentes. No en un escritorio. Desafortunadamente estamos acostumbrados a controlar a los líderes, a corromper a los líderes y con eso llevar manadas. Nosotros ni podíamos ni teníamos ni queríamos. Nosotros llegamos a la gente. Verdaderamente al núcleo, a la gente sedienta, con unas ganas de cambio, de cosas diferentes”.

―Ahora que el mundo se ha acercado tanto con los medios de comunicación sabemos con mucha claridad que las campañas políticas en los países democráticos son financiadas por el poder económico. Para no ir tan lejos, en Estados Unidos, los candidatos a la Cámara de Representantes, a la de Senadores, tienen padrinos políticos que son empresarios muy poderosos, ¿cómo compaginar este interés legítimo del poder económico por alcanzar el poder político atendiendo, además, a las capas más pobres?

“La solución a este problema está en lo que se llama la alternancia en el poder. Yo puedo recibir bonificaciones, participaciones, apoyos, de cualquier partido político, y puedo por esa condición llegar a gobernar, pero sé bien que si no lo hago como es debido, en la alternancia política, el que sigue me va a crucificar.

“Es decir, el hecho de saber que no soy permanente, el hecho de no participar en esa cofradía en donde cada quien se agarra la cola, porque uno sabe de dónde viene y para dónde va, es lo que ha hecho que los gobiernos sean mucho más sanos. El hecho de saber yo que el que sigue puede ser de otro partido y buscar hasta las minucias más grandes me hace, o servir bien o dejar de hacerlo.

“Aquí no había esa posibilidad. Yo sabía que el siguiente que viniera detrás de mí iba a ser de la misma calaña y, además, lo iba yo a conocer de tal manera que si él decía media palabra mía, yo decía todas las de él y de sus padrinos y él de los míos, y era el cuento de nunca acabar, la danza de los elefantitos. Como siempre dije: unos iban agarrados de la cola de los otros.

“Mientras sigamos con más de 60 años de poder y sean exactamente las mismas… toda la vida lo dije. Es como en el dominó: las mismas mulas, nada más que revueltas. Mientras sigamos así seguiremos siendo lo mismo. ¿Por qué? Porque es indudable que al no darse la alternancia sana del poder, se cubren los vicios”.

―¿Cómo melló en la vida de Eduardo Pacho Sánchez esta experiencia, qué le dicen las personas al día de hoy?

“Bueno, ha habido dos corrientes muy grandes. Gentes que me ven y me dicen: “Oye, qué milagro que estás aquí. ¿Cuándo regresaste?”. Les respondo: “Aquí siempre he estado. No me he ido”. Hay gente que me insulta. Pero la gente que verdaderamente vale, mis amigos, los que me conocen, los que saben quién soy, siempre me tendieron la mano.

“¿Cómo afectó esto? Afectó total y definitivamente mi vida; cambió absolutamente. Tuve que tomar nuevos derroteros, nuevos caminos. Lo único que digo es que no me arrepiento de ningún día ni de ninguna cosa de las que haya hecho en mi vida. Todo lo que tengo y lo que he disfrutado ha sido producto de mi trabajo y de mi esfuerzo. Algo que a mis hijos mucho les he dicho es que bueno o malo, fue trascendente e importante. Eso es lo que verdaderamente vale”.

―En el momento en que estampó su rúbrica en el documento de renuncia, ¿cuál fue su primer pensamiento?

“Fue: ¡Qué voy a hacer! Pero en mi mente siempre estuvo presente el que tenía que venir a Cancún a dar la cara, que no tenía que ir a ningún lado, porque nada malo había hecho. Eso sigue vibrando en mi mente. Por eso, aquí estoy.

―¿Algún dolor al saber que usted iba a estar allá como rehén del sistema político mexicano y la gente aquí en Cancún sin conocer todavía la noticia, pero en vísperas de hacerlo?

“La verdad es que padecí días de tremendo dolor. Fueron días en que me sentí como fuera de este mundo y poco atado a la realidad. Tuve que tomar unos días, meses, para volver a poner los pies en la tierra y para entender que ese era el papel que me tocaba jugar. Estaba dicho que eso era lo que tenía yo que hacer y eso fue lo que hice.

“No lo lamento; quizás si me dieran la oportunidad, no lo volvería a hacer, porque hice muchas cosas mal. En primera, no tenía un grupo político. En segundo lugar, debí haber dejado a los políticos que se dedicaran a eso y yo a lo mío: ser un buen abogado.

―Refiriéndonos a don Heberto Castillo, enfrentarse al sistema y sentir el peso del sistema con toda la cruda realidad, ¿pudiera establecerse un parangón entre él y usted?

“No me compararía ni con la suela de los zapatos de Heberto Castillo. Ese era un hombre en toda la extensión de la palabra. Don Heberto no creo que se hubiera quebrado como me quebré yo. Lo tengo que reconocer. Era mi destino. Hice lo que hice y lo acepto.

“El peso del sistema ha sido terrible, porque lo he visto hasta en cosas que son inauditas. Cosas que ya pasaron, sentimientos que ya debieron hacerse olvidado, y todavía hay rencores que insospechadamente gentes de segundo, tercero, cuarto nivel en el gobierno, todavía se creen en la obligación de hacer daño.

“Cuando gentes de primer nivel lo han entendido y hemos hablado frente a frente, hay gentes de tercero y cuarto nivel que todavía sienten que es su obligación ver la posibilidad de pegarme”.

(Tomado del libro “Quintana Roo, elecciones 2016. ¿La alternancia?”)


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El difícil camino para la participación ciudadana en el gobierno

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