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Noviembre 03, 2019 21:34 hrs.

Fernando Irala › tabloiderevista.com

Política ›


Concatenaciones
El fantasma del golpismo
Fernando Irala

Al aludir al golpe de Estado que Victoriano Huerta perpetró contra el régimen democrático y civilista del Presidente Madero, López Obrador se refirió a la imposibilidad de un nuevo episodio así en la historia mexicana.
A su juicio, cuenta ’con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado en nuestro país
La declaración no fue improvisada, como ocurre a veces en sus conferencias ’mañaneras’, en que responde al botepronto, bajo la insistencia de los medios, o en el trajín de una gira apresurada por el interior del país.
Esta vez, sus palabras fueron emitidas en un mensaje de twitter, y por lo tanto reflexionado en cuanto al tema y la construcción de sus frases.
En plena temporada de Halloween, la invocación pudo tomarse como parte del folclor que rodea esas fechas, de cuyo humor macabro forman parte las calaveritas del Día de Muertos y otras formas de festejo lúgubre.
Pero la seriedad del tema, y el contexto en que se emitió, llamaron la atención de muchos y la preocupación de no pocos.
Venimos de meses de desencuentros, de un año casi cumplido de crecimiento cero, de la crisis no resuelta del huachicol, del incremento de la violencia y la criminalidad –así puedan ser catalogados de inerciales.
En el octubre negro, el operativo extraño y fallido para aprehender a uno de los ’chapitos’, desencadenó una crisis cuyas secuelas aún no terminan, tantas que desde las voces oficiales se escuchó la premonitoria advertencia: Culiacán no será nuestro Ayotzinapa.
En el intento de dar claridad se sembraron más dudas, y ante la presión de los medios ocurrió lo injustificable: identificar a un mando del Ejército como el responsable.
Está muy claro que hubo errores de párvulos en la planeación y ejecución del ’culiacanazo’, y queda por demostrarse si hay responsabilidades y faltas por sancionar.
Pero por lo pronto, hicieron ver periodistas, expertos en seguridad y sus compañeros de armas, se expuso a la sed de venganza de los criminales a un militar de alto rango, contra toda lógica y necesidad.
Entretanto se conoció el discurso exasperado y de indignación de un general retirado en una reunión de altos mandos encabezada por el mismísimo general secretario.
Otros elementos secundarios podrían añadirse si hubiera espacio, entre ellos las múltiples agresiones a la tropa y sus mandos por chusmas embravecidas, envalentonadas porque saben que por órdenes superiores no habrá respuesta de los soldados.
Vivimos una época extraña, y las palabras presidenciales forman parte de un ambiente ominoso.
De ello volveremos a escribir.

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