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Septiembre 16, 2018 21:20 hrs.

Armando Fuentes Aguirre ’Catón’ › guerrerohabla.com

Periodismo ›


La buena noticia es que habrá Viagra para las mujeres.

La mala noticia es que habrá Viagra para las mujeres.

Cuando salió el Viagra original, para señores, los fabricantes de la estimulante pastillita azul quedaron sorprendidos por la premura con que millones de hombres en todo el mundo acudieron a pedirla. Ni siquiera la necesidad de llevar una receta detenía a los ansiosos compradores.

–Deme un frasco grande de Viagra.

–¿Trae receta, señor?

–No. Pero traigo a la enfermita.

Esos mismos fabricantes investigan ahora la posibilidad de elaborar un Viagra para damas. Con tal fin han iniciado un estudio de los misterios que rodean a la libido femenina, considerablemente más compleja que la masculina. Yo tengo para mí que todo en la mujer es más complicado que en el hombre, empezando por el peinado y acabando por el alma.

La aparición del Viagra femenil alegra, pues establece condiciones de igualdad entre el hombre y la mujer. Ella también afronta problemas en el ejercicio de su sexualidad, sobre todo con la llegada de la menopausia. Justo es entonces que disponga de un auxiliar que inicialmente se concibió sólo para el hombre. Un aspecto problemático, sin embargo, presenta la noticia: con el advenimiento del Viagra femenino habrá señoras reanimadas que plantearán a sus esposos demandas difíciles de cumplir. Pero en fin; no habrá nada que el amor y la comprensión –más la imaginación– no puedan superar.

En los Estados Unidos se encuentra en su apogeo la carrera por conquistar el mercado de señoras ansiosas de revitalizarse para los entretenimientos corporales. Hoy por hoy uno de los médicos más populares entre las norteamericanas maduras es el doctor Jed Kaminetsky, creador de una ampolleta en la cual se combinan sustancias vasodilatadoras tendientes a poner en estado de buen funcionamiento la zona genital de la mujer.

Otros caminos hay aparte del de Kaminetsky. La FDA (Federal Drug Administration) acaba de autorizar la venta en las farmacias de un artilugio de forma misteriosa tendiente a estimular el clítoris para aumentar su rango sensorial. También existe un parche de color morado, grande, que la mujer se pondrá sobre el abdomen para aumentar la sensación erótica. Tiene un riesgo: se teme que la mera visión del mencionado parche hará que se abata y caiga el interés erótico del compañero.

La esperanza, se dice, es lo último que muere. En el caso del hombre un pícar juego de palabras afirmaba que ’La pasión dura hasta que dura dura’. Había un caballero saltillense, muy serio él, formal en sus apreciaciones. Algunos amigos suyos, madurones, hablaban cierto día en su presencia del ejercicio sexual y de los auxiliares disponibles para prolongar su duración: ostiones; hierba damiana; inyecciones de progesterona; aquella substancia misteriosa llamada ioimbina… Con terminante acento aquel señor acabó la discusión:

–Señores, no nos hagamos pendejos. Eso, cuando se acaba, se acaba.

La cuestión está en saber cuándo se acaba, y si necesariamente se tiene que acabar. A los 91 años de su edad Andrés Segovia tenía un hijo de 63 y otro de 14. Fueron legendarias las capacidades amatorias que después de los 80 mostraban Chaplin, Picasso, Casals... Doña Rosa, la mujer de don Abundio –señor que tenía entonces el mismo número de abriles– se quejaba de ’el viejo pelado’, y refunfuñaba: ’Todavía anda con sus cosas’.

Sea entonces bienvenido sea el Viagra femenino: hará que las viejitas puedan también ser libidinosas.

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