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Julio 22, 2019 10:23 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


El silencio de los ex presidentes de la República fue por mucho tiempo, una ley no escrita, aunque respetada con rigidez. Los ex presidentes panistas rompieron el silencio y no lo hicieron con temas fundamentales, teorías políticas sólidas, tampoco con ideas nuevas, ni mucho menos con una aportación al país. Hablaron fuera de tiempo y rompiendo una regla de oro, criticando, burlándose, descalificando, pero sobre todo, defendiéndose de posibles cargos legales y penales.


Si fueron malos o buenos presidentes, Fox y Calderón se convirtieron en los peores ex presidentes del país. No sólo por romper la regla del silencio sino por hablar insustancialmente de un país que supuestamente conocieron desde el poder y demuestran un total desconocimiento. No hay duda que los tiempos, cambian y el país también.


Los ex presidentes panistas no subían el rating de los programas con sus declaraciones y hacía más visitadas las páginas donde aparecían, ante esta realidad ahora tienen una ventaja: que sus palabras son intrascendentes, eso sucede precisamente ahora que deberían serlo.


Por un lado, debe explicar, con detalle Felipe Calderón cómo fue que tomó hace 12 años, 207 millones de dólares de lo incautado a Zhenli Ye Gon, sin más trámite que un decreto que nunca se dio a conocer. Porque la obra que financió con ese dinero bien debía anunciarse a los cuatro vientos y se mantuvo como un secreto de Estado.

La construcción de 335 Centros ’Nueva Vida’ de Prevención y Tratamiento de Adicciones en el país nunca se supo, nadie sabía que en caso de crearse fueran a ser noticia, que debió corresponder a la Secretaría de Salud, o de Educación, incluso de Gobernación, dependencias que seguramente ahora están igualmente sorprendidas como la mayoría de los mexicanos sobre esa sorpresiva magna obra de salud pública.

Por su parte Fox, pareciera haber desaparecido todos los archivos de la Secretaría de Hacienda relativos a las condonaciones de impuestos, lo cual sabemos era una práctica muy socorrida por los presidentes panistas y priístas, toda una tradición en el asunto de favorecer a los que más tienen.


Vicente Fox nunca negó ser empresario, sus colegas sin duda alguna fueron beneficiados por su mano divina, entre ellas desde luego, la de él mismo. Tres de sus empresas, que en ese momento estaban a punto de la quiebra fueron rescatadas no sólo con la condonación de impuestos sino con estímulos fiscales.


Es en estos momentos en los que los ex presidentes panistas deben empezar a hablar, pero en los tribunales. Explicar sus desvíos intencionales en todos los rubros de la actividad presidencial, debió empezar cuando rompieron ese silencio, que ahora podrán darse cuenta que nunca debieron alterar.


Cada uno de ellos dos cuenta con el puente hacia la impunidad en el que han trabajado arduamente. Calderón con su proyecto de partido político, para él que no reúne ni a los familiares; y Fox con su fundación, que también debería ser investigada a fondo.


Es hora de romper el silencio respecto a los trabajos oscuros de los ex presidentes panistas.

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El silencio panista es oro

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