El tiempo

Por supuesto que todos estamos matriculados en la escuela de la vida. Y que el mejor maestro es el tiempo. Razonamos así cuando el presidente del Club Primera Plana, don Raúl Gómez Espinosa, hizo entrega de un reconocimiento al periodista y colega Javier Martínez Rivas por cincuenta y cinco años ininterrumpidos en tan digna profesión. Frente a un centenar de reporteros en la sede de la Sociedad Mexicana de Geografía y estadística recordó que éste ha sido un año difícil, aciago, para el gremio. No obstante, reconoció haber remontado adversidades. Nuestro esfuerzo, diario, claro, para informar, diríamos, tiene un límite que marca el Estado. No obstante es valor, es poesía, es alimento. Es antorcha del pensamiento y manantial de la verdad, agregaríamos. El también editor de Proyección Económica al señalar que don Javier cumplió 73 años de edad, y más de medio siglo de escribir, estuvo de acuerdo que en la juventud aprendemos y con la edad comprendemos. Ladislao, su primer nombre, es egresado del entonces Excélsior de don Armando Rivas Torres, su jefe de información, de don Rodrigo de Llano, su director general, don Manuel Becerra Acosta, subdirector general y don Víctor Manuel Velarde Goroztieta, jefe de redacción. No cabe duda que en el joven inexperto arde la llama y en el experto, la luz. Reconocemos que con sabiduría no se envejece. Sólo tenemos más edad. Y aún vida. Gómez Espinosa, periodista editor, amplio criterio para atisbar la vida, reconoce que se envejece, cuando no se madura, cuando lo nuevo nos asusta. Tiene razón, porque el tiempo nos permite contemplar lo que acontece, ha acontecido y posiblemente, si lo dejamos, acontecerá. Nadie, vaya el ciudadano común y corriente, ignora las peripecias del gobierno para allanar caminos. Como tampoco nadie se esfuerza por evitarlo. Ni tampoco sus errores. Pero todos, hambrientos, pobres, ricos, el pueblo en general, insiste en conocer la realidad que cuando se está en el poder se evita a toda costa. Ladislao Javier que como otros desafían a la autoridad por decir la verdad, debe recordar que no sólo se tiene edad. Se tiene vida, concluiríamos.
Carlosravelogalindo@yahoo.com.mx