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Mayo 16, 2015 15:56 hrs.

De la REDACCIÓN › diarioalmomento.com

Cultura ›


Todo un éxito, el Festival de las Madres organizado para las esposas y trabajadoras del Sistema Colectivo Metro, en su deportivo de la colonia Ramos Millán. Destacó la participación de la poetiza, escritora y pintora, Araceli Ordoñez Cordero y el periodista, escritor y poeta, Mario Andrés Campa Landeros. El evento se realizó como parte de la labor que realiza la Unidad de Actividades Deportivas, Sociales y Culturales del Metro.
El programa dio inicio con la participación del grupo de zumba del deportivo. Posteriormente, los integrantes del grupo de danzón -que viajarán a Veracruz, en fecha próxima, para competir- interpretaron tres danzones clásicos, mostrando la belleza de esta música.
Araceli Ordoñez y Mario Campa dedicaron su poesía a todas las madres y a todos los asistentes a este espectáculo. La poetiza, entre otras lecturas, leyó su bello poema:

QUIERE-ME O MATA-ME

Mamá
1.
Como decir el daño que causaste si estando lejos necesito de ti/ de esos gritos sin aparente razón/ de esas caricias que no sabes dar/ por el qué dirán/ por no verte débil/ por la generación que te tocó vivir/ porque se aprende con el ejemplo, porque sufriste igual o peor que yo.
¿Tengo la culpa?

Pordiosera soy de esa época que no llegó
mentiras de un mañana

Tengo frio
tengo hambre del campo
que viste el escueto calor de hogar
de las tardes de trabajo con los pies cansados
de los moscos come sangre de tu sangre
de las goteras que habría que tapar
donde se mojó el rescoldo de tu pecho
esas brasas que una sonrisa no supo atizar

Una noche en tu cama
sintiendo el frío de tu cuerpo
deseando estar en tus sueños

Tus brazos perdidos en la niebla

Dónde estás mamá
dónde guardas ese amor
dónde se junta tu corazón con el cielo
cuándo se rompió el cordón que nos unía

Cuando supiste que vendría
cuando tus senos de gloria se vistieron
cuando los ascos al pensar mi nombre
cuando los golpes de mis piernas
cuando las costuras en tu vientre
cuando los gritos de papá

Una respuesta que mis manos sucias rascaba entre el parpado de tus ojos, que se cerraban cuando mis labios pronunciaba un por qué.
Cada caída sin tus besos lastimaba más que la piedra poma con que tallabas mis rodillas, cada tarde que el humo llevaba versos no escritos con vocales mal pronunciadas, por becerros y vacas, entre pastos donde reposaba el llanto, cada lamida de los perros que con gratitud me daban, por una palmada, por una tortilla lanzada, por una mirada de complicidad. El deseo mío por un trabajo, porque eres mi madre solo por eso te añoraba.

2.

Crecían la flores y eran regadas
junto a ellas matorrales que estorbaban
un dejo de espinas al fuego lanzadas
bajo las sombras sedienta de sol
un planta se marchitaba

Vuelve tus ojos
al caño donde el rescoldo llenó tu cuenca
vuelve tus pasos / espera a quien gatea

Las sábanas rojas llamaron
cada mes
volvían
sigilosos encuentros de manos tímidas
pensando en un embarazo que la iglesia prohibía

3.

¡Ah!
qué tiempos aquellos
dónde con una sonrisa cobijaban tus hombros
esa sonrisa se pagaba
con gritos de moral
esa sonrisa de labios ajenos
se pagaba con golpes

El llanto doblego al poco amor que cariño se volvió
ese cariño que muto en odio
ese odio
que hoy nos consume
y no sabe decir te quiero
te necesito

Vuelve mamá
dame la sonrisa que nunca te provoqué
dame el calor de un abrazo
cobija mi futuro
se parte de mis días

Vuelve madre
no desprecies los sentimiento por mi guardados
todos y cada uno de mis días
He tenido un ser en mi vientre
sentí lo que tu alguna vez sentiste
pero a mí me doblego
a mi ser desnudo y lleno de sí

Cómo es que yo no pude hacer eso
cómo es que mis pequeñas manos te lastimaban
como es que el latido de mi corazón te ensordecía
cómo es que el tiempo nunca cambio
cómo es que ahora sigues mirándome igual
cómo es que ahora yo te necesito más
cómo es que a pesar de no escuchar tus labios
imagino mis mañanas con tus gritos
¡Levántate no seas floja!
holgazana
buena para nada

Volteo
y no estás
solo una razón sin sentido
solo un sentido
que grita y escapa
que no es percibido por ti
por nadie
solo se queda en estas paredes
que cobijan el ayer
resguardando el mañana
te miro a la cara
ya no puedes mirarme
anda madre / hace frio
cierra mi ataúd.
Por su parte, Mario Andrés Campa Landeros, deleitó a los presentes con sus poemas: A mi raza y Hubo tan solo un momento, entre otros:

A mi raza

Ahí estás.
Con el reflejo triste de mi pueblo.
La mirada atrás de nuestra historia.
Y el leve suspiro de mi raza.

Hueles ya a la tierra de mi tierra;
El jarro, el chile y la tortilla.
Tus lágrimas se funden con el viento
y tus manos se confunden con el barro.

Tienes ya los colores de mi campo;
El rojo granada de su sangre.
El café del zurco que agoniza.
Y el verde del indio que se muere.


Te veo
Y amo aún más a mi raza...

Hubo tan solo un momento... Dedicado a su madre ausente:

Hubo un momento en que creímos que la vida era eterna.
Y nos sorprendió la luz,
El ruido,
El grito desgarrado que se aferra a débil maravilla.
Dolor que ahogan nuestros propios gritos.
Sensación de caricias extrañas.
Amor de un dolor de aquella parturienta,
Madre mía.
Hubo un momento de mi propio llanto que anunció el futuro reír
Del último silencio.
Y lo pregunto:
¿Es principio o final el nacimiento?
Hubo un momento, entre el existir y la palabra.
El diálogo,
El abrazo,
El beso maternal, eterno.
Las caricias que gozamos entre mano y mano
Para dejar impresa la primera pisada, sin engaño.
El calor humano, el mimo…
Porque diriges tú, y quitas, cada piedra que detiene mi camino.
Hubo un momento…
Que en mi juventud fuiste el ejemplo de experiencia
Al lado de mi padre, el hombre que cual hierro ardiente
Me forjó con pasión para la guerra.
¡Loa a la Madre!
Abuela bendecida
Por la entrega de los frutos querubines;
Dos ángeles prestados en la vida,
Para dar crédito, Señor, de tu gran obra.
Hubo un momento…
Que vienen los recuerdos,
Los olvidos.
¡Yo no visito cementerios!
Pero aquí estoy, en mi silencio,
En mi rincón, arrepentido,
Sin siquiera darme el tiempo
De llorar…
Llorar a mis queridos muertos.
Hubo un momento…
¡Madre!
Lo confieso.
Un momento que por triste, no recuerdo.
Para finalizar y siguiendo el programa, presentaron a un imitador de Vicente Fernández y cerró el evento un mariachi.

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Emociona la poesía al personal del Metro

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