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Agosto 23, 2018 22:51 hrs.

Armando Fuentes Aguirre › guerrerohabla.com

Periodismo ›


Llega puntual el agua a bailar de puntillas en el techo. Yo estoy bebiendo en la cocina mi té de yerbaniz, y el té me sabe más sabroso, y la vida me sabe más sabrosa aún.

Mi esposa me regañó porque cuando empezó a llover después de la sequía de meses salí de la casa y me puse bajo la lluvia con los brazos y el corazón abiertos.

Quise que la anhelada agua fuera bautizo que me lavara el alma. Quise limpiar mis culpas de hombre de poca fe. Me dijo mi mujer al ver que me mojaba todo: ’Vas a enfermar’. ¿Acaso esta agua celestial puede traer enfermedad consigo?

Ahora el ancho arroyo va colmado, y en las labores las acequias cantan su canción. Se llenarán los senos de la tierra, y las sabias raíces de los árboles los buscarán para beber de ellos. El bosque no temerá ya la amenaza de las llamas, y cada cabra parirá dos cabritos, pues tienen seguro el alimento.

El campo luce ahora el color de la esperanza. La vida, la eterna vida, seguirá.

¡Hasta mañana!...

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En estos días ha llovido en el Potrero toda la lluvia de Dios.

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