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Noviembre 06, 2018 19:56 hrs.

Norma L. Vázquez Alanís › diarioalmomento.com

Cultura ›


(Segunda y última parte)

En 1968, el departamento de prensa de los Juegos Olímpicos se convirtió en imprenta de documentos del movimiento estudiantil, pues ahí trabajaban alumnos de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, aseguró el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana Alejandro Gálvez Cancino, durante su intervención en el Día Internacional de la Corrección de Estilo (DICE).

Gálvez tomó parte junto con los veteranos periodistas Magdalena Galindo y Humberto Musacchio en el primero de dos conversatorios titulado ‘El contexto. La corrección como actividad política’, que formó parte del DICE cuyo tema general fue ’50 años de corrección política:1968-2018’.

Explicó que sus inicios en el periodismo fueron precisamente en Ciencias Políticas de la UNAM a través de periódicos murales, donde se encargó de la redacción y corrección para la revista ‘Críticas de la economía política’. Recordó también que a finales de los años 50 una oleada de sindicalismo y la Revolución Cubana cambiaron un poco la circunstancia de una prensa controlada por el gobierno, pero el 68 trajo un cambio radical de la participación de la juventud en la vida política de México.

Al segundo conversatorio, que tuvo como tema ‘El pretexto. La evolución del trabajo de corrección’, concurrieron Carmen Galindo, periodista y profesora en el Colegio de Letras Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; José Antonio Aspiros, licenciado en periodismo por la SEP y egresado de la Escuela ‘Carlos Septién García’, con experiencia laboral en cuatro agencias de noticias, y Felipe Gálvez Cancino, licenciado en periodismo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y doctorado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Para Carmen Galindo es indispensable la corrección de textos, el problema es que la gramática estructural impuesta en la educación básica después del 68 no es normativa, sino descriptiva; casi todo está permitido y esa amplitud de criterio provoca muchos errores en los libros.

’Ya no hay normas gramaticales en la redacción del texto, porque la gramática estructural es propositiva y además no hace división en sílabas, así que acabó por arruinar la gramática constructiva (regulatoria) y la ortografía en todo México, de suerte que si antes en el Fondo de Cultura Económica había correctores como Juan Rulfo y Juan José Arreola, ahora ese trabajo lo hacen jóvenes que no saben hacer división silábica, además de que nadie lee o revisa los textos antes de que se impriman y han sido publicados originales con todo y anotaciones internas como la de que ’falta ficha bibliográfica’.

El estructuralismo, señaló, es una manera de despolitizar a la gente, pues separa el texto social para centrarse solamente en las palabras y dar al lector un argumento sin contenido político.

El periodista Antonio Aspiros se refirió por su parte a la corrección de materiales periodísticos en las agencias de noticias, donde las mesas de redacción y edición están integradas por editores más que correctores, pues tienen la facultad de modificar los textos de los reporteros y los corresponsales de ser necesario.

Indicó que en las agencias de noticias y en algunos medios impresos, electrónicos y digitales, la corrección de textos se lleva a cabo con el apoyo de un manual de estilo. La agencia Notimex, que fue fundada precisamente en 1968, ha tenido diversos manuales de estilo desde que publicó el primero de ellos en 1974, muy similar al que tenía entonces la estadunidense Associated Press (AP), para concordar con los sistemas establecidos por las grandes agencias internacionales.

Después tuvo Notimex otros manuales fotocopiados y engargolados, y pasó un cuarto de siglo antes de que fuera implantado el ‘Manual de operación y estilo editorial’ (1999), debidamente impreso y adecuado a ciertas reglas y formato porque ya se trabajaba entonces con computadoras. Todos los manuales de Notimex fueron ajenos a los lineamientos políticos y sólo trataron sobre el estilo y el aspecto operativo.

Dijo que uno de los trabajos engargolados de Notimex, titulado ‘Uso del idioma’, fue entregado al Instituto Cervantes de España para un proyecto de acopio de manuales de estilo que luego presentó el filólogo, lingüista y corrector Alberto Gómez Font durante el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Zacatecas en 1997.

Finalmente, Felipe Gálvez Cancino refirió que pertenece a una generación formada por periodistas como Jacobo Zabludovsky, quien redactaba el guion para los noticiarios de Guillermo Vela y Fernando Centeno, y fue quien lo llevó a las revistas ‘Transformación’ de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) y ‘Contenido’, que dirigía Armando Ayala Anguiano y donde realizó varios reportajes. Dijo sentir frustración por no haber podido publicar notas sobre el 68 y el 71, dado el control del gobierno sobre la prensa.

Las conclusiones de los conversatorios fueron presentadas por la maestra Ana Lilia Arias, quien dijo que el corrector no puede modificar el sentido de lo que quiso decir el autor; que los manuales establecen reglas para unificar la corrección de estilo; que para el trabajo de corrección se deben consultar los diccionarios de las Academias de cada país, en este caso la mexicana, y que quien participa en las tareas con los textos que se van a publicar, tiene obligación de hacer presencia social para no seguir con el trabajo solitario de los antiguos copistas en los monasterios.



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Estructuralismo, una manera de despolitizar a la gente: Carmen Galindo

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