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Abril 17, 2019 12:20 hrs.

José Arroyo Reyes › guerrerohabla.com

Cultura ›


En el marco místico de la Semana Santa en Taxco, esta noche de Martes Santos y madrugada de Miércoles Santo, se realizó la Procesión de las Benditas Ánimas del Purgatorio, esas almas que en toda la historia de la humanidad vivieron en este mundo de manera humana. Hoy estas benditas almas ya habitan su entidad en un plan de purificación para poder algún día ver a Dios, según el dogma de la Iglesia Católica.
Los penitentes durante el recorrido piden misericordia, perdón y claman al cielo para que termine esta absurda guerra y que la paz y tranquilidad nos sea devuelta a todos los mexicanos.
La noche del Martes Santo, como cada año se llevó a cabo en Taxco ante la mirada fija de miles de espectadores nativos y visitantes, la procesión es ofrendada a las Ánimas del Purgatorio o Procesión de los Encadenados. Sin eventualidades extrañas, participaron mujeres y hombres por igual de género. La procesión fue presidida por la venerada imagen de San Nicolás de Tolentino, patrono de las almas del purgatorio.
En ella participaron diversas hermandades de personas encorvadas y encadenadas portando en manos una imagen de Cristo.
Por más de cuatro horas los ’penitentes’ vestido con negros faldones y cubiertos sus rostros con capucha, caminaron con los pies descalzos y atados a una gran cadena de fierro durante todo el trayecto vía corta, pero sobre todo en esta nueva edición, rezaron el Santo Rosario y elevaron sus oraciones al cielo para que termine esta absurda guerra y que los gobernantes resuelvan con honestidad y justicia este conflicto que ha costado a los mexicanos el derramamiento en grandes cantidades de sangre.
Así se expresaron algunos de los participantes esta noche. Expusieron en entrevista que tienen mucho miedo todos los días al salir de sus casas a trabajar o estudiar, por lo que demandan a las autoridades les sea devuelta la paz y tranquilidad a sus vidas hogares y al país.

Esta procesión inició, como de costumbre, alrededor de las 09:30 de la noche, en el atrio de del templo de San Nicolás de Tolentino, punto de reunión. En ella participaron dos grandes hileras de gentes portando cirios y velas encendidas en sus manos que simulan el camino hacia el purgatorio. En el centro las imágenes religiosas fueron cargaron por personas en pesadas andas de madera.

Durante todas estas horas del recorrido por las esplendorosas calles de Taxco, hechas de piedras de teyolote negro y mármol blanco, la cera derretida de las velas, le dio un tono brillante y remoto al tiempo de la colonia. Algunas mujeres jóvenes con mucho apuro movían y mantenían vivo el fuego del incensario donde se calcinaba el copal para perfumar y purificar el camino andado.
Encabezaron la procesión de imágenes, el Cristo del Coro de la parroquia de san Miguel y el Siervo de Dios de la Capilla de san Nicolás Tolentino; también participaron dos grupos escultóricos -imágenes- que representarán a las Ánimas Benditas del Purgatorio que se veneran en una Capilla y la otra en una casa particular, además de los Arcángeles San Rafael y Gabriel.

En esta procesión docenas de penitentes hombres y mujeres acompañaron en la procesión a la imagen de estas ’almas en pena’, muy calladas con la mirada al piso reflexionaron y rezaron por las enfermedades, la economía, la seguridad, los niños maltratado, los jóvenes botín de vicios, las personas mayores, los matrimonios, por el Papá Francisco y los encarcelados.

La penitencia fue difícil y sufrida. Su forma de descaso de las mujeres y hombres flagelados, azotados y disciplinados durante casi dos kilómetros de caminata, fue situarse en el suelo para apoyarse en sus cuatro extremidades en los empedrados de las calles. El pueblo las conoce como las ’encorvadas’, por la forma tan característica de su posición. En estas penitentes no llevaban auxiliares visibles, aunque sus familiares o amigos muy de cerca estaban al pendiente de ellos.

Su atuendo es un vestido negro ceñido y por un "cabestro " o lazo negro en la cara, igualmente cubierta por un capirote. En el grupo de las ’encorvadas’ muchas de ellas son jovencitas y niñas, se nota en sus ojos y por el tamaño de sus pies y manos que es lo único visible en ellas de su cuerpo, sin embargo, también participan gente de la tercera edad.

En esta segunda procesión nocturna, los penitentes agobiados y cabizbajos, tiraban de los pies con mucha dificultas y dolor, pero con fe el instrumento de tortura a través de la larga cadena amarrados de sus tobillo. Todos los participantes al caminar producían un portentoso sonido al arrastrar la gran cadena de metal por las sinuosas y empedradas calles de este pueblo mágico. La noche de las ánimas transcurrió en completo misticismo y asombro para propios y visitantes.

De esta manera los penitentes ofrecieron su sufrimiento por la paz, el dolor y sufrimiento del género humano, además de purgaran sus culpas personales. Es importante resaltar que los participantes en las diferentes procesiones podrán tener motivos personales para participan en ella, sin embargo, todos o la mayoría, ofrecieron su penitencia a Dios por la paz y la salud del prójimo, pues en ninguna forma este acto de amor constituye un acto de exhibicionismo velado, ya que su identidad siempre permanece en lo incógnito.
Con esto y más, en el resto de los días de la Semana Santa o Mayor, bien valdría tomarla en cuanta para ser propuesta ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como Patrimonio de la Humanidad.

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Hondo caminar de penitentes por dolor humano en Taxco

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