Hoy el reto del Amor es no dejar de amar en ningún momento

Dominicas de Lerma

evangelio© William Murphy

Ayer, cuando íbamos a la iglesia, nos encontramos con que la puerta se había reducido considerablemente por el papel que habían puesto para protegerla de la pintura; ahora nos tenemos que agachar o que poner de lado para poder pasar por ella, y lo mismo por la que da al confesionario. Qué decirte de la puerta que hay para entrar de la huerta al noviciado... ¡un rosal se me enganchó descaradamente del hábito!

Esas son las puertas que conseguí atravesar... otras, sin embargo, se han vuelto infranqueables. Puertas tapadas con plástico que parecen estar envasadas al vacío, o con papel y gran cantidad de cinta aislante. ¡Imposible pasar por ellas!

¿Qué pasaba ayer con las puertas? ¿Qué me quería decir el Señor?

Esas puertas me hablan del corazón. ¿Cómo está el tuyo? ¿Cómo están sus puertas hacia los demás, hacia Cristo? ¿Reducidas considerablemente para que a penas entren de lado los más cercanos o los que se ganan tu confianza? ¿Con un rosal alrededor a modo de muralla defensiva, por la que, si alguien entra, se encuentra con algún pincho que engancha? ¿Tapadas para que no pasen, para que no caiga una gota de dolor, de sufrimiento, o una gota que te pueda volver a hacer daño? ¿Ya cerrada por completo, sin rendijas, envasada al vacío?

Las circunstancias por las que has pasado, tus vivencias con la gente, con tu familia e, incluso, respecto a la fe, hacen que nuestras puertas vayan reduciéndose, defendiendo y protegiendo nuestro interior.

A Cristo no le importa, sólo necesita que le abras una rendija, que le dejes entrar, y no le importa tener que agacharse, ponerse de lado, engancharse... sólo necesita que le des una oportunidad para entrar en tu vida. Con Él todos los papeles se irán cayendo, la cinta aislante se despegará y el rosal se recolocará.

Deja que Cristo, que sus sentimientos, su amor, entren en el día que vas a vivir, para que, desde su corazón, puedas mirar a las personas con las que te cruces desde la esperanza, desde la confianza. Con Cristo nunca se cierra la puerta... se abre cada vez más, pues Él siempre sale por ti.

Hoy el reto del Amor es no dejar de amar en ningún momento.

VIVE DE CRISTO