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Abril 11, 2014 11:36 hrs.

Gregorio Almazán Hernández › diarioalmomento.com

Política ›


En COPARMEX Ciudad de México, consideramos que el crédito es oxígeno para las empresas y para el desarrollo económico de nuestro país. Acceder a él, es vital para dinamizar el mercado interno y poder así, acelerar la competitividad de México a través del crecimiento, el desarrollo y el fortalecimiento de las empresas.
Con las condiciones que presenta nuestro país, las instituciones que otorgan créditos productivos, representan un salvavidas que está ayudando a construir un México más próspero para todos, pues, hablando específicamente de las SOFOMES y de otras instituciones financieras no bancarias, están realizando una labor de impacto a la justicia económica y social, brindando oportunidades en donde nadie quiere hacerlo y ayudando así a disminuir la desigualdad entre nuestras diferentes regiones.

Es por ello, que propiciar inclusión financiera, es en muchos sentidos, un tema estratégico que debe incluirse en toda política pública que busque combatir seriamente la pobreza, la desigualdad y detonar crecimiento económico para los más desfavorecidos.

Si bien, el acceso al crédito no es un derecho como tal, la exclusión del sistema financiero puede dañar con dureza la posibilidad de los mexicanos a ejercer otros derechos humanos relacionados con la calidad de vida, como el empleo, la alimentación, la salud o la vivienda.

De acuerdo con el Consejo Nacional Para Prevención de la Discriminación (CONAPRED)1 cuando en una sociedad sólo unos cuantos pueden obtener financiamiento, se está en presencia de prácticas excluyentes. Señalan, pues que en México, 8 de cada 10 mexicanas o mexicanos no son atendidos por el sistema financiero convencional.

En otras cifras, según el Banco Mundial2, sólo el 32 por ciento de las empresas en las principales ciudades en México tienen crédito de alguna institución financiera, mientras que en Chile este porcentaje es de 80 por ciento y en Brasil es del 65 por ciento.



No requerimos de estudios muy profundos para darnos cuenta que el acceso al crédito determina en muchos sentidos la capacidad operativa de las empresas, sobre todo las micro, pequeñas y las de nueva creación, para desarrollarse de manera sana y poder crear más empleos que ayuden a disminuir la pobreza y la desigualdad.

Las SOFOMEs y otros intermediarios financieros no bancarios han ayudado de manera sorprendente a dinamizar el muy pobre acceso al crédito en México y hoy es momento de reconocerles ese esfuerzo y la apuesta que han hecho por nuestro país.

Aún a contracorriente, soportando cierre de cuentas bancarias sin mediar explicación, estigmatización de otros sectores y sobrerregulación, las sociedades e intermediarios financieros que hoy nos acompañan siguen apoyando a la población más vulnerable, desprotegida y la que tiene el menor acceso a servicios bancarios y financieros.
Y es que México no tiene de otra si es que realmente queremos que nuestro país se ubique entre las principales economías del mundo: tenemos que orquestar las políticas públicas necesarias que permitan hacer que fluya el crédito a todos los sectores productivos.

La reforma financiera que ha sido aprobada en meses recientes y que espera definiciones en su legislación secundaria, debe considerar nuevas y mejores opciones de fondeo y mayores capacidades de otorgar garantías por parte de la banca de desarrollo.

Los legisladores no deben olvidar, que el sentido primero de la reforma financiera es propiciar que las empresas pequeñas y medianas, tengan acceso a servicios financieros formales, otorgados por instituciones fuertes y solventes. Para ello, exhortamos al Congreso de la Unión a crear las condiciones, fortalecer a las instituciones y aprobar leyes secundarias derivadas de la reforma financiera que garanticen un ambiente económico propicio para que la población que está al margen de los sistemas financieros se incorpore de manera efectiva y eficiente.

Desde la COPARMEX Ciudad de México consideramos que las condiciones están dadas para generar este marco propicio que ayude a impulsar el crédito para detonar desarrollo económico. Creemos que es momento también de hacer la parte que nos toca desde las empresas, tanto de las financieras e intermediarios que ofrecen sus servicios y opciones crediticias, como desde las empresas que buscan apoyos financieros concretos.

Es decir, las empresas que no lo están, deben dar pasos contundentes hacia la formalidad, las que quieren constituirse de manera formal deben avanzar hacia la consolidación de proyectos y planes de negocios bien estructurados, y las ya consolidadas deben ir hacia un conocimiento más preciso y eficaz de las opciones de negocio que les dan, por ejemplo la implementación de oportunidades de clústers que ofrecerá la reciente reforma energética, por mencionar alguna.

Del lado de los intermediarios financieros se requiere avanzar hacia una solidez gremial e institucional, que les permita ampliar su capacidad de acceso a sectores a los cuales sólo ellos han podido llegar, fortaleciendo su capacidad de gestión pública con la autoridad para hacerles saber que son un sector que quiere seguir haciendo las cosas bien, pero al mismo tiempo haciendo énfasis en que la sobrerregulación impide la innovación y participación de nuevos actores financieros que mucho bien podrían estar generando en diversos sectores de la económica nacional.

México, sus empresarios y emprendedores necesitamos que el sector financiero siga cumpliendo con su misión económica y social de ofrecer créditos productivos para elevar la competitividad de nuestro país y de nuestra Ciudad de Capital.

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Inclusión financiera necesaria para combatir la pobreza y la desigualdad

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