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Mayo 20, 2015 17:34 hrs.

Mario Andrés Campa Landeros › diarioalmomento.com

Cultura ›


Poesía e Historia.
Dos libros presentes. Sueños realizados. Invitación compartida. "De la Gota Surgió el Torrente" de Mario Andrés Campa Landeros y "El Viejo Reloj de oro" de Efrén Romero Acuña. Dos voces escuchadas en el silencio monacal del Auditorio del Claustro Parroquial de Xochimilco. Festival Cultural San Bernardino de Siena 2015.
Una presentación del hombre, el poeta y periodista Campa Landeros. Trayectoria de 45 años de labor ininterrumpida. Jefe de Redacción de los tres más grandes periódicos de México: Novedades, El Universal y Excélsior. Escritor, compositor y cantante.
“Mario es uno de los dos poetas vivos más grandes de México. El otro es el chiapaneco, Roberto López Moreno”, asegura Afrén Romero Acuña, organizador del evento.
Campa Landeros inicia su presentación leyendo el poema “Los olvidados”. Por coincidencia, es sobre los niños abandonados en el mundo, un video exhibido por Efrén, minutos antes de iniciar la presentación de las dos obras anunciadas. La gente queda muy sensible por lo que había visto. La voz del poeta invade el recinto:
¡Los olvidados!
Sombras... manchas o destellos./ Seres sin rostros./ Niños o dioses./ Pasos sin huella./ Tatuajes de dolor/ marcados en el pecho./ Cuerpos heridos./ calles de lejanos tiempos.
Un vivir/ por vivir, sin sentir./ Un morir sin sentir el morir.
Ojos sin brillo, sin anhelos,/ cubiertos de oropel ficticio/ o de miseria que los muerde, los consume.
¡Qué más da!/ ¡Son los olvidados!/ Aquellos de los ojos de tristeza/ mirando a través del sufrimientos.
Mundos opuestos/ opuestas manos suplicantes./ Gritos ahogados confundidos en silencio.
La calle, un destino/meta cruzada tantas veces;/ Vencedores golpeadores de la vida;/ morada tibia de la fría banqueta. / Cobija de papel.. colcha negra de la luna quieta,/ calor del alba.../ tripas que gruñen y despiertan.
Hay un pecado: haber nacido./ Respirar sin vida,/ alma quebrada;/ una voz sin ser oída.
Vuelvo al encuentro de los mal nacidos./ Ofendidos, despreciados, peregrinos...
La pintora, escritora y poetiza, Araceli Ordóñez Cordero escribe, refiriendose a Mario Campa:
“Sensibilidad que al paso de los años no ha menguado. Como luna llena resplandece en sus labios; en esa abertura que como flor primaveral se entreabre regalándonos su aroma… Letras que cavan en lo profundo del alma, que adormecen, enternecen y gritan los sinsabores de un adolescente que nos muestra su perspectiva del mundo, y que hoy está llena de esos ayeres atemporales”.
Carmpa explica haber escrito en su juventud el siguiente poema. Fue mi grito de rebeldía por el amor a mi tierra. A mi gran Tenochtitlan, a mis antepasados, los hombres águilas y los hombres tigres. Un grito de dolor por la destrucción que los españoles hicieron... Va el poema:
A la virgen
La más pura y celestial criatura/ Nació de aquel vaivén de amor y lujuria./ ¡ Cuándo nació?/ ¿Dónde?/ ¿En una cama?/ ¡Tal vez nación en el suelo!/ Nunca lo supe./ Jamás la quise./ Me la impusieron a la Guadalupe/ Y una cosa impuesta por la fuerza;/ En la Conquista de mi América./ No la quiero./ La adoré./ No lo niego./ Pero al ver que sus ojos no miraban/ Que su boca no se abría;/ Como se abre la tumba/ Cuando caen los muertos./ Lloré/ Lloré de ver que no veía,/ No hablaba/ No oía./ Pero ¡Tenía oídos!/ Boca,/ Ojos./ ¡No comprendo!/ Sería que la inocencia de mi infancia/ Me hacía ver/ Demonios/ Vírgenes/ Dioses/ Que moran en el cielos -según dicen-/ Allá… muy lejos/ Tan lejos que mis ojos no los miran./ Hay que cambiar la historia de Indoamérica./ Quemar la leña que de España nos trajeron./ Tirar altares para edificar escuelas./ Y retornar a su casa/ A aquella virgen…/ Que ha de estar triste,/ Por esta lejos de España.
Lee además su poema “Del tiempo al tiempo”:
Se fue a tiempo/ Con el tiempo a tiempo./ Sin saber cómo con el tiempo/ Miraba con amor al tiempo.../ Recapacitando todo el tiempo.
Se dio su tiempo/ De vivir el propio tiempo/ Y nunca fue el dueño de su tiempo,/ Tal vez por eso se acabó en el tiempo/ Sin pensar que jamás regresa el tiempo.
Se bebió su tiempo./ Y se dio cuenta con el tiempo/ Que jamás se recupera el tiempo;/ escuchando inúltimente al tiempo/ de manecillas marcadas por el tiempo.
Dios, medidor del tiempo./ Un buen día le gritó con tiempo/ que el propio tiempo acabó su tiempo./ ¡Ay, hijo mío, en este triste tiempo!/ ¡Se acabó tu tiempo!/
Siguióeron: “La voz”, “Vae e soli!, “Homo Homini Lupus”, “Mi Tierra”, “Unos mueren... otros ríen”, “Mis Anhelos”, “Vamos al cielo”, Quiero estar solo” y “Mi sombra”.
Y viene el turno de Efrén Romero Acuña. Su momento. Ese espacio para su libro “El viejo reloj de oro”.
Araceli Ordoñez Cordero improvisa. Presenta al escritor y poeta de Xochimilco:
“Este lugar fue muy diferente: hoy se siembran casas donde la tierra daba alimentos… El poeta habla...
“Llegue a Xochimilco ya entrada la madrugada me recibieron ladridos de perros y el alboroto de unos zanates tratando de escapar de una lechuza. Sobre los árboles del jardín central de mi Xochimilco lucía espléndido su palacio municipal, alumbrada por luces recién instaladas, que se surtían de la electricidad de la planta. (Edificio construido por los Ingleses con maquinaría del mismo país). Esa noche fue de infierno, mi pensamiento saltaba de la radiante mirada de Fernanda, a la horrible mirada del muerto.
Y aborda el tema de la obra de Efrén Romero Acuña. “El viejo relo de oro”. Es una historia novelada, adentrándonos a un parpadeo de Xochimilco, unas letras que nos llevan palmo a palmo a un lugar paradisiaco que hoy está a punto de perderse, dónde los esfuerzos no son suficientes; sin embargo son uno solo a favor de ese pulmón del Distrito Federal, donde cada gota es un torrente... Como la poesía presentada por el maestro Mario Andrés Campa Landeros.
Ha sido una noche de historia y de poesía.

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Inolvidable tarde llena de sentimiento, poesía e Historia

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