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Abril 15, 2019 17:38 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Más allá de la carta solicitada al rey de España para que ofreciera disculpas a nombre de los abusos de los conquistadores en tierras indias está es el reflejo de una imagen que prevalece a lo largo de cinco siglos.


El debate acerca de la necesidad de una disculpa para fortalecer las relaciones entre España y México, es, en este momento, irrelevante. Los medios tratan de hacer de una anécdota una crisis entre dos países, desde luego que hay mucho de fantasía y de resentimiento en los impulsores de un supuesto distanciamiento.


Lo cierto es que los conquistadores españoles no hubieran hecho de la saña un método de terror sin la ayuda de los enemigos del imperio azteca, quienes prefirieron pelear al lado del invasor que de sus tradicionales enemigos. No diferenciaron entre lo cercano y lo lejano, entre lo propio y lo ajeno, simplemente se ponderaba una victoria esperada ante los aztecas y los españoles tuvieron en los tlaxcaltecas a un grupo aguerrido, vengativo que como carne de cañón sirvió con la bandera del rencor por delante.


Luego de 500 años, algunos grupos todavía no distinguen lo propio de lo ajeno y prefieren acusar al gobierno de México de que su presidente quiere reelegirse ante organismo como la OEA, o bien Jorge Ramos, que prefiere abrir puentes a favor de la penetración cultural y luego ser designado maestro de periodismo por Ricardo Alemán, —quien con la preparatoria trunca ve en cualquier payaso un maestro—, Jorge Ramos, un gringo disfrazado de mexicano que intenta construir puentes de comunicación en deterioro de la imagen del gobierno mexicano. ¿Qué tan mexicanos pueden ser aquellos que por decisión propia no bien en el país, hundidos en el protagonismo hasta extraviar la conciencia de la realidad y perder el miedo al ridículo?

Mexicanos son todos quienes lo quieran ser, pero hay uno que siéndolo lo desairan, o lo atacan.

Ahí está el líder nacional del PAN que en cada una de sus declaraciones oficiales siguiendo la tradición de dependencia de países como Estados Unidos en sus decisiones y propuestas, prefiere denunciar ante los estadounidenses, lo que considera errores de la presente administración, antes de preocuparse por hacer contrapeso político y social que es su prioridad.


La conquista salvaje y despiadada contra los indígenas traspasó el tiempo de la conquista y también imperó durante la Colonia. Periodo de 300 años en el cual se trató de resarcir el poderío de España, que desde aquella llegada de Cortés a América estaba en decadencia.


La Colonia tienen como motor el trabajo y el pensamiento de mestizos y criollos que se identificaban más con la Corona española que con los indígenas, sin ellos la Conquista no pudo aplastar pensamiento y religión de los mexicanos.


Así como sucede durante 300 años, actualmente son los conservadores, resentidos por la derrota electoral y nostálgicos de los privilegios que el imperio de la mentira les proporcionaba, ahora se demuestra al gobierno desde tribunas que intentan ser tribunales en busca del deterioro político de la actual administración, parecieran no ser mexicanos, no es necesario que lo sean, a la historia del país no les hace falta panistas desarraigados ni locutores con consigna de país extranjero.


Saben que ellos pueden ser el motor de la derrota electoral o política del actual gobierno, sólo que en la Conquista eran 900 españoles contra 50 mil mexicanos. Aquí los panistas y otros que ven en el extranjero la recuperación de lo mal habido, son una minoría que tiende a dividirse y desaparecer.


A eso no puede llamársele malinchismo sino traición.

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La conquista de los conquistados

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