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Diciembre 12, 2013 19:32 hrs.

Jorge Herrera Valenzuela › diarioalmomento.com

Política ›


El rechazo a la Reforma Energética se dio desde aquel día en que el Presidente Enrique Peña Nieto hizo el anuncio en Lóndres, Inglaterra, cuando aún no se conocía ni el borrador de la iniciativa presidencial. Mal asesoramiento de su director de comunicación social o decisión precipitada, pero el caso es que horas después de esparcirse la información, las llamadas “izquierdas mexicanas” salieron a la calle para gritar que “el petróleo es nuestro” e instaron a defender ese patrimonio nacional.

Primero escuchamos o leímos que Andrés Manuel López Obrador y su Movimiento de Regeneración Nacional harían hasta lo imposible para impedir que la reforma constitucional, encaminada a la modernización, reestructuración y apertura de la industria petrolera, fuera aprobada por senadores y diputados. El PRD adelantó que en ambos casos sus representantes votarían en contra y las huestes del tabasqueño decidieron bloquear los accesos al Senado y al Palacio de San Lázaro. Después fue el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, a quien ya le pesan sus casi 80 de edad, el que unió su voz para convocar a una consulta popular a nivel nacional. El hijo del presidente expropiador hizo declaraciones un tanto comedidas para quedar bien con todos.

Sin lugar a dudas en ambos casos se trata de hacer presencia política, incitando a la gente para manifestarse en contra de la reforma, sin informar amplia y detalladamente en que términos estaba redactada la iniciativa del Presidente Peña Nieto. Tampoco el Gobierno Federal ha tenido la atención de hacerlo, a efecto de que la ciudadanía esté debidamente informada y pueda tener una opinión fundada, luego de escuchar los pros y los contras. Esta falla ya la señaló Diego Fernández de Cevallos Ramos, al escribir que el gobierno está “llevando a cabo una publicidad nada profesional que posiblemente viene aumentando la desconfianza de sectores sociales”.

López Obrador (a quien deseamos su pronta y total recuperación) desde siempre ha mantenido una lucha en contra de la forma en que se maneja administrativa y empresarialmente Petróleos Mexicanos. Recuérdese que al salir de la presidencia del PRI en Tabasco, una de sus primeras acciones fue invadir los campos petroleros en esa entidad. Hoy está tramitando que su Movimiento se convierta en partido político, por lo cual toma como bandera enfrentarse a las reformas que promueve el gobierno peñista.

Cuauhtémoc pretendió entrar a la lucha por la presidencia del PRD, hizo un guiño y seguramente se percató de que no llegaría como candidato único, abrió las puertas para otros y después guardó silencio unas horas para más tarde reanudar su campaña colectora de firmas. Posteriormente lo vimos en la caminata que organizaron los perredistas en torno a la Columna de la Independencia. La presencia de Cuauhtémoc como la de Andrés Manuel es importante porque, aunque a muchos no les simpatice la pareja dispareja, son representativos de la oposición política.

Todo va bien en ese aspecto, pero lo que es denigrante es la actitud populista de los senadores y de los diputados del Partido de la Revolución Democrática. El interrumpir la sesión senatorial, colocar las grandes mantas y estar lanzando gritos contra la reforma, contra el Presidente Peña Nieto y contra los partidos políticos que dieron su aprobación. Nadie podrá decir que se le limita en sus derechos de pensamiento, de expresión y de acción, pero deberían de guardar compostura. La disidencia, la oposición, la inconformidad, se hace en la tribuna con argumentos sólidos, jurídicos, contundentes.

Ni qué decir de los diputados, hombres y mujeres, que volvieron a sus andadas como cuando el 1 de diciembre de 2006 cerraron el Salón de Plenos de la Cámara de Diputados. El espectáculo que vimos en las pantallas de televisión, es vergonzante. La pregunta es muy simple: ¿esos perredistas sabrán cuál es la función de un diputado federal? Porque siguen engañando a la gente y enarbolando banderas demagógicas. Tomar las instalaciones, atropellando a los reporteros, fotógrafos y camarógrafos, es una muestra de la incivilidad de esas personas.

El Gobierno Federal no escapa a las responsabilidades que se derivan de los hechos, porque está demostrado que el Secretario de Gobernación no tiene capacidad conciliatoria, no puede dar soluciones políticas a problemas de esta naturaleza, no tiene el don del negociador y mucho menos sabe cómo integrar un e quipo de operadores. Si las instrucciones que recibe de su jefe, el Presidente de México, ya es tiempo de que Miguel Ángel Osorio Chong corrigiera el proceder y evitar lo ocurrido y el cumplimiento de las amenazas lanzadas por el presidente del PRD, en el sentido de que impugnará jurídicamente las reforma constitucional, bajo el argumento de que se cometieron violaciones en el procedimiento porque no hubo tiempo para leer los dictámenes de las comisiones y se redactaron “a obscuritas”

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿Por qué el Presidente de la República no concilió políticamente sus iniciativas y porqué su partido, el PRI, permanece casi en silencio y no actúa como promotor del programa reformador?

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La energética y los legisladores

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