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Mayo 26, 2019 16:34 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Nadie mejor que Ernesto Ruffo para conocer el padrón del PAN. Hace tres años fue el encargado de actualizar su padrón, que ya en 2016 no era muy alentador. El esquema selectivo y elitista de afiliación arrojó resultados que pocos panistas aceptaron, pero reconocieron.


A partir de ese momento el PAN tuvo la opción de convertirse en un verdadero partido político, de puertas abiertas a los ciudadanos. Aún las elecciones para la Presidencia de la República estaban lejanas y no había candidato para concursar por esa posición; sin embargo, la cerrazón de muchos panistas, con más pasado que futuro y más conservadurismo que conciencia de la realidad, decidió seguir igual que siempre.


Su esquema para hacer méritos y lograr la militancia, como si se tratara de una carrera universitaria, debió quedar atrás, a menos que se quisiera entrenar en el intento para convertirse en un fascista químicamente puro. Así lo escogieron los entonces jerarcas del partido y así siguieron y, al parecer seguirán.


A pesar de convertirse en la segunda fuerza electoral del país la influencia social está muy lejos de existir, y no sólo en cuanto a su militancia sino en su presencia en las cámaras y en los pocos espacios que le quedan en las gubernaturas y las presidencias municipales. No es que Morena arrase, es que el pasado les contaminó el presente.


Ahora, luego de soltar una encuesta totalmente fantasiosa sobre la intención del voto en Baja California, donde su candidato inexplicable y sorpresivamente va ganado por cinco punto, el PAN, considera que su militancia es fuerte y su partido competitivo.


El primer gobernador de oposición que hubo en el país (1989), Ernesto Ruffo, aseguró que sólo una alianza de último minuto entre PAN y PRD puede dar el triunfo en Baja California sobre Morena.


Ruffo, quien sabe que su partido perderá lo que él logró históricamente, reconoció que existe un desgaste natural de los gobiernos blanquiazules, lo que más ha dañado al partido es la falta de procesos democráticos y las luchas internas por el poder, no aludió al liderazgo panista que no sólo está nulificado sino que se convierte en un estorbo a la hora de competir por puestos de elección popular.


Ruffo, además, se dijo convencido que el PRI será el gran perdedor en la jornada del próximo 2 de junio, al grado que podría perder su registro estatal en Baja California. El PAN se sabe no sólo segunda fuerza sino única oposición. De no surgir partidos con mentalidad realmente actualizada, la política del país podría quedar en manos de Morena por muchos años, y además, sin contrapeso, lo cual daña gravemente a la democracia.


Sin embargo, hay todavía quienes adjudican a Morena y sus líderes el potencial que conservar luego de la elecciones de hace casi un año, que en los casos más pesimistas consideran arriba del 60 por ciento de popularidad, pero no es por prepotencia o autoritarismo sino por la debilidad de una oposición que en lugar de fortalecerse prefiere seguir criticando sin ton ni son el gobierno. Sin argumentos sólidos ni pruebas.


Otro de los factores que hacen frágiles las críticas radica en que ahora critican lo mismo que anteriormente permitían. Ahora piden cuenta a los seis meses cuando en seis años nunca lo hicieron con otros gobiernos.


Es como si un moribundo prefiriera salir al ring a boxear mientras que su salud se deteriora cada día más. La derrota no es una sorpresa. El PAN deberá resignarse a perder Baja California, pero deberá fortalecerse en lo interior si quiere sobrevivir, con más mentiras no podrá lograrlo.

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La ironía del PAN

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