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Septiembre 13, 2018 10:10 hrs.

Pablo González › diarioalmomento.com

Política ›


• A prueba la voluntad política del gobierno para atacar estos problemas en los planteles educativos
• La marcha interuniversitaria parte del Museo de Antropología al Zócalo.

Igual que aquel viernes 13 de septiembre de 1968, universitarios de hoy apuestan a la razón; toman la calle y reproducen imágenes propias de ’La Silenciosa’. Esa hermosa marcha que hace 50 años unificó a 600 mil personas. El Zócalo capitalino era la meta; el Museo de Antropología, su punto de partida y la regla tomada en asamblea del Consejo Nacional de Huelga: avanzar en ’absoluto silencio’.
¡El Silencio es más fuerte…! cita Abel Quezada en un cartón alusivo a la marcha publicado un día después por el Excélsior de Don Julio Sherer García, en su página editorial y que hoy forma parte de la iconografía del Movimiento Estudiantil salida de los talleres de la Academia de San Carlos -- convertida en esos momentos en el centro productor de propaganda--, y mostrada en todo su esplendor durante la marcha efectuada sin gritos, sin discursos, sin arengas políticas.
El silencio era impresionante, según describen las crónicas del momento. Sólo el ruido de tacones cortaba la tranquilidad de las 17:30 horas sobre Paseo de la Reforma. Mantas, pancartas y consignas escritas con tintas de colores o blanco y negro matiz la multitudinaria caminata.
Un bagaje de simpatías y puntos de vista afines de obreros, campesinos, amas de casa, profesionistas, intelectuales, artistas y representantes de otros sectores de la sociedad acompañaba al nutrido contingente estudiantil para ver nacer a ’La Madre de Todas las Marchas’.
Ocurrió así en plenas efervescencia estudiantil, estimulada por un gobierno dictatorial, despótico y, en consecuencia, indiferente a las protestas juveniles agudizadas no sólo en la capital, sino en otras partes del país.
Un pliego petitorio de 6 puntos y la consecuente demanda de diálogo público ponían en aprietos al régimen Diazordacista, mientras que, convocado por el Consejo Nacional de Huelga, el grueso de la masa estudiantil y de otros sectores, presionaban para obtener respuesta satisfactoria al citado documento que incluía:
La derogación de los artículos 145 y 145 Bis del Código Penal, desaparición del cuerpo de granaderos, libertad a los presos políticos, castigo a los responsables de acciones represivas y respeto a los planteles educativos y por supuesto, diálogo público para resolver el conflicto que mantenía paralizadas a escuelas e institutos de nivel superior, entre otros.
Días antes, al cabalístico ’martes 13’ de aquel de por si convulsivo mes de septiembre de 1968, se registró el primer mitin multitudinario: 25 mil estudiantes se concentraron en la Plaza de las Tres Culturas.
Habrían transcurrido ya casi dos meses de la riña en las inmediaciones de la Ciudadela. El ambiente ríspido marchaba a pasos acelerados, lo cual estimuló la protesta de tal suerte que alumnos de la UNAM, IPN, Chapingo, normalistas, profesores, intelectuales, artistas, trabajadores y público en general tomaron la calle. Protagonizaron una primera marcha multitudinaria que desafió la indiferencia gubernamental inducida por Luis Echeverría Álvarez, desde la Secretaría de Gobernación… Serían las 4, 5 o 6 de la tarde cuando 160 mil manifestantes marcharon en absoluto orden del casco de Santo Tomás con rumbo al Zócalo capitalino.
Como respuesta lógica sobrevino el endurecimiento de medidas asumidas por el gobierno federal frente a las manifestaciones juveniles. Se daba paso así a una ola represiva y por supuesto al creciente descontento del estudiantado capitalino y de otras partes del país, donde más instituciones educativas y de la sociedad civil se sumaban en apoyo del movimiento estudiantil.
Fueron días de gran desasosiego, a grado tal que el movimiento se había convertido en una auténtica lucha perfilada al restablecimiento de los derechos políticos y sociales.
En la actualidad las cosas son diferentes pero la protesta estudiantil, centrada particularmente en la expulsión de los grupos porriles va en aumento a grado tal que para la tarde de éste tarde 13 de septiembre se espera una marcha interuniversitaria, de las dimensiones de aquella misma fecha de 1968.
Sería una Réplica de ’La Silenciosa’, o dicho en otros términos, de ’La Madre de Todas las Marchas’ en que los universitarios de hoy, no menos politizados que los de hace 50 año, pondrán a prueba la voluntad política del gobierno federal frente a la validez de un pliego petitorio de 9 puntos cuya demanda medular es atacar la inseguridad y el acoso sexual en los planteles de educación media y superior.

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La silenciosa marcha

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