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Junio 13, 2019 02:24 hrs.

Samuel Schmidt › Emmanuel Ameth Noticias

Justicia ›


Era genial el programa cubano de la Tremenda corte, dónde constantemente era llevado un pícaro (tres patines) que hacía de las suyas jugando con el lenguaje. En una ocasión se llevó un pescado porque según el le dijeron que era un róbalo. Los personajes cotidianos incluían a una mujer y un español que normalmente eran víctimas. El juez era recto y nunca caía en la trampa de las palabras y de las tretas de Tres patines.

A partir de los cubanos veo a las cortes mexicanas y encuentro una versión menos divertida. En los niveles bajos, el Sr. Juez con frecuencia resulta ser corrupto, venal y estar al servicio de los criminales. En los niveles más altos también.

El presidente de la Tremenda Corte, perdón de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), reconoce que el crimen penetró al sistema judicial, cosa que Vox Populi sabía y que menos mal ahora aceptan públicamente. Tal vez el presidente de la corte no se enteró de que un ministro se vendió en un caso de violación de menores, pero es juez y no necesariamente tiene que saber historia. Hay policías que se quejan porque detienen criminales que son soltados por los jueces, tampoco es que el presidente tenga que enterarse de lo que sucede en el país, para eso vive en una burbuja aislado del mundanal ruido.

En un país dónde al parecer ya nada sorprende, terminó de hacerlo la carta que la Tremenda Corte publicó para explicar porque no fueron solidarios con el presidente asistiendo al mitin de Tijuana. Los ministros pueden ir a bodas y fiestones de abogados que manejan casos ante la Corte, pero se abstienen de ir a un mitin porque posiblemente en el futuro el gobierno presente algún caso ante ellos. ¿En serio?

El mitin de Tijuana era una muestra de unidad nacional ante el embate proveniente del presidente de Estados Unidos. La derecha se abstuvo de ir porque para ellos la única vía posible es el fracaso presidencial y si la agresión de Trump funciona debilitando al presidente cuanto mejor, no importa que el machucón afecte los intereses nacionales.

Los ministros de la Tremenda Corte nos recuerdan que el poder ejecutivo es el encargado de formular la política nacional, lo hacen con el senado, por esa razón ellos no fueron, siguiendo esa lógica, no deben salir del país; y ni los diputados ni los gobernadores tienen que estar mostrando solidaridad.

Esta pataleta de los ministros puede leerse desde dos eventos sustanciales:

La demanda social de que dejen de pagarse salarios de Pasha y ganen menos que el presidente (así es la ley que ellos antes que nada y que nadie deben respetar), aunque como dijeron ganando menos son susceptibles de venderse –a confesión de parte, relevo de pruebas-.

La investigación reciente a miembros del poder judicial que no pueden explicar sus ingresos. El último caso es el del Ministro Medina Mora, que reportan desde Inglaterra y Estados Unidos hizo depósitos millonarios en esos países.

El ministro dijo que la información era falsa y al día siguiente de su dicho le mostraron por escrito el detalle de sus transferencias. Entonces guardó silencio, igual que hizo la Corte.

Aquí hay por lo menos tres temas:

1. El Ministro debe explicar el origen de esos fondos, porque aunque hubiera transferido todos los millones que gana, no le alcanza para los montos que transfirió.

2. El salario de 600,000 pesos mensuales deben garantizar una ocupación extraordinaria en asuntos de la corte y no deben distraerse en negocios personales de ninguna índole. De otra manera la nación financia su ocupación en otras cosas. Y si dicen que la ley no lo especifica, la ética si, aunque para ellos la moral es un árbol de mora y la ética es una clase que seguramente reprobaron.

3. ¿Por qué transfirió el dinero fuera del país? Esperaríamos que por lo menos fueran corruptos nacionalistas y depositen en pesos en lugar de hacerlo en libras esterlinas.

La Tremenda Corte debería suspender al ministro para investigarlo, una denuncia pública de ese tipo tiene una importancia fundamental para la integridad del poder judicial, además que vulnera al ministro que puede ser materia de chantaje ante la basura que debe tener en su vida privada.

El blindaje de los altos funcionarios de todos los poderes es materia de seguridad nacional, deben estar a salvo de influencias externas; un ministro corrupto, con dinero transferido fuera del país, es posible sujeto de presiones contrarias a la calidad de su trabajo.

No ir a Tijuana los excluyó de un esfuerzo de unidad nacional y solidaridad con la nación, pero también los mostró del lado perverso en que se han colocado, en el espacio de la impunidad y la corrupción.

http://www.colloqui.org/colloqui/2019/6/11/la-tremenda-corte

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