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Diciembre 08, 2014 16:32 hrs.

José Cárdenas/almomento.mx › todotexcoco.com

Periodismo ›


Setenta días después de la noche negra de Iguala se confirmó la identidad de Alexander Mora Venancio, uno de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. El ADN de un fragmento óseo hallado en el basurero de Cocula finalmente reveló una parte de la temida verdad.

El titular de la PGR respaldó el dato funesto de los forenses austriacos, comunicado al padre de la víctima.

De paso, Jesús Murillo Karam aprovechó para afirmar que la investigación marcha en la ruta correcta, luego de reiterar detalles difundidos con anterioridad: la consignación de 80 probables responsables de los hechos y la aprehensión de cinco —entre otros 16— directamente involucrados, tres de los cuales declararon —hace un mes— haber incinerado los cuerpos desmembrados de los estudiantes; aún falta localizar a 16 agentes municipales y estatales prófugos… todo para justificar al gobierno federal ante la indignación, la tristeza y la furia de los deudos de las víctimas de Ayotzinapa… ¿y ante la sospecha de que la PGR está ocultando la verdad verdadera detrás de la tragedia?

Con la identificación de los restos de Mora Venancio apenas se abre el camino para explicar lo peor del horror.

La línea de investigación a partir de un entendimiento criminal entre el matrimonio Abarca-Pineda y Los Guerreros Unidos no resulta suficiente para explicar por qué al estudiante Julio César Mondragón le arrancaron la piel del rostro y le sacaron los ojos.

Los 42, más Mora Venancio, más Julio César, más el sacerdote ugandés John Ssenyondo —misionero comboniano del Corazón de Jesús—, más Aldo Gutiérrez Solano, también normalista —en coma a partir de la noche negra— son estadística de un sólo dígito en relación a las cientos de muertes vinculadas al narco cultivo de la amapola negra guerrerense, de donde se ralla la goma de opio, base de la heroína y la morfina más potentes del planeta.

Revelar los nexos entre narcos, caciques, terratenientes, paramilitares y políticos en Guerrero no sería descubrir el hilo negro, pero sí permitiría asomarnos a la dimensión desconocida de la tragedia.

¿La PGR nos informará también esa parte oculta en el fondo?

Mientras, en el muro de Facebook de la normal rural “Raúl Isidro Burgos” aparece la fotografía de Alexander Mora Venancio con un llamado rotundo: “Te invito que redobles tu lucha. Que mi muerte no sea en vano. Toma la mejor decisión pero no me olvides.

Rectifica si es posible pero no perdones”.

Encontrar con vida al resto los normalistas desaparecidos se vislumbra como un reclamo imposible de cumplir. Tampoco cesarán las movilizaciones y los reclamos; el discurso del agravio arreciará hasta donde sea necesario, advierte con coraje Felipe de la Cruz —vocero de padres, familiares y estudiantes agraviados—. Se lee una amenaza velada de boicot a las acciones de la federación para rescatar a Guerrero. Quienes apuestan a disolver la protesta por el desgaste del tiempo, seguramente se equivocan.

“La historia de Ayotzinapa siempre se ha escrito con sangre” es frase lapidaria para reiterar la determinación de quienes dudan del gobierno federal, demandan cárcel para el exgobernador Ángel Aguirre Rivero, acusan al Ejército de complicidad, y denuncian un crimen de Estado.

En lo inmediato vienen días complicados… y más calamidades.

EL MONJE LOCO. ¿Que Jesús Rodríguez Almeida, alumno favorito de Miguel Ángel Mancera fue expulsado del GDF, no por represor sino por sobrado?

Twitter: @JoseCardenas1
www.josecardenas.com.mx

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La dimensión desconocida

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