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Noviembre 20, 2018 07:40 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Las consultas ciudadanas tienen el gran mérito de no limitar la participación de la sociedad a las urnas del INE cada tres años.


La participación individual es el principio de la organización social, ésta no necesariamente tendría que ser proclive a gobierno o a cierto partido.


La organización social tiene sus muy particulares objetivos que van más allá de cualquier gobierno, cualquier partido político. Incluso más allá de cualquier líder o mandatario.


El actual desconocimiento de los que por mucho tiempo se manejó en lo oscurito por los funcionarios públicos panistas y priístas ahora es y debe ser información pública, tener secretos a la población muestra el principio de ocultamiento de la realidad, incluso la posibilidad de un acto de corrupción. Esta apertura donde hasta los análisis clínicos del presidente electo salen a la luz pública deben ser materia de información.


Los mexicanos nos habíamos acostumbrados a ver en primera plana de los diarios gente del espectáculo y deportistas que en nada cambian nuestra realidad y que nada tienen que ver sus vidas con las nuestras. Ahora deberemos ver más allá de los distractores para conocer mejor nuestra realidad.


Las consultas ciudadanas son redes que podrían terminar por unirse más allá de las propias redes sociales que se limitan a las que pueden leerse en el celular y se quedan estáticas en la sonrisa de quien las lee. Las redes sociales que surgen de la participación en las consultas son reales. Es un entretejido social complejo, tal plural como real.


Los grupos sociales, a diferencia de los partidos políticos tienen la virtud de depurarse a sí mismos, de crecer o extenderse según las necesidades de sus miembros y no, como sucede en los partidos, de acuerdo a las inquietudes e intereses de sus líderes.


Descalificar las consultas no sólo muestra una sistemática negación a todo lo nuevo sino una reticencia a la participación de la ciudadanía que debe tener, por fin una válvula de escape donde haga sentir su voluntad y ésta no se limite a escoger personajes sino también a diseñar sus proyectos y a dirigir sus decisiones. A compartir beneficios con más personas que antes. Si no lo hace el gobierno debemos presionar para que lo haga desde esas redes sociales reales.


Los ciudadanos organizados, fuera pueden proponer candidatos dentro y fuera de lo partidos. Pero el inicio de esta conformación social que en un principio pareciera estar alrededor de una idea o de un personaje adoptará una definición propia inevitablemente y podrían tomar la forma, incluso, de un contrapeso político y social que tanta falta hace en este momento.


Los enemigos de las consultas sociales rechazan este medio en nombre de la modernidad y el desarrollo, cuando en realidad sólo reafirman su conservadurismo y su temor a lo nuevo. Porque modernidad es lo bueno y reciente y no sólo lo reciente si no se ha probado su utilidad. El desarrollo no es el bienestar de una minoría sino el exterminio de los abismos sociales tan profundos y la equidad de derechos.


Pero muestran nostalgia en nombre del futuro y quieren hacer del desarrollo una posición económica benéfica a quienes siempre han aprovechado la desigualdad para hacerla más grande.


La participación en las consultas es un ejercicio al que deben acostumbrarse todo, incluso quienes están en contra de ellas. Si participan o no es su decisión, pero lo cierto es que esta aparente novedad tendrá que convertirse en tradición.

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Las consultas de todos

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