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Enero 31, 2019 18:29 hrs.

Armando Fuentes aguirre › guerrerohabla.com

Periodismo ›


Las noches en el Potrero de Ábrego son ahora frías como mirada de mujer que alguna vez te amó y ya no te ama.

Tanto frío hace que los fantasmas de la casa no se aparecen. Si acaso verás uno en la cocina tiritando junto al fogón donde arden todavía las brasas de la leña.

Por sobre los aullidos del coyote se escucha el ulular del viento que baja de los picos de Las Ánimas. Las maderas de las ventanas crujen pero no dejan que entre el cierzo. Mañana el barril en el que recogemos el agua de la lluvia amanecerá con una capa de hielo. Hasta que llegue la primavera las muchachas podrán ver en el agua del barril el rostro del hombre que las desposará.

He apagado ya la vela a cuya luz leía un libro de piedad que perteneció a doña Trinidad Valdés, esposa del general Ignacio de la Peña, dueño que fue de las extensas tierras de esta hacienda. El libro tiene una inscripción: ’Fiesta de la Santísima Trinidad. Año de 1886. Laus Deo’.

Me arrebujo en las cobijas de lana y lana traídas del Saltillo, y digo una oración por las almas de los que penan en el otro mundo, y dos por las almas de los que en éste penan.

¡Hasta mañana!...

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Las noches en el Potrero

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