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Agosto 20, 2018 19:19 hrs.
Armando Fuentes Aguirre › guerrerohabla.com
Periodismo ›
Reina el silencio en el recinto. Apenas si se escucha el leve paso de la anciana que camina hacia el altar. Y sin embargo el peregrino cree oír sonoros gritos de batalla; galope de caballos; entrechocar de espadas… Como entre nubes ve pasar al Cid Campeador, que combate por un rey que lo combate; que lucha por una patria que todavía no existe, pero también por una fe que existe ya.
Ahí, entre los muros del majestuoso templo, el viajero siente la eternidad de España. En el camino de Santiago la sentirá también, y luego en la montaña astur donde empezó la Reconquista, y después en el Prado de Madrid, mirando el aire que pintó Velázquez.
Ahora el viajero está en su país, que es hijo de la España madre, y siente en lo más hondo de su ser esa raíz hispánica, igual que siente la raigambre indígena. De esa maternidad y esa paternidad se enorgullece por igual.
¡Hasta mañana!...
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