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Diciembre 22, 2018 21:04 hrs.

Noé Mondragón Norato › guerrerohabla.com

Periodismo ›


Una patrulla con insignias de la Policía Preventiva Municipal los rebasó cuando caminaban por una amplia banqueta. Estaban muy cerca de la playa Tlacopanocha, en plena costera Miguel Alemán de Acapulco. Iban a jugar futbol a la cancha de la CROM. El calor ya había cesado un poco en aquella tarde del 5 de diciembre de 2018. Los tres jóvenes se mostraron sorprendidos cuando observaron que el automotor se detenía metros adelante. De él descendieron tres policías. Con pasos rápidos se dirigieron a ellos, justo en el momento en que intentaban cruzar la avenida. Los detuvieron e interrogaron. No se supo el contenido de la conversación. Pero por los movimientos de los brazos y manos, se entendió que la discusión se tornó acalorada. Progresivamente se salía de control.

En los momentos más tensos de aquella plática, una llamada entró de pronto, al celular de Jonathan Romero Gil, uno de los tres jóvenes detenidos momentáneamente por aquellos presuntos policías. Era su mamá Socorro Gil Guzmán. Alertada por una amiga suya, le había informado que su hijo estaba siendo revisado por unos policías municipales. El tono de la voz rayó en la exasperación conjugada con la incertidumbre.

-’¿Dónde estás? ¿Qué pasa? ¿Por qué te detuvieron?’-

Inquirió preocupada aquella mujer desde el otro lado de la línea telefónica. Jonathan respondió titubeante y hasta con cierto aire de nerviosismo.

-’Te devuelvo la llamada más tarde’-, alcanzó a decirle.

Nunca más se comunicaría con ella. A empellones, los policías subieron a los tres jóvenes a la patrulla y arrancaron. La

camioneta se perdió entre el bullicio de los pocos turistas y transeúntes que caminaban por la Costera. Era el inicio de una tragedia cuyo final todavía no se devela.

El cuerpo de Carlos Ignacio Rojas apareció tendido boca arriba en una calle del fraccionamiento Hornos. Tenía un disparo en la sien derecha. Su muerte fue instantánea. De Jonathan y el otro del que se desconocen sus datos, todos ’levantados’ por aquellos policías preventivos, no se sabe nada hasta la fecha. Oficialmente, están desaparecidos.

ESCÁNDALO QUEMANTE.- La alharaca mediática se desató a raíz de dicho incidente. Terminó chamuscando no solo a la alcaldesa morenista de Acapulco, Adela Román Ocampo, sino al propio gobernador Héctor Astudillo Flores. Hay puntos concretos de este nefasto episodio: 1.- La alcaldesa Adela Román, asumió en su descargo, que tenía el reporte de que una patrulla había desapareció del corralón, ’pero no en el periodo de mi administración. La percepción de la sociedad acapulqueña era de que la Policía estaba infiltrada por la delincuencia’, acusó. El punto que perturba es insoslayable: si tuvo ese reporte desde el momento en que recibió todo lo entregado por la anterior administración municipal. ¿Por qué se esperó a denunciarlo hasta cuando ocurrió la desaparición de los tres jóvenes? ¿No es acaso una forma de volverse cómplice de las irregularidades? 2.- Por su parte, el gobernador Héctor Astudillo se defendió con el mismo discurso de siempre. Reiterado hasta el cansancio. ’Yo hablé con el fiscal y he hablado en varias ocasiones sobre este tema. Buscar la manera de cómo conseguir elementos pues también para orientar la investigación. Estamos muy interesados en que pudiéramos encontrar una ruta de qué sucedió con los jóvenes’. 3.- Derivado de lo anterior, cuatro agentes y una mujer policía declararon en el Ministerio Público de Playa Manzanillo el pasado 17 de diciembre. Pero la Fiscalía General del Estado (FGE) no arroja ningún resultado. En el puerto

de Acapulco la violencia se ha recrudecido en medio del lloriqueo constante de la alcaldesa por la falta de dinero. Y de un gobernador desatendido de la violencia e inseguridad. Porque su prioridad es pelear con uñas y dientes, la asignación de mayor presupuesto para Guerrero por parte de la federación lopezobradorista. Pero como los maderos de San Juan, pide pan y no le dan.

HOJEADAS DE PÁGINAS…El alcalde de Chilpancingo, el perredista Antonio Gaspar Beltrán, emuló al expresidente Enrique Peña Nieto. Por aquello de contar mal. En su cuenta de Facebook publicó: ’a la administración municipal de Chilpancingo le faltan 20 millones de pesos al mes para poder cumplir con los compromisos laborales que implica poder pagar el pago (sic) de la nómina; recibimos 17 millones y necesitamos 32 millones para poder pagar la nómina…por lo que nos crea un faltante de 15 millones al mes’. ¿Por fin? ¿Faltan 20 o 15 millones?

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Los tres desaparecidos

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