Los jilqueros que hicieron campaña

En la historia de la política mexicana hay una etapa en que los jóvenes dotados con facultades oratorias, iniciaron su carrera en las campañas electorales de los candidatos presidenciales. Fueron los tiempos de cierto romanticismo al iniciarse los gobiernos civiles en nuestro país, después cuatro décadas en que los militares estuvieron posesionados del despacho de Palacio Nacional y fueron diez los divisionarios que en el siglo XX lo ocuparon.
Pues bien, esa etapa abarcó, principalmente, de 1945 a 1952. Empezaban los días de la gloria del Partido Revolucionario Institucional, en enero de 1946. Antes ese instituto se denominó Partido Nacional Revolucionario y el antecedente inmediato al PRI, fue el Partido de la Revolución Mexicana; en los finales de los años veinte el diario El Universal promovió la oratoria y surgieron Alejandro Gómez Arias, Arturo García Formenti, Luciano Kubli, Adolfo López Mateos y José Muñoz Cota, entre otros; Muñoz Cota fue orador en la campaña del general Lázaro Cárdenas y después maestro de la nueva generación de oradores.
Cuando el veracruzano Miguel Alemán Valdés fue postulado a la Presidencia de México, por el Partido de la Revolución Mexicana, se registraron tres hechos importantes en la política: el PRM es transformado en PRI, desapareciendo el sector militar; Alemán es el primer presidente civil en los períodos sexenales y, en tercer lugar, el surgimiento de un grupo de jóvenes universitarios, veinteañeros, con aspiraciones políticas. Formarían parte de un grupo que sería bautizado como ’Los Jilgueros’. La misión de cada joven, estudiantes todos de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, UNAM, hablar en nombre del candidato, de la personalidad del mismo y del programa que ejecutaría como gobernante.
Así es como aparecen en la escena el jalisciense Flavio Romero de Velasco, el sinaloense Joaquín Noris Saldaña, el guanajuatense Rafael Corrales Ayala Espinoza, el defeño Hugo Cervantes del Río, el tamaulipeco Manuel Jiménez San Pedro y el nayarita Clemente Carrillo Carrillo, entre otros. Incorporados al equipo del candidato Alemán Valdés, cada uno participará en los mítines tanto en las ciudades capitales como en aquellos poblados considerados, por la dirigencia del partido como importantes. Esta generación de políticos tuvo un experimentado guía, un inflexible maestro y un extraodinario amigo: el poblano Rodolfo Sánchez Taboada, uno de los dos militares que duraron un sexenio en la dirigencia priista, de 1946 a 1952 y el hidalguense Alfonso Corona del Rosal, de 1958 a 1964, después de él todos han sido civiles.
La remembranza histórica se funda en que el pasado sábado, 2 de julio, en Guadalajara, falleció Romero de Velasco, a la edad de 90 años y de 1977 a 1983 fue gobernador de Jalisco. Sus amigos y compañeros Hugo Cervantes del Río y Corrales Ayala, también ya muertos, gobernaron en el Territorio de Baja California Sur y en Guanajuato, respectivamente. Noris Saldaña y Jiménez San Pedro brillaron como legisladores y desempeñaron diversos cargos en la administración pública, además de catedráticos universitarios.
En la campaña de don Adolfo Ruiz Cortines, sucesor de Miguel Alemán, continuaron su labor ’Los Jilgueros’. Más adelante hubo un joven que intervino, como orador político, en muchos eventos priistas: Porfirio Muñoz Ledo y en la campaña del licenciado Gustavo Díaz Ordaz tuvieron relevante acción los jóvenes Miguel Osorio Marbán y Tulio Hernández Gómez, quien llegó a gobernador de Tlaxcala. Uno de los últimos ’jilgueros’ es el veracruzano Fidel Herrera Beltrán, quien debutó como orador en la campaña presidencial de Luis Echeverría. Fidel sigue en la política, como personaje muy controvertido y el Presidente Peña Nieto lo convirtió en diplomático, lo nombró Cónsul General en Barcelona, España.
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