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Julio 26, 2016 20:03 hrs.
José Antonio Aspiros Villagómez › diarioalmomento.com
Biografías ›
Celebro tus muchas lecturas; creo que en parte debes darle algún mérito al che mosco, cuyo piquete te las ha permitido en abundancia.
Y celebro tambor... perdón, también, que el libro del colega Campa te haya servido para entender -gracias al análisis que mencionas- por qué, tú y muchos que te acompañamos, no formamos parte de ese Partenón.
Si resulta difícil ser reconocido como "maestro", imagínate serlo como "verdadero maestro". En mi caso, me apena y compromete que en muchos lugares y diversas personas, incluso colegas, me digan "maestro" -aunque lo he sido en la academia y el gremio- y, como ocurre con el amigo Carlos Ravelo, hasta "filólogo" me hace, cuando no he dejado de ser sino un simple y lerdo aprendiz del idioma -aplicado a los géneros periodísticos- que hace muchos corajes cuando se topa -con bastante frecuencia- con textos -profesionales, se supone- que parecen de primaria.
También, han pasado por mis manos y ojos, publicaciones periódicas y libros que no se entienden porque ignoraron por completo la corrección de estilo, la revisión ortotipográfica y el cuidado de edición, de lo cual tengo una leve experiencia y conocimientos empíricos suficientes para defenderme, pero lamentablemente quienes requieren de esos apoyos, no todos están necesariamente dispuestos a pagar. No se trata de poner o quitar comas; es muchísimo más que sólo las reglas ortográficas.
Según mis observaciones, en eso del idioma hasta a los "verdaderos" y los grandes les falla (aunque hay muchos autores muy correctos), y me gustaría escribir un ensayo sobre el idioma y sus reglas como la principal herramienta del periodista y como un deber ético, con todo y las nuevas tecnologías; tengo mucho material de mis charlas, clases, ponencias, experiencias laborales, artículos y lecturas, pero me faltan tiempo, proyecto, compromiso y motivación.
En cuanto al libro de Mario y tu párrafo final, debo reiterar mi observación de que al primer verdadero maestro que presenta, lo hace más que nada como empresario, pero no de "la prensa escrita, la radio y la televisión", sino de una agencia informativa, que a todos, por lo visto, se les olvida que existen.
Además, tengo que defender a la gente de las mesas de redacción, entre ellos también muchos grandes, y también indiscutibles periodistas aunque lo les toque salir a la calle. Si bien con ello provoco desacuerdos, no dejaré de insistir en que, reportear, no lo es todo. El trabajo es de equipo, aunque la "estrella" firme las notas.
Y como los clásicos: tan tán, aunque el tema no se agota.
Abrazos.
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