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Septiembre 04, 2019 11:57 hrs.

Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Entretenimiento ›



Hace más de medio siglo. Mejor la historia que política. Pero insistimos: No te arrepientas.
La historiadora doña Norma Vázquez Alanís nos platica y nosotros, con humildad, compartimos, con copia a la SEP, para que allá también se sepa.
Ojalá.
La destrucción del Templo Mayor a manos de los propios mexicas, obligados por los españoles hace 500 años, fue parte de la otra conquista, la ideológico-religiosa que llevaron a cabo los frailes a través de la evangelización, es decir, la imposición de la religión católica.
El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma dijo lo anterior en la conferencia ‘La destrucción del Templo Mayor’, con la que participó en el ciclo ‘En torno a la Conquista’ organizado por el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM) de la Fundación Carlos Slim.
Era natural, explicó el especialista, que quisieran acabar con el Templo Mayor de Tenochtitlan, donde había toda una concepción del universo en estos pueblos prehispánicos que se expresaba a través de las ofrendas a sus dioses; además era el lugar por donde simbólicamente se podía subir a los niveles celestes o bajar al inframundo, y de él partían los cuatro rumbos del universo, de manera que ese edificio tenía una enorme carga de sacralidad.
De acuerdo con sus fundamentos ideológico-religiosos, los españoles consideraban que aquello era obra del demonio y había que derribarlo, de manera que debía ser arrasada esa masa arquitectónica que, cuando los conquistadores llegaron, tenía alrededor de 45 metros de alto y 82 metros por lado.
En Tenochtitlan había un espacio sagrado que era el gran recinto, el centro ceremonial, es decir, el lugar de habitación de los dioses y en este sitio estaba el Templo Mayor. En total existían 78 edificios sagrados, según relata fray Bernardino de Sahagún, pero el principal era el Templo Mayor donde se veneraba a dos deidades importantísimas: Tlaloc, el dios de la producción agrícola, y Huitzilopochtli, el dios solar y de la guerra, comentó Matos Moctezuma, quien es maestro en Ciencias Antropológicas con especialidad en Arqueología, por la Escuela Nacional de Antropología e Historia del INAH y por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los españoles primero tenían que consolidar la conquista militar para que luego viniera la ideológica, señaló el conferenciante, de suerte que después del triunfo por las armas en Tlatelolco, último reducto de la resistencia mexica, y la captura de Cuauhtémoc, todo el aparato ideológico reflejado en la Iglesia tenía que cumplir su misión de evangelizar, y uno de los aspectos importantes de esa tarea era obviamente desterrar por completo el pensamiento ancestral del mundo indígena, a fin de introducir el de los cristianos. ’¿Cuál fue el resultado?, pues la destrucción de los templos a manos de los mismos indígenas conquistados’, apuntó Matos Moctezuma.
Aun cuando todo esto fue motivado por la necesidad de imponer un nuevo pensamiento, una nueva religión, los indígenas siguieron adorando a sus antiguos dioses junto a las imágenes cristianas; era una forma de resistencia hacia el nuevo orden peninsular, dijo el arqueólogo, quien tiene dos doctorados Honoris Causa, uno de la University of Colorado y otro de la UNAM.
Y se logró devastar el Templo Mayor a tal grado, agregó el conferencista, que a principios del siglo XX no se sabía con exactitud dónde había estado, porque la séptima etapa fue arrasada totalmente. Fue en 1913 cuando el antropólogo Manuel Gamio encontró una esquina de lo que era ese templo mexica y entonces se pudo determinar cuál era la ubicación exacta. Y a quien dedicarlo.
Nos dice doña Norma luego se los narro. Hay tiempo.
craveloygalindo@gmail.com





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