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Diciembre 22, 2018 20:24 hrs.

Carlos Ravelo Galindo, afirma: › guerrerohabla.com

Periodismo ›



El poeta Carlos Macgregor, campechano por adopción, nació en un barco anclado en Tabasco, nos invita a disfrutar el amanecer de Colima, desde una terraza de su hija Rusia.

Son poemas, a los que llamó policromías. Y escribió en 1946.

1. LAS MAÑANITAS.

’ESTAS son las mañanitas’. Se desgrana

la voz sin tono de un tenor barato,

y el gendarme de guardia, da al silbato

un sonido de seis de la mañana.

La música de cuerdas, se engalana

con canciones rancheras, por un rato,

para luego volverse garabato

de danzones al pie de la ventana.

En tanto que la banda sopla y grita,

suena el nombre de alguna rancherita…

Y en la boca de un hombre que de nada

se asusta si hay tequila y habanero,

se oyen frases que dicen ’yo te quiero’

y hay olor de limón y madrugada.

2. EL HUAPANGO.

Las COPLAS ofensivas se provocan

en los labios nerviosos de rancheros,

que en segundos, en bajos y en primeros,

cantan al son que las guitarras tocan.

Hay miradas que viéndose, dislocan

el rubor de la luz de los mecheros

de petróleo, que enciende sus luceros

como potros de sol que se desbocan.

’Y hasta el amor bebo en jarro’. Por fuera;

cuando escucha las coplas, la ranchera,

brinda al aire el doblez de su rebozo…

Y se pierde una música de ensueño,

que al son del ’pajarillo barranqueño’

gritó con las guitarras su alborozo.

3. EL SARAPE.

SARAPES de Saltillo. – Nacionales

colores vivos de algodón caliente -,

que en la franca alegría del ambiente

ponen sus hilos como pompas reales.

Sus tejidos engarzan los rituales

de una vieja inquietud, - canción demente -,

que estalla en las gargantas de mi gente

como un trueno de barro y de cristales.

Es iris de sus rayas, la alegría

que marcha paralela en la poesía

de sus varios colores y su brillo,

si a la mujer que se adoró sin tregua,

se le rapta en el lomo de una yegua

envuelta en un Sarape de Saltillo.

4. EL CIRCO.

El CIRCO nos llegó de madrugada.

Y el domingo, debuta el trapecista

con la guapa mujer contorsionista

y una pantera por la voz domada.

Los carteles del circo en algarada

de colores, se miran en la arista

de la esquina, con un equilibrista,

anunciando la próxima jornada.

Al circo iremos…Y como antes,

miraremos leopardos y elefantes,

escuchando algún chiste que no alienta

al payaso que a Bell tiene olvidado…

¡Y de nuevo pondrán en el tablado

la pantomima de la Cenicienta…!

Carlos Macgregor fue honrado por el gobierno de Campeche por su vasto repertorio poético, del cual poseemos una copia, merced a la colega periodista, escritora y también poeta, Rusia Macgregor. Su hija.

craveloygalindo@gmail.com

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