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Enero 14, 2019 17:57 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


En México los medios de información convencionales anuncian como si fuera un orgullo el hecho de que el demócrata Julián Castro, de origen mexicano, va a ser precandidato a la Presidencia de Estados Unidos.



México no pierde ni gana nada con este tipo de nominaciones, ni puede provocar orgullo alguno que un mexicano pueda gobernar un país diferente al nuestro, finalmente seguirá los lineamientos que sus intereses partidistas le dicten.



Es como cuando los medios exigen sentirse orgulloso de que un boxeador mexicano sea campeón del mundo en alguna de las divisiones que hay para ese deporte. O un futbolista que meta goles o se quede en la banca de equipos extranjeros es noticia forzada e innecesaria en nuestro país. No ganamos nada.



No es ese tipo de mexicanos el que debe hacer sentirnos orgullosos sino los que luchan por el país dentro de su territorio.



A veces con mexicanos en el extranjero perdemos más que ganamos, como es el caso de que sea un mexicanos quien presida un organismo como la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que encabeza José Ángel Gurría Treviño, salinista y priísta de hueso colorado, entra a la administración pública para no salirse jamás, al encabezar el Banco de Comercio Exterior en 1992, y posteriormente su amigo Carlos Salinas lo manda a dirigir Nafinsa.



No nos puede hacer sentir orgullosos el hecho de que un personaje como José Ángel Gurría encabece una organización internacional porque de esa relación el país no ha obtenido nada bueno, al contrario.



Ahora se convierte en un soldado más de la guerra sucia contra el nuevo gobierno. No esconde la cruz de su parroquia al manejarse toda la vida a la sombra de su gran amigo y protector.



Ahora Gurría Treviño considera ahora que hay un problema con las acciones de justicia contra el robo de combustible y que este proceso hará que ’salga más caro el caldo que las albóndigas’. Afirma el genio de las finanzas de Salinas que ’si el desabasto es la solución, quiere decir que tiene que ser temporal, porque el desabasto no puede durar’, porque tiene un impacto enorme, muy complicado y que se multiplica muchas veces, porque por ejemplo, si las flotas de camiones no pueden salir a distribuir, bueno pues hay un problema de abasto, no solo de gasolina, sino de comida o de productos’.



Es decir, que para Gurría estábamos mejor permitiendo el robo de combustible, que es sinónimo de las albóndigas, y lo más caro que es el caldo son las consecuencias de la persecución y castigo de los culpables.



Flaco favor hace a México un personaje que se mueve en las esferas internacionales a su país, al seguir imponiendo el miedo como forma de hacer política, tal y como sucedía en tiempos del chupacabras el minotauro del salinato y las revoluciones indígenas contratadas el terror de una guerra civil inexistente.



El miedo como forma de gobierno ha quedado atrás, y las recomendaciones de Gurría no sólo son innecesarias y absurdas sino que tiene mucho de mala intención y poco de congruencia. Son supuestos que dan origen a más especulaciones sobre algo que debía estar muy claro desde el principio y la tergiversación de unos pocos terminó por enturbiar.



Si el ex secretario de Vivienda en el Gobierno de Barack Obama, confirmó su candidatura de cara a las próximas elecciones presidenciales de 2020, no nos honra ni nos avergüenza, al contrario es un motivo más para estar alerta.

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