1

6,221 vistas

Febrero 13, 2015 20:29 hrs.

Araceli Ordoñez Cordero › diarioalmomento.com

Cultura ›


* Poquiteras mesetas en el valle, sólo extensiones, aparente quietud, piso firme donde erguir la soledad…

Me detengo obligatoriamente en la estación candelaria dirección observatorio 9:15 am, la sonrisa se dibuja en mis labios, por dentro un retorcijón. Gente con cara de fastidio, gritos por doquier. El pequeño monstruo bermellón no se da abasto. Muecas que se mezclan con llantos. Unas manos se abrazan de un vientre abultado haciendo partícipe al pequeño ser que viene en camino de aquella situación que diariamente viven millones de capitalinos. Los minutos gotean, uno, dos, tres, se vuelven cuartos de hora, corren detrás de la media, media, media desmayada sale a empujones una chica que es socorrida de inmediato, las miradas son atraídas por los puños de imán de una doña que se posan en los ojos de otra que tuvo la osadía de rosar sus hermosas nalgas, dice que la estaba torteando y ella es una señora decente... Las demás tratan de mostrar su apoyo a la más débil, pero ven la clase de puños y mejor se limitan a gritar... Sonrió quizás de nervios. Imagino que en este momento la clase de pintura a donde se supone me dirijo, ha comenzado sin mí... El profesor se posa frente al modelo con la paleta expresamente compuesta de los colores primarios, en su respectivo orden de izquierda a derecha los colores fríos, cálidos negro y blanco...
Los policías corren en medio de una sinfonía de pitos que insistentes tratan de movilizar a la gente.
-Favor de auxiliar al metro que se encuentra dentro del vagón con la palanca accionada.
Y ya todas saben lo que eso significa, otra hora más, un regaño de los jefes además del estrés dentro de los bolsos de mano que se atoran cuando las chicas se meten a la fuerza.
- Vamos ayuden empujen.
-Qué caderona estás, mete las nalgas o no entrarás.
-Mete los pies anda.
-¡Haaa! le aplastan el busto, salvajes abran las puertas.

Muecas de horror de los mirones. No me asusto, una carcajada se escapa de mi boca, “que suerte que no tengo nalgas ni busto”.
El mundo no se detiene por esto; la clase continua con el modelo inmóvil y el profesor seguramente con un trazo limpio o ¿Cómo habrá comenzado hoy? Con carboncillo, o sólo manchas...

-La marcha del tren será lenta...

Las manos de las señoras se sujetan de sus largas cabelleras como castigándose ´por vivir... Comienzo a desesperarme, imagino una gama de colores en una paleta que no es la mía. Todo sigue su curso; los niños lloran para poder mamar, el mendigo estira la mano para alimentarse por igual, el sistema mama que mama…

Llego a la clase y en efecto, el retrato del profesor ya está avanzado, seguramente el mío no se parecerá por el corto tiempo que me queda… Qué importa lo mío es el agasajo del color o lo que es lo mismo. Pa lo que me gusta el bofe…

VER NOTA COMPLETA

¿Muchas nalgas?

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.