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Agosto 18, 2019 21:53 hrs.

Jesús Yáñez Orozco › diarioalmomento.com

Deportes ›


+Lamenta lo que llama «desprecio» hacia su persona por parte de Ana Guevara, titular de la Conade

+Reitera que el deporte mexicano está cogido de alfileres porque se cambia cada sexenio y se cohíbe su continuidad

Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO).- Tres veces Premio Nacional del Deporte, a los 77 años de edad, Nelson Vargas Basáñez, es un bienamado, ufano padre ’de siete’. Su tercer esposa, Hilda Huerta, y Clara Espinoza, encargada de prensa de su empresa –que consta de 18 exitosas acuáticas en todo el país, compañía fundada hace 41 años–, se desviven porque no tenga un pelo fuera de ligar. Tampoco resto alguno de café negro en los labios o morusas de galleta. Hielo encendido su canoso pelo. Fue titular de la Comisión Nacional del Deporte y Cultura Física durante el gobierno de Vicente Fox –2000-2006–.

Un puñado de reporteros lo entrevista en la improvisada sala de prensa donde realiza el 36 Congreso Internacional de sus albercas, en un hotel del sur de la ciudad de México entre olor a café y galletas, que comenzó el viernes pasado y finaliza este domingo 18 de agosto.

Un pequeño ejército de botellas de bebidas energizantes y agua natural como acuosos, mudos, soldaditos de plomo descansan sobre una mesa de centro. Parecen estar en posición de firmes, enfundados en su plástico uniforme.

Balón Cuadrado suelta la pregunta:

–¿Qué opina de que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y Ana Gabriela Guevara –titular de Conade–, se hayan ’colgado’ de las 136 medallas conseguidas en los recientes juegos Panamericanos de Lima 2019?

Vargas, quien suele autodedinirse como ’loco’, por remar contracorriente en pro del deporte nacional, parpadea un par de veces. Sus tupidas cejas canas de mueven como frágiles hojas blancas al viento. Se arrellana en el sillón blanco individual, custodiado por dos sillas, donde se sientan sus entrevistadores.

Suelta, como si tratare de convencerse a sí mismo:

— Noooo.

Interviene su jefa de prensa. Con su irremediable acento colombiano, secundada por otro reportero, enfundada en sensuales jeans negros y camisa azul, espeta:

–Perdón que lo contradiga, Profesor, pero sí. Fueron muy criticados, sobre todo, en redes sociales.

Y Clara, con tono calmo en su voz, explica que Ana Guevara, titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, quien acudió a los Juegos Panamericanos de Lima, debió reservarse de obsequiar al presidente López Obrador el muñequito Milco, logo de dicho torneo, y una medalla de oro original, durante la charla mañanera del pasado lunes, en Palacio Nacional.

Ante la aclaración de la mayoría de los presentes, Vargas Basáñez coloca, resignado, ambas manos en su nuca, los pies estirados.

Y concede:

–A los mejor, el que está mal soy yo.

Debido a la sorna que incluso desató mediante memes, AMLO salió al paso de la descalificación por su oportunismo, el pasado jueves, durante otra charla mañanera. Aclaró, aunque sin convencer, que no era con la intención de politizar triunfos ajenos.

En Palacio Nacional el Presiente entregó apoyos a los atletas (Jesús Quintanar)

No queremos colgarnos ninguna medalla porque el esfuerzo es de ustedes, sus familiares y sus entrenadores», justificó el mandatario durante el anuncio de premios económicos a los integrantes de la delegación –240 mil pesos a los 544 deportistas– que terminó en el tercer lugar por naciones del medallero, superado por Estados Unidos y Brasil.

Cantidad que poco o nada resolverá la vida de los atletas y sus familias. Bien invertido apenas servirá de enganche para un departamento de 50 metros cuadrados o adquirir un auto último modelo.

–Sin darse cuenta López Obrador, con ese anuncio, hace un reconocimiento tácito al neoliberalismo –bajo el que se formaron los medallistas— del que él siempre abjura en sus discursos, ¿es así?, interroga Balón Cuadrado

Responde, parco:

-Es un reconocimiento al esfuerzo de los atletas que nunca se había hecho en la historia del deporte nacional.

Y, en un suspiro, confiesa:

-Pero se exageró.

Interrogado si las 136 preseas alcanzadas en Lima son espejismo, porque hace 30 años, desde que se creó la Conade, a la sombra del presidente Caros Salinas de Gortari, que hace que el deporte nacional esté prendido de alfileres, responde a regañadientes:

–No es aprovechada, como es debido, toda la infraestructura que hay en el país. El deporte como el país de reconstruye o desconstruye cada seis años. Cada gobierno llega con una idea diferente. Es borrón y cuenta nueva. No hay continuidad. Yo lo viví. Fueron los peores seis años de mi vida.

Lo único rescatable, precisa, es la Olimpiada Nacional –donde participan talentos de 12 a 18 años–, creada cuando el ex pentatleta Ivar Sisniega Campbel dirigió la Conade –sexenio del Ernesto Zedillo Ponce de León, 1994-2000–.

En varias ocasiones durante las entrevistas, Vargas hace referencia a Ana Guevara. Cuando consiguió la medalla de plata en Atenas 2004 él era director de la Conade. Y tuvieron una estrecha relación institucional, incluso amistosa. Con el rostro desencajado, una y ora vez, externa que no se explica por qué desde que la ex atleta asumió el cargo en la Comisión, hace ocho meses, jamás ha respondido a sus llamadas contestado sus mensajes.

–Aprecio a Ana con el corazón. Hasta antes de llegar a la Conade se había portado muy bien conmigo. A la fecha no tengo idea por qué su desprecio a mi persona.

Aunque aclara –sin mencionarla por su nombre– que la jefa de Prensa de la Federación Mexicana de Atletismo, Claudia Ruiz, publirrelacionista de atletas y amiga íntima de Guevara ’le ha calentado la cabeza’, en su contra.

Y se pregunta:

–No sé qué Anita cambio tanto

–El poder, responde el reportero, con quien coincide otro periodista. Ana Guevara, entre múltiples cargos que ha ocupado desde que se retiró, ha sido senadora de la República y es actual diputada con licencia. Quienes conoce su trayectoria política la tildan de gris.

Porque, además, la ex velocista tomó a la Conade como trampolín para satisfacer sus ambiciones políticas. Aspira y suspira por la candidatura, en 2021, seguro por el partido Morena, fundado por AMLO, para gobernar Sonora, estado donde nació.

El empresario del deporte sólo levanta los hombros. Y, eso sí, pide vehemente al reportero, que reproduzca sus palabras sobre Guevara Espinoza, tal y como él las externó.

Quien esto escribe, antes de terminar la charla, osa otro comentario sobre la preferencia sexual de Ana Guevara, secreto a voces en el ambiente deportivo nacional, quien ha hecho de la Conade «su harem».

Nelson Vargas, casi histrión, descalifica al reportero con tres palabras, rostro contrito, tras los espejuelos de aumento que cabalgan en su nariz:

’Eres un boquiflojo’.

Aunque él también lo sabe.

Cuando termina la sesión de entrevistas, Vargas se levanta ufano. Muestra orgulloso el logo del Comité Olímpico Mexicano –que preside Carlos Padilla Becerra– en la bolsa de la camisa inmaculada blanca. El COM es otra de las instituciones del deporte nacional que se encuentra en crisis económica. Incluso, si no se obra un milagro, está a punto de cerrar su centro de entrenamiento.

Y sí, Nelson Vargas es bienamado.

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Nelson Vargas: AMLO exageró colgándose de las medallas panamericanas

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