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Enero 29, 2019 12:40 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Hay 52 organizaciones que intentan convertirse en partidos políticos, cuando en realidad no representan una alternativa real para los electores.

Los nuevos quieren parecerse a los que existen, pero no se arriesgan a proponer nuevas alternativas partidistas.

Y los pocos que contienen ideas diferentes por lo regular recurren al pasado, a los errores que la historia ha superado, a lo inoperante en nombre del deterioro de los partidos que existen.

Volver al pasado es una manera de no entenderlo. Si el pasado sólo es nostalgia sin aprendizaje se vuelve pieza de museo en el mejor de los casos. Si el pasado tiene que ver con la historia, con la solidez de un recuerdo que vaya más allá de la anécdota.

Los partidos políticos tienen la ventaja de que su actuación se sienta en varios documentos, desde las minutas legislativas hasta su acontecer en el devenir de la política nacional; sin embargo, parecería que se trata de una ciencia oculta a la que pocos tienen acceso porque hay quienes, en grupos reducidos afortunadamente, recurren al pasado ante su incapacidad de entender el presente. Eso sí, designan a la actual situación política como un retroceso, cuando en realidad son los grupos extrañamente conservadores los que tienen como puntos de referencia algunos aspectos superados de la realidad política de México.

Dentro de esas asociaciones que quieren ser partido, hay uno que quiere armar a la sociedad, intenta además regresar al libre mercado cuando esa forma de comercio lo exterminaron sus propios creadores con nacionalismos exacerbados, como el del propio Donald Trump.

Pareciera que no se dan cuenta a tiempo de lo que muere y nace frente a sus ojos. No hay necesidad de más partidos, lo que hace falta es fortalecer los que existen, aunque pareciera que los actuales pelean por su autodestrucción. Tenemos el caso del PAN, del PRI y del PRD, que quieren atraer reflectores cuestionado lo que los mexicanos eligieron como proyecto de nación, en lugar de presentar alternativas nuevas y no regresare a las que imperaron durante mucho tiempo y a las que la sociedad el dio la espalda.

Muchos de esos 52 grupos que intentan ante el INE convertirse en partidos carecen de una diferencia notoria en sus estatutos con el resto de los partidos. Insisten en fortalecer una democracia que acaba de crear raíces en sus derechos y deberes, pero la insistencia de estos grupos es también una manera en que el INE se fortalece demostrando que sus esquemas actuales son vigentes, cuando en realidad deben ser actualizados y para ello se hace urgentemente necesario una reforma electoral que cambie los modelos para escoger a los consejeros electorales, quienes no tienen otro objetivo que favorecer a los partidos que aprobaron su postulación en sus respectivos cargos.

A juzgar por sus propuestas, sus programas de acción las organizaciones que se quieren convertir en partido político sólo buscan una actividad empresarial que pueda fortalecer sus finanzas personales, actualmente hay varios de ellos y pululan como moscos alrededor de la luz que los hace vivir pero al mismo tiempo les quema las alas.

Proclives a robarse personajes de otros partidos, entre esas 52 organizaciones hay quienes utilizan el nombre de Luis Donaldo Colosio como su bandera, como si hubiera algún legado de este hombre en la historia. No le dieron tiempo de que lo realizara. Sin embargo, para los proclives a los mártires, colocan esta figura como un emblema de definición política.

Es en realidad alarmante e sustento que imprimen las organizaciones para convertirse en partidos políticos. Su escasez de argumentos para convertirse en lo que quieren no sólo acusa falta de imaginación sino de conocimiento de la historia, sensibilidad social y desconocimiento de la política.

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