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Mayo 14, 2019 19:27 hrs.

Roberto Santos › guerrerohabla.com

Periodismo ›



Resulta preocupante que en Rincón de Chautla, municipio de Chilapa de Álvarez, se están utilizando a los niños para incorporarlos a la policía comunitaria.
Infantes que apenas están en proceso de desarrollo físico y mental ya están siendo incorporados a esta fuerza armada para, según sus palabras, defender su comunidad ante el asedio de ’los Ardillos y de los Rojos’.
Quien lo está haciendo ignora las consecuencias que esta acción tendrá en el desarrollo psicosocial de los infantes o posee una gran perversión al trastocar el desarrollo de la niñez para sacrificarlos en la defensa de su comunidad.
Según la información que circula en un video, son 8 niñas y niños, de 7 a 10 años de edad, los que han incorporado a las filas de la CRAC-PF después de que fueran asesinados los dos concejales nahuas que fueron parte del equipo de la candidata a la presidencia de la República, Marichuy.
Los concejales ultimados son José Lucio Bartolo Faustino y Modesto Verales Sebastián, promotores del Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata (CIPOG-EZ), y del Congreso Nacional Indígena.
En el video se ve a los infantes usando palos como armas, realizando movimientos militares y se dicen sobrevivientes de los enfrentamientos ocurridos en enero pasado en Chautla y su participación tiene como fin detener el avance de los grupos criminales relacionados con el narcotráfico.
Señalaron que si les matan a un comunitario irán ’por diez sicarios’.
Se presentan como ’sobrevivientes de un ataque sanguinario’ y se ’mantienen en pie de lucha’ porque saben que ’los atacantes regresarán’.
Quizá no lo sepan, pero las consecuencias de que los niños sean parte de esta corporación comunitaria y eventualmente se enfrenten a los grupos criminales, pueden ser graves.
La historia no miente, y donde los niños han sido parte integrante de milicias, terminan con graves problemas de salud mental, como ansiedad y trastornos de conducta, así como psicosomáticos tales como insomnio y problemas gástricos.
Los niños de esta edad son más fáciles de manipular, de dominar ideológicamente, y más vulnerables a la violencia física.
Esta situación los enfrenta con el riesgo de muerte, incrementa la posibilidad de ser secuestrados y violentados, así como de ser víctimas de violencia sexual.
De este tipo de escenarios resulta casi imposible no salir con traumas y sus consecuencias en la salud mental de los involucrados, pero más en la niñez porque se encuentran en proceso de desarrollo físico y de las estructuras de su personalidad, de su formación cognitiva y cultural.
De seguir esa tendencia de incorporar a los niños a los grupos comunitarios, pronto tendremos menores con miedo, inseguros, con ideas distorsionadas de la realidad, con indefensión, dificultad para las relaciones interpersonales, con agresividad, con depresión, con trastorno del sueño, con baja autoestima, consumidores de drogas, etc.
Es decir, un panorama sombrío si se permite que se haga realidad esa intención de volver a los niños carne de cañón y desechables en la lucha de las comunitarias.
Una exigencia sería la de pedir que los comunitarios no repitan el patrón de las bandas criminales y dejen a los niños en paz.
Las autoridades de los tres niveles de gobierno y el mismo Congreso del estado tienen mucho que hacer en esta problemática.

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No utilizar a infantes como policías comunitarios

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