A riesgo de parecer ingenuo o cínico, expongo una reflexión sobre la manera en que los gobiernos, todos, administran el poder desde el Estado, para su permanencia y fortaleza: la delincuencia -organizada o no- se controla, ordena y somete, porque deja dinero; combatirla requiere de enorme gasto en recursos fiscales y nada resuelve.

Los hechos consignados por la historia ratifican lo anterior: la prostitución y otros muchos delitos, llegaron con el ser humano, son parte de su condición. Los Estados que mejor resolvieron el problema, lo administraron hasta reducirlo a su mínima expresión, sin derramamiento de sangre, sin violencia, sin costos fiscales, que sólo son fachadas para simular un quehacer político, o construir un proyecto distinto al nacional, cambiar de paradigma de desarrollo.

La inquietud anterior proviene de la lectura, en la sección México de El País, de hechos que confirman la necesidad de administrar, y no de combatir, la delincuencia organizada.

Afirma la nota: “El Departamento de Justicia de Illinois ha reconocido que, hace un año, suscribió un acuerdo con Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, hijo del actual líder del cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada. Se consigna en el convenio que, a cambio de su declaración de culpabilidad por delitos relacionados con narcotráfico y de su colaboración con la justicia estadounidense, El Vicentillo no se enfrentaría a un tribunal federal y podría ver reducida su condena, que ahora mismo contempla la cadena perpetua, a un mínimo de 10 años.

“Zambada Niebla, de 39 años, se declaró culpable el 3 de abril de 2013 ante el juez de Distrito Rubén Castillo, señala el comunicado del Departamento de Justicia. El Vicentillo fue detenido por el Ejército mexicano en Ciudad de México en 2009 y extraditado a EE UU 11 meses después; es uno de los hijos de El Mayo, el nuevo jefe del cártel Sinaloa, tras la captura en Mazatlán el pasado mes de febrero de Joaquín “El Chapo” Guzmán”.

Los estadounidenses, que en materia de administración de justicia se comportan con una doble moral, siempre han optado por el control que puedan ejercer sobre los delincuentes, como lo prueba el que nada suceda con los responsables del operativo Rápido y furioso, o como se ha mostrado a lo largo de la historia de su relación con la mafia, cuyo acuerdo emblemático fue el alcanzado con Lucky Luciano, para facilitar la invasión a Sicilia y los arreglos con El Vaticano.

De cualquier manera, ¡Felices Pascuas de Resurrección!