Solamente una vez…existe una voz como la de Plácido Domingo

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Julio 18, 2014 13:07 hrs.

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La voz de Plácido Domingo nos ha acompañado durante cerca de 45 años. Tal vez los más devotos fans del tenor nos puedan dar las cifras exactas de las óperas en las que ha intervenido, las orquestas internacionales por él dirigidas, el repertorio de óperas que maneja en la actualidad, a los 73 años; los directores de orquesta de fama y reconocimiento internacional que lo han dirigido y las óperas, en las que el tenor toma la batuta, por señalar los más obvios aspectos de su insuperable carrera profesional.

La voz del tenor es inconfundible, y si alguna duda existe, recuérdese su presencia en los conciertos de Los Tres Tenores y los millones de copias en discos compactos presentes en las colecciones de públicos muy alejados del mundo del canto y la ópera, mismos que, debido a ese impacto, reconocen el timbre de voz del cantante.

Nótese, subráyese, destáquese, su iniciativa creada en 1993, de un concurso internacional dedicado a promover el talento de voces jóvenes denominado Operalia.

Nuestro cantante no olvida ni soslaya la música considerada entre ligera y popular, puede interpretar desde Lennon y McCartney hasta Armando Manzanero —aparte de su natural inclinación por la zarzuela. En la primera, pone la misma atención y delicadeza. Valgan dos ejemplos ilustrativos de la capacidad de Plácido Domingo para adaptarse a distintos géneros y modos de interpretar: el primero de ellos, su participación en el papel de Don Quijote, en la comedia musical El hombre de la Mancha, misma que a los hispano hablantes les puede parecer una aberración; el segundo, la interpretación realizada a Delirio,composición del cubano César Portillo de la Luz, grabación realizada hace cerca de veinte años.

Ahora nos entrega una producción discográfica con el más sencillo de los títulos: La Voz de Plácido Domingo. Una recopilación de material previamente grabado y también un regreso a la música popular. Recuerdos y nostalgias de una época que nuestros padres y abuelos conocieron muy bien por su presencia radiofónica o en los antiguos discos de vinil a 33 revoluciones por minuto.

Es un recital de canciones populares en tres diferentes secciones. La primera con 13 canciones provenientes de diferentes países hispano parlantes: México, Cuba, Chile, Argentina y España. Un intermedio, con una versión, en inglés a Be my love, misma que hizo famoso por allá por la década de los años 50 a Mario Lanza y, la tercera parte corresponde al repertorio italiano, el material incorporado proviene del álbum Italia, Ti amo. Del cual se incluyen nueve canciones.

En su parte Latinoamericana inicia con Granada de Agustín Lara y luego dos temas de María Grever Muñequita Linda y Júrame. De Cuba, coloca Siboney de Ernesto Lecuona y Martha de Moisés Simons. De Chile, Ay, ay, ay escrita por Osmán Pérez Freire. De España, Amapola de José María Lacalle. Y por lo que hace a la música de Argentina, cuatro obras de Carlos Gardel Mi Buenos Aires querido, Volver, El día que me quieras y Cuesta abajo; seguidas de Uno compuesta por Mariano Mores y María de Ánibal Troilo. Éstas últimas estuvieron contenidas en un álbum del año de 1990 titulado Plácido Domingo canta tangos.

Todas las producciones discográficas contienen diversas capas siempre interesantes de analizar. En la capa superior está la gran figura que hace posible todo lo demás, en este caso la fama y capacidad vocal de Plácido Domingo. Después vendrían los compositores y las obras seleccionadas. En seguida los arreglos orquestales, luego la producción y mezcla de los diferentes componentes sonoros. Más adelante el diseño gráfico encaminado a llamar la atención del comprador y, más allá, las cuestiones de derechos de autor, regalías e infinidad de detalles que intervienen durante todas las etapas de creación de un producto musical.

En el caso de la presente compilación de canciones latinoamericanas e italianas puede destacarse una interesante vertiente compuesta de los siguientes elementos: el idioma, el lenguaje, la lengua, el habla y la dicción. Centrémonos en la parte del idioma español. Un sistema gramatical con sus reglas combinatorias que permite la expresión de una vastísima lengua común extendida por todo el mundo. Esa vastedad le confiere una infinidad de variantes fonéticas, así como de significados.

Por lo que respecta a este álbum, dada la perfección vocal alcanzada por el tenor, cada sílaba, cada palabra y su correspondiente significación caen con una exacta precisión vocal sin matices regionales. Podría hasta sugerirse que así como se enseña inglés con canciones populares, para enseñar español a los extranjeros se puede aplicar la misma técnica empleando la dicción clara y transparente del tenor hispano.

Pongamos como ejemplo a escuchar, y corroborar lo anterior, la selección de canciones argentinas. Todo los textos cantados son claros y diáfanos no hay posibilidad de confundirse. Cada palabra está pronunciada y cantada de manera perfecta.

Plácido Domingo aplica la misma técnica en las canciones italianas del álbum. Dos temas siempre tenidos como límite y definición de la canción italiana desde el siglo pasado Core ‘ngrato de Salvatore Cardillo y Alessandro Sisca y Mamma de Cesare Andrea Bixio y Bixio Cherubini, ambas parte del repertorio tradicional de un tenor italiano, confirman la capacidad de dicción del tenor hispano al entregar los textos de las canciones con claridad y transparencia como lo hace con sus roles operáticos escritos en italiano.

Festéjese, entonces, el verano con los recuerdos de familia que pueden venir al escucharlos en la voz del Plácido Domingo, de seguro algunos cantaran por la calle la letra de Mamma mientras se encaminan a la casa de sus padres.

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