Sin infancia

Lilia Cisneros Luján

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Julio 20, 2014 09:50 hrs.

Lilia Cisneros Luján › diarioalmomento.com

Periodismo Estados › México Ciudad de México


Defender a los niños, es un instinto primitivo tan antiguo y natural como el de cualquier especie para evitar su extinción. Sin embargo, al igual que muchos animales adultos se comen a las crías, los humanos también aprovechan la vulnerabilidad de la infancia –por aspectos de edad, poca experiencia, necesidad extrema de alimentación o aceptación etc.- para hacer de los muchachitos objeto de negocios sexuales, laborales y hasta bélicos.
Desde los inicios del siglo pasado, por la visión y compromiso de Eglantyne Jebb, fundadora de Save the Children, se empezaron a documentar los ideales de protección de los derechos básicos de los niños, que en la declaración de Ginebra de 1924, fueron apenas cinco.
Si bien en 1948 con la Declaración de los Derechos Humanos de la posguerra, se entendían incluidos los niños, no es sino hasta 1959[1] que 10 enunciados integraron la Declaración de los Derechos del Niño, aumentados a 54 en 1989 en un evento maravilloso que fue la Convención de los Derechos del Niño.
¿Por qué entonces veinticinco años después, se “descubre” en México a casi 500 menores, tratados como prisioneros de la peor calaña en un orfelinato fundado hace casi medio siglo? ¿Quienes están violentando los derechos de miles de niños que migran fundamentalmente a los Estados Unidos de América, en una de cuyas ciudades se asientan las oficinas principales de la ONU y de la UNICEF? ¿Cómo evitar que niños israelíes y palestinos, aprendan desde edad temprana el odio y la guerra?
Si bien es cierto que los estados del planeta adheridos a la Convención no están necesariamente obligados a cumplirla, también lo es que aun los no firmantes o los firmantes dilatados, han procurado legislar y proteger a sus menores de edad. En el texto de la misma Convención, se establecen puntos de seguimiento como el que además de involucrar a la UNICEF, dentro del ámbito del comisionado de los derechos humanos de la ONU, hay un Comité de los Derechos del Niño cuya función es analizar los avances con relación al cumplimiento o no de las obligaciones contraídas por las partes firmante hace 25 años en la Convención de los Derechos del Niño. A sus trabajos se agrega la supervisión de los protocolos facultativos de dicha Convención, a partir de los informes entregados por las naciones. ¿Qué ha informado México después del 2004 en esta materia? ¿Cuántos miembros tiene este comité y en cuantas ocasiones México ha sido electo –se requiere un mínimo de 95 votos- como parte? ¿Por qué no se informa de estos avances en la misma medida de ratings, que el escándalo de un orfanato, cuya fundadora entregó 50 años de su vida a dicha causa? El deterioro de esta y muchas otras OSC, ¿tiene que ver con el apoyo dirigido por el gobierno en mayor medida a las fundaciones ricas?
Si revisamos la historia, veremos como muchas iniciativas exitosas fueron desechadas por la vanidad de un nuevo gobernante incapaz de reconocer ojos en cara ajena como también podemos analizar que el apoyo coyuntural por influencia es, no solo en perjuicio de los no favorecidos, sino la tumba de la propia organización que al irse sus padrinos se quedan peor que el orfanato en cuestión.
Es una ruta complicada tramitar quejas o hacer denuncias a nivel internacional cuando en países africanos se secuestran cientos de niñas para obligarlas a creer como los secuestradores o se les casa siendo menores, -lo mismo en la India, naciones de credos musulmanes y también en Oaxaca-, se les vende como objetos sexuales o trabajadores casi esclavos. ¿Será por temor a que se exhiban sus omisiones y carencias que los gobiernos no desean enseñar a madres, padres, abuelos o instituciones dedicadas a defender a la infancia la existencia de estas opciones? ¿Sabe Usted quienes son los miembros de Latinoamérica y el Caribe en el multicitado comité de la ONU? ¿Qué papel juegan organizaciones como Child Rights International Network en este juego de violaciones y solapamientos?
Lo cierto es que para ser un adulto maduro, estable y propicio a la paz y el amor, todo niño debería ser criado con amor y comprensión en un ambiente de afecto y seguridad moral y material ¿Será que los adultos que hoy conducen el destino del planeta no tuvieron un desarrollo pleno y armonioso? ¿Cuántos de estos guerrilleros, criminales, sicarios y adictos a la guerra que reclutan niños para sus aviesos fines crecieron en naciones cuyas autoridades fueron omisas para el diseño e implementación de políticas y programas que evitaran tal resultado?
Si viéramos los derechos del niño como algo más que un conjunto de normas jurídicas internacionales que les protegen, cada responsable de su crianza evitaría considerarlos como objeto de su venganza –en el caso de discordias intra-familiares- su interés material –la mayoría de los delitos en los cuales les involucran, tienen en su esencia cuestiones pecuniarias- o su gancho de pretendida seguridad cuando la esencia emocional del adulto responsable está dañada. Solo con un autoanálisis serio cada individuo responsable de algún chamaquito puede entender que bajo ninguna circunstancia persona alguna puede vulnerar o desconocer estas prerrogativas inalienables e irrenunciables de seres que tiene por naturaleza derecho a jugar, a ser parte de una familia, a educarse y sobre todo a desarrollarse con base en valores y culturas de las que son parte.
[1] Articulo 2º. El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado de todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente, en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño.

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