“La de El Chapo fue una captura pactada”

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Julio 24, 2014 11:09 hrs.

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La señal más evidente de que existió un pacto para la entrega de Guzmán Loera es que ni en México ni Washington le han quitado un solo dólar: Reveles

La captura de Joaquín El Chapo Guzmán, ocurrida el 22 de febrero de 2014, no está relacionada con el combate a la delincuencia organizada o el narcotráfico, sino con asuntos políticos y económicos que están ligados directamente con las reformas energéticas y de telecomunicaciones, que fueron aprobadas recientemente.

Esta es la hipótesis del libro El Chapo. Entrega y traición (Debolsillo), del periodista José Reveles (Ciudad de México, 1944), quien asegura que la detención del “capo más peligroso del mundo” tuvo el objetivo de “afianzar en el poder” a Enrique Peña Nieto y mostrarlo en el exterior como el salvador de México.

“La idea es mostrar a México como un país que puede hablarse de tú a tú con las grandes economías del mundo. Eso facilitaba el camino a las reformas energética y de telecomunicaciones, que de hecho se aprobaron fast track”, detalla Reveles.

Aclara que en la detención nada tuvieron que ver las autoridades mexicanas, quienes confirmaron el acontecimiento horas después de que lo hicieran las estadounidenses. Resultó falso el trabajo de inteligencia anunciado en tele y prensa que se realizaba en nuestro país.

“El tema es político, económico, de inversión y relaciones comerciales, de supeditación estructural, de afianzamiento del Partido Revolucionario Institucional en el gobierno, de posicionamiento global del país”, escribe Reveles, quien está convencido que el asunto es mucho más diplomático que policial o militar. “El gobierno de Washington estaba más interesado en inhabilitar al capo que el propio gobierno mexicano”, señala.

Ante este escenario, el autor de El cártel incómodo no tiene dudas: “La de El Chapo fue una captura pactada”. Prueba de esto, explica Reveles en entrevista con Al Momento, es el trato preferencial que le han dado a Guzmán Loera, a su familia, y -lo más importante- el respeto absoluto de su fortuna, que la revista Forbes calculó en más de mil millones de dólares y de la cual nada se sabe hasta ahora.

“A El Chapo lo trataron de manera muy favorecedora, muy light. Se supone que es el capo más violento y más difícil de capturar del mundo y resulta que tiene todos los privilegios posibles en La Palma. No lo raparon, no lo segregaron, no lo metieron a celdas oscuras durante seis meses, no lo desnudaron, no le impidieron las visitas conyugales.

El Chapo y Mireles

“No es que yo quiera que lo traten mal ni que violen sus derechos, pero siendo la costumbre en los penales de alta seguridad, a El Chapo no se lo hicieron. Hay un trato preferencial. Después detienen a Mireles y a él sí lo rapan, sí lo humillan, y le niegan sus medicamentos.

“Con esto quiero decir que hay elementos para decir que a El Chapo lo han tratado con ciertos privilegios, con cierto cuidado, porque él tuvo que haberse entregado con ciertas condiciones que tienen que ver con que su familia esté tranquila, que no la molesten. De hecho dejaron libre a su joven mujer con la que lo capturaron”.

EL DINERO, INTACTO

Aquí una pregunta: ¿Cómo es que el narcotraficante puede conservar su fortuna y hacer uso del dinero cuando disponga? La respuesta viene casi en automático: “Porque no hay un afán persecutorio contra él, excepto la captura”. Todo es un montaje.

“La señal más evidente de que existió un pacto para la entrega de Guzmán Loera es que ni en México ni Washington le han quitado un solo dólar, no le han incautado ni un sólo rancho, no le han clausurado sus cuentas bancarias. Si fuera el caso, los gobiernos ya lo hubieran presumido. Pero no ha habido nada. En cualquier otro caso hubiesen ya incautado y no lo han hecho”.

No sólo eso. Para Reveles —tal y como lo apunta en su libro— “no asoma la voluntad política para hallar esa riqueza, más allá de la utilización política y mediática de la recaptura del más famoso capo de las drogas que sólo ha servido para apuntalar las reformas nada soberanas, y sí muy entreguistas, de Enrique Peña Nieto, a quien la propaganda elevó hasta un poco creíble sitio entre los reformadores del mundo globalizado”.

“¿PODEMOS LIQUIDARLO AHORITA?”

Varias hipótesis son las que se han manejado para explicar la inesperada captura de El Chapo en Mazatlán, Sinaloa. Desde la geolocalización a través de chips implantados debajo de la piel —más pequeños que un grano de arroz— que bien pudieron colocar a su esposa Emma Coronel Aispuro o a sus mellizas María Joaquina y Emmal y Guadalupe Guzmán Coronel; la colaboración delatora del Ismael Mayo Zambada y su hijo Jesús Vicente Zambada, el Vicentillo; o la abierta traición dentro de las filas de Guzmán Loera.

Sobre el Vicentillo recuerda el autor: “Firmó un papel en el que aceptaba colaborar con la DEA y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, y acepta también que le incauten mil 373 millones de dólares, ¡más dinero que la que dicen que tiene El Chapo! Es decir, cómo el Vicentillo tiene más dinero que El Chapo. Fácil: porque en realidad El Chapo es dueño de una riqueza mayor.

“En el acuerdo que el Vicentillo firmó con la corte del Distrito de Illinois –que ningún medio mexicano consignó- se habló de que no pasará más de 10 años en la cárcel, por lo tanto va a salir antes de los 50 años. Finalmente no va a ver proceso, no va a ver juicio, todo se arregló en lo oscurito”.

Además de esta muy probable traición, recuerda Reveles que siete años antes de su captura, El Chapo ya estaba plenamente identificado por Fred Burton, el vicepresidente norteamericano de inteligencia y experto en cárteles mexicanos de la droga. “Le pidió permiso a Obama para matarlo: ‘Sabemos dónde está; lo podemos liquidar ahorita’, le dijo a Barack Obama, pero éste no lo permitió”.

Gracias a documentos revelados por Wikileaks, se sabe que entre 2007 y 2011 había una fuerte interacción entre México y la inteligencia de Estados Unidos. Una de esas filtraciones, dada a conocer por el sitio web de periodismo de investigación WhoWhatWhy afirma:

“Estados Unidos tuvo la oportunidad de asesinar al Chapo, pero la Casa Blanca se negó a proceder. El primero de los mensajes de Burton se dio a conocer el dos de noviembre de 2007: ‘Si la DEA puede específicamente localizar al jefe de Sinaloa, El Chapo, éste será asesinado’, escribió Burton”. Dos años después, en febrero de 2010, Burton escribió en un correo electrónico que la DEA “tuvo una oportunidad para ejecutar a El Chapo”, pero que la Casa Blanca “no permitió que tal misión se llevara a cabo”.

La verdad, explica el periodista, es que existe “un sometimiento a la voluntad soberana del país. México ha sido muy laxo para perseguir a los capos. Y cuando los captura, ¡no les hace nada, sólo los captura! La operación del cártel de Sinaloa sigue exactamente igual con la captura de El Chapo, con la captura del Vicentillo y con la supuesta desaparición de Juan José Esparragoza.

¿No crees que haya muerto Juan José Esparragoza?

No, no lo creo…

También los narcos se mueren…

Sí, por supuesto que también se mueren. El problema es que se muere de manera pacífica, por enfermedad. Lo creman inmediatamente. Todo eso me suena muy fantasioso. El propio medio que lo da a conocer, Río Doce, dice: “Fuentes cercanas a José Esparragoza”. ¿Cómo puedes tener fuentes cercanas?”. Yo no tengo por qué dudar de Javier Valdez (director de Río Doce), lo que quiero decir es que los mismos que se autodesaparecen, pueden dar sus propias versiones y decir: “Tú di que me morí así”.

En esta nube de supuestos y conjeturas, Reveles vaticina que, en menos de un año, las autoridades mexicanas extraditarán a El Chapo a Estados Unidos, tal y como habría sido acordado. Y en ese contexto, abunda, Esparragoza también pudo haber negociado y haber dicho: ‘Yo también me retiro pero a mí no me capturen. Mejor me desaparezco y no hay problema’”.

“En México todo es posible”, reconoce Reveles, quien recuerda que las suposiciones son legítimas en un terreno donde no hay certezas. No hay explicaciones por parte del gobierno federal y las que dan no son creíbles, no encajan en una realidad. Lo peor es que el periodismo tampoco ha hecho su trabajo.

Al final con qué nos quedamos. Tal vez con lo que dice nuestro entrevistado al principio de su libro: “Hay en México muchos muertos que siguen vivos, hasta que no pruebe lo contrario el gobierno que los asesinó”.

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